La otra cara del debate: el “alacrán” de Podemos, la tensión entre Iván Redondo y Fernández Vara y el ‘espía’ de Errejón

Sánchez pasó de largo ante los claveles amarillos de ERC. El Congreso acogió una ‘cumbre de barones’ del PSOE, que mostraron su escepticismo ante la decisión final de Pablo Iglesias

Debate de investidura de Pedro Sánchez.
Debate de investidura de Pedro Sánchez.

La primera jornada del debate de investidura de Pedro Sánchez fue inédita por muchos aspectos, pero sobre todo por uno. Por primera vez en la Historia reciente del parlamentarismo español, un candidato a la Presidencia del Gobierno sometió su programa ante la cámara al mismo tiempo que su partido negociaba con otro un pacto para un Ejecutivo de coalición.

Tanto Pedro Sánchez como Mariano Rajoy se presentaron en las investiduras de 2016 ya con un acuerdo rubricado con Ciudadanos y un documento de medidas pactada. Por contra, este lunes el PSOE y Unidas Podemos se encontraban negociando antes y durante del discurso de Sánchez y de las intervenciones del resto de líderes políticos.

Esa circunstancia condicionó por completo las reacciones y movimientos de los dos partidos protagonistas de la negociación, el Partido Socialista y Podemos.

El alacrán Podemos y la rana PSOE

La desconfianza era palpable en ambas bancadas. Uno de los barones más importantes del PSOE, que acudió a arropar a Sánchez en su investidura, lo expresó con una fábula: la del alacrán y la rana, en la que la rana y el alacrán viajan juntos por el río, pero el alacrán no aguanta el instinto de picar a la rana, aunque eso suponga que ambos se ahoguen.

En este caso, este barón socialista, con experiencia de gobierno con partidos a la izquierda del PSOE, expresó sus temores de que Podemos no pueda embridar su instinto natural al radicalismo, y o bien acabe tumbando la candidatura de Sánchez en estas sesiones de investidura, o bien haga caer al Gobierno en poco tiempo, sin agotar la legislatura, por discrepancias con el Partido Socialista en el seno del Consejo de Ministros.

Cumbre de barones socialistas

El discurso de dos horas de Pedro Sánchez, que ocupó la sesión hasta el parón de mediodía, atrajo a la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados a un buen número de barones territoriales del PSOE, tanto presidentes de gobiernos autonómicos como secretarios generales de la federación socialista.

Acudieron los presidentes de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; de Asturias, Adrián Barbón; y de Baleares, Francina Armengol. Además, se dejaron ver la líder del Partido Socialista de Euskadi, Idoia Mendía; el secretario general del Partido Socialista de Galicia, Gonzalo Caballero; y, por la tarde, Susana Díaz, la ex presidenta de la Junta de Andalucía y ahora líder de la oposición y del PSOE andaluz.

Y por la tarde estuvo María Chivite, que está tratando de forjar en Navarra un gobierno con Geroa Bai y Podemos, que necesitaría el apoyo de Bildu, para que no gobierne Navarra Suma (UPN, PP y Cs).

Además, también se sentó en el hemiciclo, como senador que es, José Manuel Franco, secretario general del PSOE de la Comunidad de Madrid.

 

Faltaron algunos presidentes socialistas, como Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), el aragonés Javier Lambán (que sigue negociando su investidura), la líder riojana Concha Andreu (cuya investidura está bloqueada por Podemos), el candidato en Madrid Ángel Gabilondo...

Este encuentro de buena parte de los barones del PSOE provocó abrazos y felicitaciones a los que han sido recientemente investidos presidentes autonómicos -como el asturiano Adrián Barbón, que llega ahora a la presidencia por primera vez-, pero también corrillos entre ellos para comentar la situación.

Ninguno tenía nada claro que las negociaciones fueran a fructificar en que los 42 diputados de Unidas Podemos terminen apretando el botón del “sí” en la votación de investidura de Pedro Sánchez, tanto este martes 23 como el jueves 25. Alguno se mostraba muy escéptico, y si acaso veía posible una abstención de Unidas Podemos que pudiera al final permitir una investidura muy ajustada de Pedro Sánchez.

Problemas en la negociación

El discurso inicial de Sánchez dejó fría a la bancada de Unidas Podemos. Pese a que se supone que muchas de las medidas anunciadas por el candidato se supone que están siendo acordadas por los dos partidos, los aplausos del PSOE no tuvieron eco entre los diputados que lidera Pablo Iglesias.

Al acabar ese discurso y salir para el receso de la comida, miembros del equipo negociador del PSOE como Carmen Calvo se marcharon muy serios. Calvo se había reunido con Pablo Echenique antes del debate, al que llegó a última hora acompañada de la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra, y de la ministra de Hacienda María Jesús Montero.

La sensación de malas perspectivas en ese punto, el mediodía, la apuntaló el dirigente de Podemos Rafa Mayoral, que escribió en Twitter un mensaje misterioso: “Sólo tenemos dos mejillas”, quizás haciendo referencia a que Podemos ya había sacrificado a Pablo Iglesias, por lo que no haría más sacrificios.

Antes del debate, miembros del núcleo duro de Pablo Iglesias trasladaron la idea de que la negociación no avanzaba: según denunciaban, el PSOE se resistía a concretar qué departamentos, pero sobre todo qué competencias asumirían los miembros de Podemos que entrarían en el Gobierno fruto del pacto de coalición.

Y remarcaban esa misma idea que después expresaría Mayoral: Podemos ya había hecho un enorme sacrificio, “inédito en una negociación así”, de que el líder del otro partido de la coalición renunciara a entrar en el Gobierno para no entorpecer el acuerdo.

Iglesias evita a los medios

El tono del discurso de Sánchez no gustó en Podemos, por dirigirse casi más a presionar al PP y a Cs para que se abstuvieran, que a ganarse el “sí”, aún no seguro, de Unidas Podemos.

Sin embargo, fuentes del Grupo Parlamentario Socialista justificaban que el discurso de Pedro Sánchez iba claramente en la línea de conseguir el apoyo de Podemos. “¿Es que esas medidas sociales no las apoya Podemos?”, deslizaban con ironía.

La estrategia, apuntaba un miembro del Gobierno, era exponer un programa social para que Unidas Podemos tuviera más difícil votar contra todas esas promesas de carácter social y con tintes claramente de izquierdas.

Otros gestos también demostraban la tensión que suscitaba la negociación PSOE-Podemos. Por ejemplo, el hecho de que Pablo Iglesias no llegó al hemiciclo por el patio, como hicieron el resto de líderes de los grandes partidos.

También se marchó a mediodía por el puente que une el Palacio de las Cortes con la ampliación, de forma que pudo evitar que los periodistas le preguntaran por la marcha de las conversaciones con los socialistas.

Durante el discurso de investidura de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias se dedicó a tomar notas en su libreta, a repasar el discurso que llevaba escrito para la tarde, y a escuchar al candidato. En todo momento mostró gesto serio, frunciendo el ceño y mostrando cierta tensión en su rostro ante lo que estaba escuchando.

Tribuna llena: Begoña Gómez, el padre Ángel...

La primera sesión del debate de investidura provocó una gran expectación, como se demostró con la nutrida asistencia a la tribuna de invitados.

Una de la primera en sentarse allí, antes de que llegara Sánchez, fue Begoña Gómez. La esposa del presidente se situó de forma que podía ver, casi de frente, a Pedro Sánchez en su escaño. Gómez estuvo saludando y hablando largo rato con los barones socialistas que acudieron, especialmente con Francina Armengol.

Además de los presidentes autonómicos y secretarios generales del PSOE, el PSOE también estuvo representado por su presidenta, Cristina Narbona. El director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, se sentó junto al secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, después de llegar al patio del Congreso en el coche de Sánchez.

Redondo escuchó a Sánchez, por cierto, muy cerca de uno de los socialistas que peor pudo tomarse su fichaje por el líder del PSOE. Se trata de Guillermo Fernández Vara: él vio cómo el popular José Antonio Monago llegó a presidente de la Junta de Extremadura con Iván Redondo como jefe de campaña. Por eso, su paso de asesor a políticos del PP a trabajar para el PSOE y luego como director del Gabinte de la Presidencia del Gobierno no sentó bien entre los socialistas extremeños, encabezados por Fernández Vara,

Los dos barones del PP en el alambre

El representante institucional de más nivel en el debate de investidura fue el presidente del Senado, el socialista Manuel Cruz, que siguió con atención la sesión en el Congreso, en la que estaban también muchos senadores.

Por cierto, que esa asistencia de senadores (muchos del PP y del PSOE, pero también Alcaraz de Vox, Marta Pascal de JxCAT...) obligó a los ujieres a colocar sillas adicionales, más pequeñas que las butacas habituales, para que se sentaran esos senadores.

La situación provocó escenas curiosas, como el hecho de que el discurso de Pablo Casado provocara aplausos en la zona de Esquerra Republicana de Cataluña. ¿El motivo? Se había tenido que sentar al lado de los diputados independentistas una senadora del PP que no se cortó a la hora de levantarse a aplaudir a su líder. Lo mismo ocurrió con otra senadora que fue colocada entre el PNV y Unidas Podemos.

En cuanto a la tribuna de invitados, hubo también presencia de miembros del PP, pero sólo a las cuatro de la tarde, cuando comenzó el turno de Pablo Casado. Asistieron dos de los populares que se juegan en estos días el gobierno en pactos con Cs y Vox: Isabel Díaz Ayuso, de la Comunidad de Madrid, y Fernando López Miras, de Murcia. Por cierto, que a Díaz Ayuso un ujier le llamó la atención para que retirara su teléfono móvil del borde de la barandilla de la tribuna, por el riesgo de que se cayera encima de los diputados.

También siguieron el discurso de Casado el ex eurodiputado Luis de Grandes, el senador y ex portavoz en el Congreso Rafael Hernando (que prefirió no sentarse en el hemiciclo); pero sobre todo le dedicaron su atención miembros del gabinete de Casado, que le suelen asesorar ante apariciones públicas importantes. Es el caso de Isabel Benjumea, fundadora de la Red Floridablanca y ahora jefa adjunta al gabinete de presidente del PP, que tomaba notas mientras escuchaba a Casado.

Por último, otros rostros que llamaron la atención entre el público de las tribunas fueron el de José Pablo López, director general de Telemadrid; y el padre Ángel, sacerdote fundador de ‘Mensajeros por la paz’, que es un fijo en muchos eventos políticos en Madrid.

Otro bolso en el escaño y el senador de Errejón

Otras escenas y otros momentos destacados del primer día del debate de investidura fueron los siguientes:

-- Los presupuestos de Rajoy: dirigentes destacados del PP de Rajoy comentaron, entre sorprendidos y guasones, que Pedro Sánchez había destacado en su discurso que en 2018 el déficit público se hubiera reducido al 2,5% del PIB, o que se hubieran creado más de 500.000 empleos. “¡Pero si lo ha hecho con los Presupuestos de Rajoy y de Montoro!”, subrayaban.

-- La ministra de Economía, Nadia Calviño, asintió de forma vehemente a cada uno de los datos económicos que Pedro Sánchez iba desgranando en su discurso.

-- Otro bolso en el escaño: hace más de un año, Soraya Sáenz de Santamaría colocó su bolso de grandes dimensiones en el escaño de Mariano Rajoy, que se encontraba “desaparecido” mientras transcurría la moción de censura contra él. En la investidura de Pedro Sánchez, la ministra para la Transición Ecológica hizo lo mismo, dejando un gran bolso de color anaranjado en una de las butacas de piel azul oscuro de la bancada del Gobierno.

-- En el estreno de los nuevos escaños de los grupos parlamentarios, destacó que PP y Cs compartieran las mismas filas en las bancadas. Casado puso a su derecha a Teodoro Garcia Egea, seguido del portavoz provisional, Bermúdez de Castro. Al otro lado de esa misma fila, estaba Rivera junto a Inés Arrimadas y José Manuel Villegas. Muy arriba en sus respectivas bancadas quedaron Cayetana Álvarez de Toledo, cuyo nombre se baraja como portavoz parlamentaria del PP, que se sentó en la quinta fila; y Juan Carlos Girauta, uno de los hombres fuertes de Albert Rivera, y Marcos de Quinto, uno de sus gurús económicos, están ahora en tercera fila.

-- La ausencia de Irene Montero: Pablo Iglesias no tuvo a su número dos a su lado, ya que Irene Montero, embarazada, pidió el voto telemático para poder votar en esta investidura pese a no asistir al debate de forma presencial.

-- La presidenta del Congreso, Meritxel Batet, no hizo ninguna alusión al gesto de los diputados de ERC, que llegaron con claveles amarillos y los dejaron en el escaño que ocupó Oriol Junqueras en la constitución de la cámara. Por cierto, que el coche oficial de Sánchez, escoltado por motocicletas y coches de Policía, llegó justo a la vez que los diputados de Esquerra. Sánchez ignoró y pasó de largo ante las “flores independentistas” de ERC.

-- Una de las pocas ocasiones en que Batet tuvo que pedir silencio a los diputados fue durante el intercambio de golpes dialécticos entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, cuando la bancada de Podemos levantó la voz contra una pulla del candidato contra su líder.

-- Abundancia de corbatas en la bancada socialista: casi todos optaron por traje y corbata, una indumentaria muy formal para algunos, frente al niki oscuro del ex alcalde de San Sebastián Odón Elorza. En la bancada de Unidas Podemos, llamó la atención que si bien Pablo Iglesias lució camisa a cuadros arremangada, Alberto Garzón (cuyo nombre suena como ministro) llevó chaqueta.

-- El partido de Errejón ya pisa el Congreso: mucho se está hablando en los últimos meses de la posibilidad e que Íñigo Errejón dé el salto de nuevo a la política nacional, ampliando Más Madrid a una plataforma nacional. Mientras eso se concreta (o no), Más Madrid tuvo representación en el Congreso. Acudió Eduardo Fernández Rubiño, ex de Podemos y ahora diputado autonómico en Madrid y senador por designación autonómica de Más Madrid.

-- El café del abogado de Puigdemont: Jaume Alonso-Cuevillas, diputado de Junts per Catalunya y abogado de Carles Puigdemont en su periplo por Europa, protagonizó la queja independentista del día. “Pido un ristretto al bar del Congreso y me ponen esto. ‘Su medio litro de café super-corto, señor’. Me costará adaptarme”, lamentó Alonso-Cuevillas. La queja sobre el café provocó comentarios de independentistas criticando, una vez más, que “en Madrid” no les entienden.

Video del día

Marta Rovira confirma que negocia con Sánchez
un referéndum de independencia para Cataluña
Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato