“Que nadie dispare”. Así fue la última operación en Irak dirigida por el general Asarta, el español que mandará a las tropas de la ONU en Líbano

El general Alberto Asarta Cuevas tiene todas las papeletas para convertirse en el próximo jefe de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL), en sustitución del italiano Claudio Graziano. Berlusconi ya ha comunicado a Zapatero su aceptación. Asarta estuvo al mando del destacamento español que luchó en Nayaf en 2004, en la batalla más dura de nuestras tropas en Irak. Ahora se conocen versiones más detalladas de lo que aconteció allí.

El nombramiento de Asarta, que el 4 de septiembre ascendió a general de división, para mandar las tropas internacionales en Líbano es uno de los objetivos más importantes de la ministra de Defensa, Carme Chacón. Sin embargo, ha estado en el aire, primero por las apetencias de Italia de mantener el mando que ahora ostenta, y también por las críticas desde Roma poniendo en entredicho el trabajo de las tropas españolas en Afganistán.

Así, el diario Il Foglio –ideológicamente alineado con el gobierno Berlusconi- publicó un artículo en el que se aseguraba que las ‘caveats’ –restricciones operativas- del contingente español, que no permiten más que el fuego defensivo, obstaculizan el trabajo del resto de la coalición desplegada en Afganistán. Esta “escasa combatividad de los españoles ha favorecido la ofensiva talibán” sentenciaba el editorial.

En medio de la polvareda levantada por estas acusaciones, que algunos han atribuido directamente a una filtración del Gobierno italiano, El Confidencial Digital ha podido conocer más detalles de una intervención en Irak que vendría a reforzar la sensación que tienen otros ejércitos de que las tropas españolas no son buenos compañeros a la hora de desarrollar operaciones militares.

El 4 de abril de 2004, menos de un mes después de que se produjesen los atentados del 11 de marzo en Madrid, las tropas españolas enmarcadas dentro de la coalición internacional en Irak se vieron envueltas en la mayor refriega a la que se han enfrentado en el país del suroeste asiático. Al mando estaba el entonces coronel Asarta.

Las versiones sobre lo que aconteció entonces llevan años circulando en ambientes militares. ECD ha podido escuchar a un testigo directo de aquella batalla, quien ha contado pormenorizadamente los detalles que rodearon la operación. Éste es su relato:

-- Eran momentos convulsos para Irak. El poder acumulado por las milicias del clérigo radical chií Muqtada al Sadr y sus lugartenientes hacía presagiar el estallido de una guerra civil. Estados Unidos, decidido a cortar de raíz los movimientos insurgentes, organizó el 2 de abril de 2004 una operación para capturar al clérigo Mustafá al Yacubi, líder local en Najaf.

-- Aquella operación inesperada de los estadounidenses provocó una escalada de violencia en Najaf, localidad en la que había desplegado un importante contingente militar español al mando del coronel Asarta. Pero no era tan inesperada, ya que la Inteligencia española sabía que desde 2003 había una orden de detención contra Yacubi.

-- Dos días después de la captura de Yacubi, un grupo de cerca de 700 milicianos de Al Sader –algunas fuentes dicen que el número superaba el millar-, armados con fusiles de asalto, lanzagranadas y vehículos, lanzaron un ataque contra la base española.

-- Debería haber estado todo preparado para repeler el ataque, pero tras la detención de Yacubi no se elevó el nivel de alerta. El primer problema fue que no había patrullas militares en el Hospital de Especialidades de Najaf, un edificio de ocho plantas situado en las inmediaciones de la base y donde se apostaron varios francotiradores enemigos, que abrieron fuego en varias ocasiones hiriendo a soldados de la coalición. Al final, fueron reducidos por un grupo de soldados salvadoreños (no españoles) que irrumpieron a pié en el centro sanitario.

 

-- Las órdenes para los soldados españoles eran disparar sólo a quien viesen disparando. “No disparéis a nada más”, ordenó el coronel Asarta.

-- El mayor problema surgió cuando un equipo de Blackwater, la contratista de seguridad privada militar de Estados Unidos, que estaba en la base como escolta de la Autoridad Provisional de la Coalición, optó por entrar en combate. Asarta habló con el jefe del equipo, le recriminó su actuación y le recordó sus órdenes: “No disparar a menos que sea totalmente necesario”.

-- Esa discusión, acalorada, se produjo porque el equipo de Blackwater comenzó a devolver fuego a un grupo de insurgentes que trataba de aprovisionar de cargas de lanzagranadas a los asaltantes.

-- En un momento dado, miembros de Blackwater abrieron fuego sobre una ambulancia en la que viajaban varios milicianos armados, que se asomaban por las ventanillas e “incluso llegaron a disparar”. Una de las restricciones más claras del ministerio de Defensa era no abrir fuego contra vehículos sanitarios.

-- Pese a que no era su cometido, la actuación de los miembros de Blackwater desplegados en la base de Najaf fue determinante. Si no llega a ser por su decisión a la hora de repeler el ataque, posiblemente habría habido más bajas. En total, 14 militares de la coalición resultaron heridos en el combate.

Para los testigos consultados por El Confidencial Digital, este incidente en Najaf “escenifica de forma clara lo que está ocurriendo hoy en Afganistán. Las limitaciones ‘defensivas’ del Ejército español están entorpeciendo el trabajo del resto de contingentes”, concluyen. 

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