Da por hecho que la militancia le apoya

A qué espera Pedro Sánchez para dar el paso y pelear por el PSOE

Tiene cinco barones regionales a favor y seis en contra. Sólo se presentará si consigue más apoyos orgánicos: no quiere repetir la situación de debilidad del último año en Ferraz

Pedro Sánchez ex secretario general del PSOE
Pedro Sánchez ex secretario general del PSOE

Pedro Sánchez sigue jugando al despiste sobre sus planes de cara al congreso del PSOE. Nadie, ni tan siquiera sus apoyos más fieles, sabe a ciencia cierta si se presentará o no contra Susana Díaz. El ex secretario general ha asegurado a sus íntimos que solo dará el paso si tiene asegurados los apoyos orgánicos suficientes para diseñar, sin oposición, su propia ejecutiva.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes del entorno más próximo a Pedro Sánchez, el que fuera líder del PSOE hasta el pasado mes de octubre aún no ha decidido qué va a hacer una vez que la gestora anuncie, tras reunir al Comité Federal, la fecha y el calendario de celebración de las primarias y el congreso del partido para elegir nuevo secretario general.

Su mensaje, en las últimas semanas, es el mismo. Él se manifiesta “con ganas” y anuncia que seguirá recorriendo España para reunirse con los militantes. No obstante, no aclara si se presentará contra Susana Díaz o, por el contrario, apoyará a un candidato alternativo a la andaluza.

Miembros de su equipo aseguran que está esperando a que haya “fechas concretas” y que la presidenta de la Junta se postule o haga un anuncio sobre sus planes. No obstante, añaden, el futuro de Sánchez en los próximos meses dependerá de los actuales cargos orgánicos del partido: “Si él ve que puede tener más apoyos que los opositores, dará el paso”.

No es lo mismo las primarias que el congreso

En ese sentido, las fuentes consultadas por ECD aseguran que Sánchez da por hecho que la mayoría de la militancia socialista está con él. Está seguro de poder imponerse a Susana Díaz y cualquier otro rival en las primarias. No obstante, explican desde su entorno, “ese no es el mayor reto que tendría que superar Pedro”.

El madrileño ha comentado a los suyos que, si decide competir la secretaría general y gana las primarias, no repetiría, en ningún caso, los errores cometidos hace dos años y medio cuando, tras imponerse a Eduardo Madina, configuró una ejecutiva “integradora” en la que, al final, casi la mitad de sus miembros le traicionaron.

Para evitar que eso pueda volver a ocurrir, Sánchez deberá presentar, en el congreso federal que se celebrará apenas unas semanas después de las primarias, una nueva comisión ejecutiva federal en la que solo haya personas de su máxima confianza. Algo a lo que, no obstante, pueden oponerse los delegados elegidos por cada federación autonómica para el cónclave.

Así las cosas, el ex secretario general es consciente de que “no es lo mismo las primarias que el congreso” y que, a la hora de elegir a la nueva dirección de Ferraz, solo votan cargos orgánicos y no los militantes. Y, por tanto, ha asumido que deberá ganar más aliados de los que tiene ahora para poder configurar su nueva guardia pretoriana sin ceder ante sus rivales.

Solo cuenta con el apoyo de cinco barones...

La tarea, sin embargo, no se antoja fácil. Y es que, de los 17 barones regionales que tiene el PSOE, solo cinco se han mantenido fieles a Pedro Sánchez. Son Sara Hernández (Madrid), Pilar Cancela (Galicia), Luis Tudanca (Castilla y León), Rafael González Tovar (Murcia) y María Chivite (Navarra).

Los líderes regionales contrarios al ex secretario general, que en ningún caso le respaldarán en el congreso federal, son -además de Susana Díaz-, Javier Fernández (Asturias), Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón), y Patricia Hernández (Canarias).

 

pero quiere “recuperar” a antiguos aliados

Así las cosas, Sánchez tiene más barones rivales que afines. Una circunstancia que, sin embargo, él aspira a cambiar gracias al apoyo de otros secretarios regionales que en su día estuvieron con él y que, tras el Comité Federal del pasado 1 de octubre, han optado por mantenerse, al menos de cara a la opinión pública, en terreno neutral. El madrileño intentará acercarse de nuevo a:

-- César Luena. Secretario general del PSOE de La Rioja. Fue su secretario de Organización y su mano derecha durante los dos años que estuvo al frente de Ferraz. Desde octubre ha marcado distancias con Sánchez, aunque mantiene las tesis del madrileño: consideró la abstención a Rajoy una “mala decisión” -aunque la respetó- y exige la convocatoria urgente del congreso del PSOE.

-- Miquel Iceta. Primer secretario del PSC. Antes del Comité Federal que costó el puesto a Sánchez, fue uno de los barones más próximos al secretario general. Después, ha prometido a Susana Díaz mantenerse neutral después de que la andaluza amenazara con dejar a los socialistas catalanes fuera de los puestos orgánicos del PSOE.

-- Francina Armengol. La presidenta de Baleares ha experimentado el mismo cambio de discurso que Miquel Iceta. No obstante, desde el entorno de Sánchez ven posible que vuelva a apoyar de nuevo al madrileño en el congreso posterior a las primarias.

-- Idoia Mendia. Lider del Partido Socialista de Euskadi. Como los dos casos anteriores, fue uno de los principales apoyos de Sánchez hasta su caída. En las últimas semanas, sin embargo, se ha alejado del ex secretario general e, incluso, se ha mostrado favorable a la corriente “Ni Sú ni Sá” (Ni Susana Díaz ni Pedro Sánchez) que ha tenido en las federaciones de Madrid y País Vasco a sus principales promotores

-- Eva Díaz Tezanos. Secretaria general del PSOE de Cantabria. Se mantuvo al lado de Pedro Sánchez hasta el Comité Federal de octubre. Después, se ha alejado del debate interno del partido y no ha querido tomar parte por ninguno de los posibles candidatos.

El recuerdo de 2016, clave

Las fuentes consultadas por este confidencial aseguran que Sánchez ha puesto la condición de lograr más apoyos orgánicos para presentarse porque tiene muy presente lo sucedido el año pasado con él al frente de Ferraz.

Ha transmitido a su entorno que, desde las elecciones generales del 20 de diciembre, toda su labor como secretario general quedó marcada por los equilibrios que tuvo que hacer con los barones críticos que, finalmente, forzaron su dimisión.

Ese desgaste, unido a la sensación de debilidad, le pasaron factura en las negociaciones para formar Gobierno. Esto, explica, no le volverá a pasar. Si gana las primarias, quiere tener asegurado un apoyo suficiente para una ejecutiva hecha a su medida que pueda funcionar, esta vez sí, “de manera autónoma”.

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