Al Ministerio de Igualdad le interesa ahora traducir documentos al ucraniano

Añade esta lengua a los idiomas para los que contrata intérpretes, junto a catalán, gallego, vasco, valenciano, inglés, francés, árabe, ruso…

Irene Montero, ministra de Igualdad.
Irene Montero, ministra de Igualdad.

La atención de los refugiados ucranianos que ha acogido España desde el inicio de la invasión rusa a gran escala, a finales de febrero, está recayendo principalmente en el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y en las comunidades autónomas.

Pedro Sánchez dio protagonismo al departamento de José Luis Escrivá, sobre el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 de Ione Belarra, la secretaria general de Podemos.

Aún así, otros ministerios, también de Podemos, también se han implicado con iniciativas para atender a los ucranianos que han huido de la guerra y han sido acogidos en nuestro país. El Ministerio de Igualdad, con Irene Montero al frente, impulsó un protocolo de atención telefónica para mujeres ucranianas que pudieran estar sufriendo violencia machista e incluso explotación sexual.

También editó unas guías en ucraniano para ayudar a estas mujeres ucranianas a denunciar si sufren casos de violencia de género.

Estos servicios dirigidos a refugiados ucranianos están obligando al Ministerio de Igualdad a traducir documentos a lengua ucraniana. Quizás por ello el nuevo contrato de “Servicio de traducción para el Ministerio de Igualdad” va a incluir el ucraniano.

El contrato licitado en 2021 contemplaba 14 idiomas, para los que el ministerio requería traductores, ya que preveía tener que traducir de o a esas lenguas documentos. Eran las lenguas cooficiales españolas (catalán, vasco, gallego y valenciano), y además inglés, francés, alemán, árabe, búlgaro, chino mandarín, portugués, rumano, ruso e italiano.

Confidencial Digital ha consultado los requisitos que Igualdad ha fijado para el nuevo contrato de servicio de traducción, que tiene una duración de un año. De 14 idiomas pasa a requerir traductores para 15. Se mantienen todos los ya citados, tanto lenguas españolas cooficiales como idiomas extranjeros, y añade el ucraniano.

El servicio que va a contratar el departamento de Irene Montero es doble. Supone, por un lado, la traducción directa desde otro idioma al español: “El Ministerio de Igualdad debe contar con la posibilidad de acceder a cualquier información que se publique a través de cualquier medio legal y que tenga relevancia en el ejercicio de sus actividades”.

Por otro lado, permitirá la traducción inversa, del castellano a otro idioma, ya que “el Ministerio de Igualdad publica determinados informes, documentos y acciones publicitarias respecto de los cuales tiene la necesidad de facilitar el acceso a sus posibles destinatarios en sus respectivas lenguas”.

 

Los servicios de traducción abarcan documentación de todo tipo: administrativo, jurídico, institucional, internacional, social, económico, técnico y otros relacionados con las competencias propias del Ministerio de Igualdad.

El ministerio ha hecho una previsión de “cantidades de palabras” a traducir que podría encargar a la empresa que asuma el contrato. Los idiomas más demandados serán el inglés y el francés, con más de 200.000 encargos.

Les seguirán alemán, portugués, italiano y búlgaro (40.000), chino mandarín (20.000), rumano y ruso (14.000), y después el ucraniano.

Espera encargar la traducción del castellano al ucraniano de 10.000 unidades o cantidades de palabras, y del ucraniano al castellano, de tan sólo 90.

Las cifras están por delante del número de documentos que Igualdad prevé traducir al catalán, al vasco, al gallego y al valenciano (de 5.000 a 4.000).

El Ministerio de Igualdad establece ciertos requisitos de calidad en las traducciones. Por ejemplo, “deberán contener un discurso natural y autónomo en la lengua de destino, de forma que no parezca una traducción”, y también “reflejarán fielmente los textos originales con las debidas adaptaciones que requieran las características lingüísticas, gramaticales y culturales de la lengua de destino”.

Los documentos traducidos “se presentarán sin errores de formato, tipográficos, mecanográficos, lingüísticos o estilísticos”.

Igualdad deja claro que “no se aceptarán en ningún caso las meras traducciones literales de documentos”. Esto quiere decir que “con carácter general deberá garantizarse que la terminología específica contenida en los documentos de origen no es objeto de una traducción literal sino que el documento final resultante contiene exactamente las palabras, expresiones, acrónimos, vocablos, etc., especializados equivalentes de la lengua de destino, de forma que refleje de manera precisa y exacta los conceptos a los que dicho documento de origen hace referencia y que el texto traducido no pueda inducir a ningún error, confusión o ambigüedad y/o resultar ininteligible total o parcialmente”.

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