El otro pleno: Zapatero, el misterioso autor del SMS a Iglesias, Podemos salió por la puerta de atrás

Pedro Sánchez omitió a EH Bildu al dar las gracias a los partidos que se abstuvieron en la primera votación. Ábalos lució una corbata rojigualda

Pedro Sánchez se marcha tras perder la segunda votación de investidura.
Pedro Sánchez se marcha tras perder la segunda votación de investidura.

El “no” de 155 diputados y la abstención de 67 impidieron a Pedro Sánchez superar la primera sesión de investidura celebrada en el Congreso tras las elecciones generales del 28 de abril.

Sánchez no consiguió mover ni un voto desde la primera votación del martes 23 de julio, por lo que a los 123 “síes” del PSOE sólo sumó el de José María Mazón, el diputado del Partido Regionalista de Cantabria.

Pese a las negociaciones, ofertas y contraofertas con Unidas Podemos, los 42 diputados morados se mantuvieron en la abstención y no permitieron que saliera adelante la investidura del líder socialista.

La sesión parlamentaria, de algo más de dos horas frente a los dos días antes de la primera votación, dejó un buen número de imágenes, detalles y gestos políticos.

Podemos ya no escenifica su unidad

Atrás han quedado las escenificaciones de Podemos en sus llegadas a los plenos del Congreso. En sus inicios, Pablo Iglesias y sus colaboradores solían llegar a los plenos importantes -constitución de la cámara, investiduras...- en grupo, esperando el momento preciso para atraer los focos de las cámaras y mostrar unidad interna y ‘músculo’.

En esas ocasiones, Iglesias, Irene Montero, Rafa Mayoral, Carolina Bescansa, Íñigo Errejón (antes de caer en desgracia ambos)... se reunían en la Carrera de San Jerónimo y entraban por la verja que da al patio, haciendo así un ‘paseíllo’ por delante de periodistas y cámaras antes de entrar en el edificio del Palacio de las Cortes.

Nada queda de esa puesta en escena. Durante estos días de debate de investidura, pero especialmente este jueves 25 de julio de la segunda votación, la mayoría de diputados de Unidas Podemos optó por llegar al hemiciclo de forma mucho más discreta: o bien cruzando en solitario el patio desde el edificio de Ampliación I, o bien por el puentencillo que une ambos edificios. En todo caso, así evitaron que los periodistas les preguntaran por la última hora de su posición ante le investidura de Sánchez.

El caso más claro fue el de Pablo Iglesias. El líder de Podemos, que ya lleva tres años y medio en el Congreso, ha aprendido las mañas de la cámara y prefirió llegar a su escaño evitando a la prensa, sin exponerse.

Lo mismo ocurrió al acabar el pleno, una vez se constató que la abstención de Unidas Podemos había impedido la investidura de Sánchez. Sólo dieron la cara Ione Belarra, que compareció ante los medios en rueda de prensa en la sala del escritorio; y los diputados de Galicia en Común, Yolanda Díaz y Antón Gómez-Reino, que hicieron lo mismo para pedir un nuevo esfuerzo negociador en los dos meses que quedan.

 

Sin embargo, no hubo rastro de Pablo Iglesias ni de otros dirigentes destacados de Podemos, que no se marcharon por el patio. Tan sólo pasaron por allí algunos diputados del partido morado, que con gesto serio se perdieron discretamente entre el río de diputados que salía del hemiciclo.

El mensaje a Iglesias, ¿de Zapatero?

“Después de escuchar su discurso he recibido el mensaje de una persona muy relevante, con autoridad moral dentro de su partido. Me ha dicho ‘Pídele que os ceda las competencias en políticas activas de empleo’”: esa fue la frase más sorprendente del discurso de Pablo Iglesias.

Más allá de que pareciera una última oferta a la desesperada para pactar un acuerdo de Gobierno de coalición, las palabras del líder de Podemos provocaron de inmediato un interrogante. ¿Quién le había mandado ese mensaje? ¿Quién era esa “persona muy relevante del PSOE” que, en medio de la investidura del secretario general del Partido Socialista, había mandado un mensaje al líder de Podemos para forzar a un último y agónico intento de llegar a un pacto?

Fuentes de Podemos, que entonces dijeron desconocer que Iglesias iba a lanzar esa propuesta, apuntaron la posibilidad de que esa persona fuera José Luis Rodríguez Zapatero. “Hombre, Alfonso Guerra no creo que sean”, añadieron.

Hay que recordar que en diciembre de 2014, cuando Podemos aún no contaba ni un año de vida pública, Zapatero se reunió por mediación de José Bono con Pablo Iglesias. Lo hizo, según se dijo entonces, a espaldas del PSOE dirigido desde hacía unos meses por Pedro Sánchez. Desde entoncese se ha dicho que en determinadas ocasiones Iglesias ha hablado, ha consultado con Zapatero sobre cuestiones políticas.

Por eso desde Podemos deslizaron ese nombre como posible autor del mensaje a Pablo Iglesias en medio del debate en el Congreso. En cuanto comenzó a circular esa idea por el Congreso, entre diputados, por el patio... algunos miembros del PSOE se declararon escépticos: “¿Cómo le va a mandar eso Zapatero? Se lo ha inventado”.

Gesto serio de los ministros

Antes del inicio de la sesión, llamaron la atención los rostros y los gestos de los colaboradores de Sánchez, sobre todo de los ministros.

El coche oficial del presidente del Gobierno en funciones entró al patio del Congreso por la Carrera de San Jerónimo. Sin embargo, los vehículos de los ministros llegaron por la calle trasera, la calle Zorrilla. Desde ahi, los miembros del Ejecutivo de Sánchez entraron al palacio por el patio; la mayoría entraron con gestio serio, ante la situación que ya se dirigía hacia la investidura fallida.

Tan sólo la ministra de Educación y portavoz, Isabel Celáa, sonrió a los medios de comunicación, mientras que María Luisa Carcedo (Sanidad) sólo esbozó una sonrisa tras abrazar a algunos compañeros del PSOE. El último en llegar, a punto de comenzar el debate, fue Josep Borrell.

Al acabar el pleno, alguno de ellos dijeron sentir tristeza ante la oportunidad perdida para formar un Gobierno de coalición de izquierdas.

Sánchez no dio las gracias a EH Bildu

En su discurso antes de la segunda votación, Pedro Sánchez tuvo palabras de agradecimiento para los partidos que se habían abstenido en la primera votación, la del martes. Pese a que todos esos partidos le habían acusado de no haberse sentado a negociar, se abstuvieron para no bloquear el Gobierno.

Sánchez citó expresamente al PNV, a ERC, a Compromís, al Partido Regionalista (el único que votó a favor)... pero no a EH Bildu, cuyos cuatro diputados también se abstuvieron. El presidente en funciones quizás no quiso que quedaran sus palabras de agradecimiento a los diputados de la izquierda abertzale, habida cuenta de las acusaciones que recibe por haber tenido su apoyo en la moción de censura.

Iglesias evitó a Sánchez

-- Pablo Iglesias evitó acercarse a Sánchez: el líder de Podemos tiene su escaño en el pasillo que separa a la bancada izquierda, tradicional del PSOE, con la central, en la que ahora se mezclan Unidas Podemos, el PNV, ERC, Vox, el Grupo Mixto...

Pese a que el camino más corto para Iglesias es pasar por delante del escaño de Pedro Sánchez, en sus intervenciones en este debate de investidura el secretario general de Podemos optó por irse a la izquierda, sortear la mesa de los taquígrafos y pasar por delante de la bancada del PP y de Ciudadanos. Así, ni al subir ni al bajar de la tribuna de oradores Iglesias pasó cerca de Sánchez, ni se cruzó la mirada con él.

-- El suspense de un vaso de agua: al anunciar su última oferta desde la tribuna, Pablo Iglesias bebió agua, dando así tiempo para que calara su propuesta, por lo que se pudo escuchar una ola creciente de murmullos en el hemiciclo.

-- “Escuchad a Casado”: eso es lo que parecía decir Teodoro García Egea, mediante gestos, a los diputados socialistas cuando Pablo Casado pidió a Pedro Sánchez tratar de “ensanchar el espacio de la moderación” de PP y PSOE para que un partido u otro pudiera gobernar y pactar en asuntos de Estado entre ellos.

-- Meritxell Batet tuvo que pedir “respeto” para Albert Rivera cuando la bancada del PSOE protestó a su alusión a que en Andalucía “dos partidos” se habían puesto de acuerdo. “¡Tres!”, le gritaron los socialistas a Rivera, en referencia a Vox.

Abascal y los “languntzailes”

-- Santiago Abascal salió sin papeles en su intervención para fijar la postura de Vox ante la segunda votación. Abascal aprovechó para confrontar dialécticamente sobre todo con los partidos independentistas: a los diputados de EH Bildu los llamó “grupo de liberados y laguntzailes”, palabra en euskera que en castellano se traduce como “colaboradores”. Abascal parecía referirse a los diputados de la izquierda abertzale como grupo de terroristas de ETA, bien los etarras con sueldo que estaban en la clandestinidad (los liberados), bien los colaboradores (los laguntzailes) que señalaban a víctimas y pasaban información a los comandos de ETA para cometer asesinatos.

-- Pablo Iglesias mantuvo casi todo el debate el ceño fruncido y un gesto muy serio, muchas veces refugiado en sus notas y en su teléfono móvil. Iglesias sí sonrió cuando Abascal se dirigió a él para decirle que Vox nunca apoyaría un gobierno con ministros “chavistas”. El líder de Podemos se rió en ese momento, y también dejó ver una sonrisa irónica cuando Adriana Lastra comenzó a revelar detalles de la negociación sobre ministerios y carteras con el equipo de Podemos. “A mi no me hace ninguna gracia, señor Iglesias”, le espetó molesta Lastra.

-- Verde y morado: en el día de la ruptura formal con Poemos, Carmen Calvo lució una flor en la solapa de un azul muy morado. Mientras, en las dos filas de diputados de Vox destacó el verde corporativo del partido en blusas, camisetas, corbatas... También Ana Oramas, de Coalición Canaria, vistió de un verde muy similar al del partido de Abascal.

-- La corbata con la bandera de España: no la lució un diputado de Vox, ni del PP... fue José Luis Ábalos, ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, quien lució una corbata azul con franjas con los colores de la bandera de España.

Rufián plagia un tuit

-- Rufián copió un tuit ingenioso del periodista de El Mundo Rodrigo Terrasa: “Los partidos de la derecha ya tendrían pactados hasta los sobresueldos”. Terrasa lo había publicado tres horas antes, consiguiendo cientos de retuits, pero el portavoz de ERC soltó la frase como si fuera suya. Algunos tuiteros le reprocharon ese “plagio”.

-- Pablo Iglesias ni miró a la cara a Gabriel Rufián cuando el portavoz de ERC le entregó, como a Pedro Sánchez, el libro escrito por Oriol Junqueras en la cárcel. Sánchez sí alargó la mano para coger el libro.

-- Pablo Iglesias se mostró visiblemente nervioso en la intervención de Sánchez: miraba al candidato, tomaba anotaciones y no paraba de atusarse la barba.

-- Confidencias, con el pasillo de por medio, entre Juan Carlos Girauta y Gabriel Rufián -a priori, dos políticos especialmente antagonistas- al acabar la intervención de Sánchez. Rufián negó varias veces con la cabeza.

-- Pablo Casado llamó la atención cuando, estando en su escaño revisando papeles, se puso en ciertos momentos unas gafas para ver de cerca. El líder del PP no suele utilizar gafas, al menos hasta el momento no era habitual verle con ellas, y el detalle no pasó desapercibido. No llevaba gafas, sin embargo, en los momentos de subir a la tribuna de oradores.

-- Sánchez niega con la cabeza: la petición pública de Pablo Iglesias de que el PSOE cediera a Podemos las competencias sobre políticas activas de empleo no sólo causaron murmullos. Aunque luego IU tratara de abrir una vía de negociación con ese punto, nada más escuchar a Iglesias Pedro Sánchez negó repetidas veces con la cabeza.

-- Uno de los mayores aplausos de la sesión se lo llevó Carlos García Adanero, de UPN. Con sus palabras a Sánchez, reclamando que el PSOE no pacte con los nacionalistas en Navarra, cosechó una ovación tanto de los diputados del PP como los de Ciudadanos, una unión que no ocurrió cuando intervinieron los líderes de esos dos partidos.

Los ex de Pedro Sánchez

-- Reaparecen los ex de Sánchez: a la sesión del jueves, que podría haber significado la investidura de Pedro Sánchez para cuatro años, asistieron de nuevo barones del PSOE como Susana Díaz, los líderes de UGT (Josep María Álvarez) y CC.OO. (Unai Sordo), el presidente del Senado Manuel Cruz...

Pero también acudieron algunos de los dirigentes más cercanos a Sánchez durante sus primeros años. Por ejemplo, acudió César Luena, quien fue secretario de Organización durante la primera etapa de Sánchez en la secretaría general, pero que se alejó de él y que en mayo consiguió ser elegido eurodiputado. Luena mostró muy buena sintonía con Rafa Hernando, ex portavoz del PP en el Congreso, que ahora es senador.

-- El ex jefe de Gabinete de Sánchez, y actual director de Correos, Juan Manuel Serrano, también estuvo también en la tribuna de invitados del Congreso.

-- De nuevo los padres, el hermano y la mujer de Pedro Sánchez se situaron en la tribuna de invitados para seguir el pleno. También se pasó Pepu Hernández, portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, señalado por Pedro Sánchez para liderar la candidatura en las pasadas elecciones municipales.

-- Saludo muy cariñoso, en el pasillo del Congreso, entre Teodoro Garcia Egea y Ana Oramas.

-- En torno a las dos del mediodía, por la sala de prensa aparecieron un par de montañas de pizzas, destinadas a algunos de los periodistas que se encontraban siguiendo el pleno, que justo cayó en la hora de la comida.

-- Después de que el diputado de Junts per Catalunya y abogado de Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, provocara cierta polémica al pedir un “ristretto” en el bar del Congreso y no recibir lo que buscaba, la portavoz de la formación independentista, Laura Borràs, apareció a la una de la tarde de este jueves con un vaso de café.

-- Albares, en la cafetería: en la segunda votación, a Iván Redondo (director del Gabinete de la Presidencia), Félix Bolaños (secretario general de Presidencia) y Miguel Ángel Oliver (secretario de Estado de Comunicación) se unió otro miembro del equipo de Moncloa. Se trató de José Manuel Albares, secretario general de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G-20 y Seguridad Global. Albares suele acompañar a Sánchez en sus viajes al extranjero, pero esta vez le acompañó en la investidura. Al acabar el pleno, se pasó por la cafetería del Congreso.

-- La tercera jornada de la sesión de investidura fue el último pleno del Congreso, probablemente hasta que se convoque (si llega el caso) otro intento antes de que se agote el plazo de dos meses. Por eso, al salir del hemiciclo entre los diputados comenzaron a verse abrazos, besos, palmadas y despedidas por las vacaciones de verano.

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