Desde Valencia

La otra cara del congreso del PSOE: los reproches de Carmen Calvo a Sánchez, el “hooligan” Zapatero y la soledad de Susana Díaz

El partido se decanta a favor del “entusiasmo” del último presidente socialista con el Gobierno frente al crítico Felipe González, alineado con los barones García-Page y Lambán

Zapatero abraza a Sánchez.

Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero se han unido en el 40 congreso del PSOE en Valencia como un símbolo claro de que el partido está en un proceso de reunificación. Pero el apoyo de los asistentes se decantó claramente a favor del “entusiasmo” de Zapatero con Pedro Sánchez frente al “espíritu crítico” de González.

Hay que recordar que el cambio en el partido comenzó a visibilizarse en la última crisis de Gobierno, cuando Sánchez incorporó al Ejecutivo a personas que habían apostado contra él en las primarias, como varias de las nuevas ministras o el nuevo jefe de Gabinete de la Presidencia, Óscar López.

González y Zapatero, siempre alejados, en especial en sus posiciones sobre la política latinoamericana y sobre todo sobre Venezuela, solo se unieron una vez en los últimos años: en el apoyo a Susana Díaz frente Sánchez en las durísimas primarias de 2017.

Desde entonces, tras la derrota de Díaz, que también se acercó al congreso de la unidad en Valencia, pero ya sin ningún protagonismo, Zapatero fue poco a poco acercándose a Pedro Sánchez hasta convertirse hoy en uno de los mayores defensores del Gobierno de coalición con Podemos.

El crítico Felipe González

Felipe González cerró su largo discurso con la única frase de apoyo explícito a la gestión de Sánchez: “Nunca me ha tocado vivir unas circunstancias tan complejas como estas. El éxito fundamental del funcionamiento del sistema sanitario y del sistema de vacunación eso es lo que distingue la gobernanza de la crisis en España”, afirmó.

Y después le ofreció su lealtad pero sin mucho entusiasmo: “El secretario general sabe que estoy disponible, sabe que digo lo que pienso y pienso lo que digo, sabe que no interfiero. Y ni siquiera pretendo que se tenga en cuenta lo que opino. Esa es mi disponibilidad, y mi lealtad es con un proyecto político que encabece y que ahora encabezas tú, Pedro Sánchez. ¡Adelante!”.

González mantuvo su distancia con Sánchez y cada vez que ha tenido ocasión en los últimos meses ha recordado que no le gusta el Ejecutivo de coalición. Reivindicó su derecho a ser crítico en ocasiones e incluso le pidió al propio Sánchez, delante de los 5.000 presentes, que respete y fomente las opiniones críticas, algo que escasea en el nuevo PSOE.

El ex presidente, en línea con algunos barones socialistas como Emiliano García Page o Javier Lambán, también ha criticado sistemáticamente las concesiones a ERC.

El “hooligan” Zapatero

En cambio, José Luis Rodríguez Zapatero se entregó completamente a Pedro Sánchez y avaló todas las posiciones del Gobierno, en especial su defensa del feminismo.

 

Siempre se ha colocado del lado de Sánchez y la coalición con Iglesias y ahora con Yolanda Díaz. Se concentró en destacar los logros del Gobierno. Hasta el punto de que algunos destacados dirigentes consultados por Confidencial Digital hablaban del “hooligan” Zapatero por la entrega en la defensa del actual Ejecutivo.

La soledad de Susana Díaz y Ábalos

El congreso socialista de Valencia también ha dejado algunas despedidas. Una de ellas es la de Susana Díaz. La ex presidenta de la Junta de Andalucía marcó con su poder los dos congresos anteriores. En 2014 fue ella la que impulsó la elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, pero se arrepintió después.

Desde entonces, y por ello, ésa ha sido la historia del partido. Lo de Valencia es ahora una convención festiva, a la que Susana Díaz llegó, como invitada, en absoluta soledad.

A la ex presidenta sólo le acompañaban Javier Rodríguez, Rodrigo Sánchez Haro y Marisa Bustinduy.

Poco más, muy lejos de aquellas imágenes en las que Susana Díaz arrastraba a más seguidores que el propio secretario general.

Otro desterrado, quizás el más sorprendente, es José Luis Ábalos, quien fue número tres del PSOE hasta este verano. Pedro Sánchez le destituyó como ministro de Transportes en la remodelación gubernamental y, también, como secretario de Organización. “Es la primera vez en 27 años que no vengo como delegado a un congreso”, indicó Ábalos a los periodistas a la entrada del congreso. “Tengo la conciencia tranquila”, añadió.

Los reproches de Carmen Calvo

Otra dirigente que sale de la Ejecutiva, como lo hizo en julio del Gobierno, es Carmen Calvo. A diferencia de Díaz, la ex vicepresidenta primera recibió el viernes una ovación de un minuto de los delegados en el congreso, y hasta se le saltaron las lágrimas.

No seguirá en la nueva dirección federal, pero se da por hecho que ocupará un puesto en consonancia con lo que ha sido. A Calvo le reconocen el impulso feminista que le dio al Gobierno y al partido, y que le ha llevado en ocasiones a enfrentarse con compañeras y, en especial, con los socios de Unidas Podemos, a causa de la legislación transgénero.

Este sábado, Carmen Calvo llegó a la Fira de Valencia acompañada de una amplia delegación andaluza. Junto al nuevo líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y Ángeles Férriz.

Es la única ex que participó en el congreso federal. Lo hizo el viernes en una mesa redonda sobre feminismo, donde afeó a Pedro Sánchez las cesiones que en esta materia se han hecho a Unidas Podemos, fundamentalmente en lo que respecta a la ‘Ley Trans’ de Irene Montero, que se aprobó contra su voluntad, Calvo salió del Gobierno al poco de que Sánchez avalara la posición de los morados y se impulsara la normativa.

La ex vicepresidenta primera recibió la que hasta el momento ha sido la gran ovación del cónclave, con la militancia puesta de pie aplaudiendo.

El abrazo de los ex líderes socialistas

Pedro Sánchez, eufórico en el congreso que le encumbra definitivamente como el hombre que ha logrado reunificar el PSOE desde el Gobierno, le dio un gran abrazo a González, que ha sido uno de sus mayores enemigos internos, y otro a Zapatero, en medio de un aplauso de 5.000 personas que veían en una pantalla ese gesto de reconciliación.

También le dio otro a Joaquín Almunia, mientras el otro ex secretario general de esta última etapa democrática, Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido en 2019, aparecía en las pantallas y recibía un largo aplauso de los delegados puestos en pie.

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