Despedida a Rubalcaba: aluvión de rosas rojas y protestas por un retraso de hora y media

Se anunció la apertura de la capilla ardiente a las 20:30. Los ciudadanos se impacientaron porque no pudieron acceder hasta las 22:00 por la presencia de políticos en el Salón de Pasos Perdidos

Fila para visita la capilla ardiente de Rubalcaba.
Fila para visita la capilla ardiente de Rubalcaba.

El último adiós oficial a Alfredo Pérez Rubalcaba se celebró ayer viernes (y continúa este sábado por la mañana) en el Palacio de las Cortes, en la sede del Congreso de los Diputados en la Carrera de San Jerónimo de Madrid, donde el político pasó 21 años ocupando un escaño.

Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, a causa del ictus que sufrió hace días en su casa, el Congreso de los Diputados anunció que instalaría el féretro del ex secretario general del PSOE en el Salón de Pasos Perdidos, para que quien quisiera pudiera pasar a despedirse y homenajear a Rubalcaba.

El formato del acto fue similar en gran parte al adiós que se tributó al ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez. De nuevo, se organizó la capilla ardiente en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, y de nuevo se formó una larga fila de personas que esperaron varias horas para rendir su despedida personal, si bien este caso la hilera fue más reducida que en el de Suárez.

Una fila que daba la vuelta a varias calles

Con ocasión del fallecimirnto de Suárez, las décadas transcurridas desde su etapa de esplendor político y la desaparición de su partido (UCD) permitieron que el homenaje fuera más transversal. Con Rubalcaba la presencia de militantes socialistas era mucho más palpable en esa fila que recorría la Carrera de San Jerónimo y las calles Marqués de Cubas, Floridablanca, Zorrilla...

Un número significativo de quienes se acercaron y esperaron varias horas para entrar al Congreso eran afiliados del PSOE. Habían recibido el aviso de sus agrupaciones -la mayoría, de Madrid capital o de municipios cercanos- de que a las 20:30 se abriría la capilla ardiente, y muchos reaccionaron acudiendo allí.

El horario provocó quejas en esa larga fila. Y es que el Congreso anunció y el PSOE difundió que la capilla abriría a esa hora, las ocho y media, y sin embargo quienes esperaban en el exterior del Palacio de las Cortes no pudieron entrar hasta hora y media después, en torno a las diez de la noche.

El retraso fue inquietando a esos cientos de personas que hacían cola. Muchos se acercaron una y otra vez a los policías nacionales del perímetro de seguridad, a preguntar cuándo comenzarían a dejar pasar a los visitantes.

Sin embargo, el problema estaba en el Salón de Pasos Perdidos. Allí se colocó el féretro de Rubalcaba, con las banderas de España y del PSOE, coronas de flores y rodeado de sus familiares y amigos más cercanos.

Después de los reyes Felipe y Letizia, fueron pasando por allí dirigentes del PSOE, del PP y de otros partidos y otras personalidades. Todos ellos fueron abarrotando el salón, de forma que se saludaban unos a otros, se formaron corrillos y así no fue hasta las diez cuando se desalojó dicho salón, al menos lo suficiente para dejar un pasillo por el que pudieran cruzar -rápidamente, en apenas diez segundos- los ciudadanos que aguardaban fuera.

 

En el salón quedaron, sentados, la mujer de Rubalcaba, Pilar Goya; otros familiares y amigos cercanos; Pedro Sánchez, Ana Pastor, ministros y miembros de la Mesa del Congreso. También había agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, y además se vio hacer guardia junto al féretro a Paloma Santamaría, la veterana y conocida ujier del Congreso con más de 30 años de experiencia.

Por los pasillos y el patio del Congreso continuaron haciendo vela muchos miembros, en activo y en segunda línea, del PSOE, amigos del fallecido: Patxi López, Rodolfo Ares, José Enrique Serrano, Elena Valenciano, Manuel de la Rocha (hijo)...

Aluvión de rosas, coronas hasta del Real Madrid

Una de las notas características del último adiós a Alfredo Pérez Rubalcaba fueron las rosas. Muchos de los militantes del PSOE que acudieron a la capilla ardiente lo hicieron llevando una rosa, o un pequeño ramo; salvo algunas excepciones blancas, casi todas las rosas eran de color rojo, como la flor que luce en el emblema del Partido Socialista.

Conforme fueron pasando por la capilla ardiente, dejaron las rosas, que los ujieres colocaron sobre el ataúd o a los lados.

Eso en lo que respecta a las flores que llevaron ciudadanos de forma individual. Porque, de forma institucional, todo tipo de organizaciones enviaron grandes coronas de flores que, para no atiborrar y dejar sin espacio el Salón de Pasos Perdidos, se situaron en el pasillo que da acceso al hemiciclo y en otras estancias.

Allí se podía aspirar el olor dulzón de tantas flores, que procedían de los más diversos remitentes: ministerios como el de Defensa, la Fundación San Pablo-CEU, agrupaciones provinciales del PSOE, la Facultad de Químicas de la Universidad Complutense en la que Rubalcaba daba clases, y hasta el Real Madrid, equipo del que el ex vicepresidente y ex ministro era un verdadero forofo.

Errejón y una militante antifranquista

La cola de varias horas y que ocupaba las aceras de varias calles dejó otros detalles llamativos:

-- Una militante antifranquista: como se ha indicado, buena parte de quienes quisieron entrar en la capilla ardiente eran afiliados del PSOE. Entre ellos se encontraba una mujer, ya mayor, que explicó su historia. Había llegado a tener carnet del PSOE tras pasar por el Partido Comunista de Santiago Carrillo. Durante las horas de espera para entrar, recordó los años de la dictadura franquista, en los que, por ejemplo, su marido pasó tres meses en la cárcel por una huelga en la construcción; rememoró las cargas de los “grises” contra las manifestaciones políticas, las visitas a la cárcel de Carabanchel para ver a su marido, y cómo cogía ollas de la casa en la que ella limpiaba, para llevar comida a su esposo a la prisión. El relato emocionó a muchos de los presentes que la escucharon.

-- Políticos en activo y jubilados: por la calle Marqués de Cubas, donde se extendía la fila en las primeras horas de espera, pasaron algunas personalidades, como la ex ministra socialista Mercedes Cabrera, el ex presidente valenciano Joan Lerma... todos ellos miraron con admiración la cantidad de gente que había atraído Rubalcaba en su muerte. También muchos periodistas, como Pepa Bueno (SER) quisieron ver la hilera directamente. Otros personajes pasaron más desapercibidos, como el ex subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy.

-- Íñigo Errejón, sin embargo, no pasó nada desapercibido. Al contrario, al llegar acompañado de personas de su equipo de Más Madrid comenzó a recibir saludos y peticiones para hablar y hacerse fotos. Se zafó con disculpas, indicando que iba a ponerse al final de la cola para, como el resto de ciudadanos, esperar para entrar. Al final, una hora después se le vio marcharse, pese a que quienes esperaban no habían podido empezar a entrar. De nuevo, recibió la atención de decenas de ciudadanos que le pidieron hacerse una foto con él, le dieron la mano, le hicieron sugerencias... Errejón ya no es diputado, pero se presenta a las elecciones autonómicas con Más Madrid.

-- Uno de los momentos emotivos se produjo al llegar el coche fúnebre. Al verlo pasar por la Carrera de San Jerónimo, quienes esperaban en la Calle Marqués de Cubas prorrumpieron en un aplauso cerrado, emotivo, que sacó al balcón a algunos vecinos. Un joven preguntó qué ocurría, y recibió una recomendación: “¡Pon la tele y entérate, chaval!”.

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