Caos en las cuarentenas de los afganos evacuados a España: unos encerrados y otros sin restricciones

Después de semanas recluidos en Kabul, ahora no pueden salir de sus habitaciones a pesar de estar vacunados y con test negativos. “Necesitamos pasear y sentir libertad”

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Hasir, uno de los repatriados afganos. Foto realizada por él junto a los militares españoles

Hasib Tareen y Abdul Basir viajaron en el mismo vuelo a España. Ambos afganos fueron repatriados junto a sus familias por militares españoles el pasado viernes, minutos antes de que se registraran los dos atentados en el aeropuerto de Kabul. Al llegar a la base de Rota a cada uno le asignaron un establecimiento provisional en Madrid. Hasib, hospedado en un hotel, ha podido pasar todo el fin de semana dando paseos. Abdul, alojado en un centro de refugiados, está desesperado porque todavía no ha podido pisar la calle.

“Ahora mismo estoy en una habitación encerrado, no puedo salir; dicen que por protocolos de Covid, pero hay otras personas que no tienen ninguna restricción”, explica por teléfono Abdul desde el Centro de Atención a los Refugiados del barrio de Vallecas, en Madrid. En su misma situación se encuentra su hermana que tiene una bebé de menos de un año y los suegros de esta, que están en sillas de ruedas.

Cada cual duerme en habitaciones diferentes, disponen de baño propio y servicio de desayuno, comida y cena. Sin embargo, no tienen aire acondicionado, ni ventiladores. Y la única luz del exterior les llega a través de una pequeña ventana que da a un patio interior. “Tal vez es por Covid, pero los psicólogos tienen que considerar que yo pasé dos semanas encerrado en mi apartamento de Kabul. Ahora es tiempo para que sienta esa libertad, si no afecta más a mi mente (sic)”.

Confidencial Digital ha podido comprobar que se están produciendo diferencias entre las cuarentenas que se hacen cumplir a unos y a otros, en función del hospedaje. Mientras Abdul no ha salido en todo el fin de semana, Hasib ha podido llevar a su hija a un parque cercano al Hotel Occidental Castellana Norte donde reside junto a su mujer. Incluso, ha cogido un taxi para trasladarse al centro y cambiar dólares por euros: quería comprar algunos comestibles para la pequeña en una gasolinera cercana.WhatsApp Image 2021-08-30 at 12.45.44Abdul, por el contrario, ha tenido que llamar a una vieja amiga afgana para que acudiera a Vallecas a llevarle gaseosa, yogurt, agua y una tarjeta española para su teléfono. Las dos familias de repatriados se habían vacunado en Afganistán y, al aterrizar en la base de Rota, todos pasaron una prueba de antígenos que salió negativa.

La complejidad de esta evacuación en la que han llegado a España ya más de 1.000 civiles afganos está siendo coordinada por siete ministerios diferentes. ECD ha preguntado tanto al departamento de Defensa como al de Migraciones y Sanidad qué protocolos de cuarentena se están siguiendo y por qué se están produciendo estas diferencias entre familias que venían en el mismo vuelo.

El ministerio que lidera Margarita Robles ha explicado que esta cuestión no se encuentra bajo sus competencias. Por su parte, fuentes de la cartera de Carolina Darias se han limitado a explicar que “el dispositivo consiste en una valoración clínica de las personas que llegan, además del protocolo de Covid habitual”. Asimismo, el ministerio que dirige José Luis Escrivá aclara que el centro de acogida en el que se encuentra ubicado Abdul figura, a todos los efectos, como un centro residencial y cumple con los protocolos específicos de la Comunidad de Madrid, que “en estos casos son PCR más 7 días de cuarentena”. Pero no especifica por qué esto no se cumple en un hotel de la capital ante una situación idéntica.

Por el momento, de todas las pruebas antígenas realizadas solo se ha detectado un caso positivo, según datos facilitados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Desesperación psicológica por el encierro

Tanto Abdul como Hasib pasaron dos noches encerrados en un autobús para poder acceder al aeropuerto donde estaban los soldados españoles, tal y como contó este digital. Durante ese tiempo, que describen como “una odisea”, la mujer de Hasib tuvo que mantener a su bebé en brazos sin poder salir del automóvil por miedo a la reacción de los talibán. Los familiares de Abdul permanecieron en la silla de ruedas sin moverse. “Fueron 36 horas sentada, ella estaba siempre acostada, Con el avión fuimos a Dubai, de Dubai a Madrid… está muy débil”, explica sobre la anciana.

Denuncia que este fin de semana necesitaron llevarla al hospital y no había nadie en el Centro que les pudiera ayudar. El personal de seguridad llamó a un ‘uber’ para trasladar a la señora al Hospital Infanta Leonor. “Mi cuñado no sabe español y solo le dejaron ir a él porque era su mamá. En una ciudad, en un país que acabas de llegar… ¿cómo dejan a una persona que vaya sin acompañante?”, lamenta Abdul. Confidencial Digital ha tratado de recabar la versión de este centro de Vallecas, pero el director ha remitido cualquier pregunta al Ministerio.

 

La desesperación de Abdul le lleva a querer pagarse él mismo un alojamiento. “No hay problema de que nosotros podamos ir a un hotel. No queremos apoyo económico como tal, estamos refugiados por política”, expresa. Tanto él como Hasir han dejado atrás una vida relativamente completa, con trabajos estables y un buen nivel de vida en Kabul. Abdul trabajaba para Seguridad Nacional del Ejecutivo afgano; Hasir, como diseñador gráfico creando los patrones, por ejemplo, del documento de identidad de los afganos; y su mujer como ingeniera.

Detrás han dejado prácticamente toda su vida. Hasir ha traído únicamente su Iphone, su reloj, un polo de Ralph Lauren, otra camiseta, unas bermudas y su ordenador. Ahora no sabe muy bien qué le deparará en España.

WhatsApp Image 2021-08-30 at 12.45.44 (1)Residencias temporales

El proceso de todos estos evacuados es ahora muy largo. Las Comunidad Autónomas llevan más de una semana recibiendo a los repatriados para alojarlos en las diferentes instalaciones de las que dispone el Ministerio de Escrivá. El objetivo, según fuentes de esta cartera, es proporcionarles el soporte profesional necesario para que puedan vivir de forma independiente en la comunidad de acogida.

Pero todo esto tiene un horizonte lejano. Para alguno de los afectados es, en muchos casos, desesperante. La tramitación del Asilo a cargo del Ministerio del Interior puede tardar más de seis meses y en todo ese espacio temporal, los recién llegados no pueden trabajar.

El programa de acogida contempla para ellos sustento durante todo este tiempo como asistencia psicológica, clases de español, orientación y formación profesional. Pero muchos de ellos se encuentran en estado de ‘shock’ y con dificultades para afrontar el hecho de haber dejado su país de forma tan repentina.

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