El PSOE ofrece a C’s entrar en el Gobierno si le apoya en Castilla y León, Murcia, Barcelona...

Pone en marcha la “Operación mano tendida” a Albert Rivera para una investidura de Pedro Sánchez sin depender de Podemos ni los independentistas

Pedro Sánchez y Albert Rivera firman el acuerdo en el Congreso en febrero de 2016.
Pedro Sánchez y Albert Rivera firman el acuerdo en el Congreso.

“Es hora de levantar el cordón sanitario al PSOE”. Esta frase, pronunciada por Pedro Sánchez en Ferraz el domingo, fue un aviso sobre la estrategia que los socialistas van a emprender con Ciudadanos a partir de ahora. En Moncloa ven posible un cambio de opinión de Albert Rivera, y por eso se apuesta por una negociación de gobiernos regionales que allane la nueva legislatura a nivel nacional.

Según explican al Confidencial Digital altos cargos socialistas, el partido va a poner en marcha una “Operación mano tendida” a Ciudadanos, con el objetivo de sellar con la formación naranja una serie de acuerdos en importantes territorios. Unos pactos que pueden acabar con el veto de Albert Rivera a Pedro Sánchez.

En Ferraz se afronta el inicio de esta nueva estrategia siendo plenamente conscientes de las complicaciones que presenta. El “cordón sanitario” puesto en marcha por el líder de Ciudadanos es el principal impedimento, pero los diferentes escenarios que se abren en varias regiones tras el 26 de mayo, empujan al PSOE “a intentarlo”.

Todo ello porque, según las fuentes socialistas consultadas por este diario, “Ciudadanos tiene la opción de gobernar con nosotros a nivel nacional, en Madrid, Castilla y León, Murcia, y en un gran número de capitales de provincia. Es una oportunidad única que quizá deberían valorar”.

Además, recuerdan en el PSOE, los de Albert Rivera ya han cambiado el discurso: la nueva portavoz parlamentaria, Inés Arrimadas, aseguró que el partido estaba abierto a todo tipo de pactos, sin descartar en ningún momento a los socialistas. Hasta ahora la postura era mucho más tajante.

Posibles pactos en Castilla y León y Murcia

La Comunidad de Madrid, pese a la ronda de contactos iniciada ayer por Ángel Gabilondo, es el objetivo que se antoja más complicado. En el PSOE son conscientes de que han existido conversaciones, incluso antes de las elecciones, entre PP y Ciudadanos para integrar un gobierno de coalición presidido por Isabel Díaz Ayuso.

Además, en la ejecutiva socialista no descartan, incluso, que el PP ofrezca a la formación naranja que sea Begoña Villacís la alcaldesa de la capital para “evitar tentaciones” de Cs de pactar con el PSOE el gobierno regional. Un movimiento que complicaría todavía más cualquier tipo de entendimiento en la Comunidad. El Partido Popular se ha desmarcado –todo hay que decirlo- de esta posibilidad.

Algo similar ocurre en Aragón, donde Ciudadanos puede elegir a quién apoyar para formar gobierno. En Ferraz, pero también en Génova, sostienen que habrá acuerdo entre PP, Cs y el PAR que provoque la salida del PSOE del ejecutivo regional.

En Castilla y León y Murcia, sin embargo, el PSOE ve muy posible la formación de gobiernos de coalición con Ciudadanos. Ambas regiones han sido feudos históricos del PP y Rivera pretende protagonizar, como en Andalucía, cambios de ciclo.

 

En esta ocasión, el pacto sería con los socialistas y, de hecho, ya ha habido contactos con las direcciones regionales de Cs por parte de Luis Tudanca y Diego Conesa, los candidatos socialistas a ambos gobiernos.

Barcelona y 10 capitales de provincia

Otra de las grandes bazas que se guarda el PSOE para intentar convencer a Ciudadanos de este acuerdo global es la posibilidad de formar un gobierno alternativo al de los independentistas en Barcelona.

El empate a 10 concejales entre ERC y En Comú, y la falta de una mayoría clara, abre dos posibles escenarios: que PSC y Manuel Valls apoyen la candidatura de Ada Colau, algo ya descartado por Ferraz, o que los socialistas y la marca municipal respaldada por Ciudadanos se pongan de acuerdo para formar gobierno.

La suma del PSC y Valls permitiría un gobierno de coalición de 14 concejales que, apoyados por los 2 del PP (para evitar un gobierno independentista), sería la opción que más votos tendría garantizados en el Ayuntamiento.

La única pega de esta propuesta, comentan en Ferraz, es que el gobierno estaría apoyado por los tres partidos que, a nivel nacional, aprobaron la aplicación del artículo 155, y eso daría munición a los independentistas. No obstante, los socialistas están dispuestos a explorar esta opción.

Los socialistas van a recordar a Ciudadanos que, además de Barcelona, tienen la opción de gobernar juntos en un total de diez capitales de provincia: Granada, Jaén, Zaragoza, Huesca, Cáceres, Badajoz, Ciudad Real, Guadalajara,  Palencia, y Burgos. Un poder territorial “nada desdeñable” para los de Albert Rivera.

Las presiones de ALDE y Valls

En el PSOE son plenamente conscientes de que el entendimiento con Ciudadanos no va a ser, en absoluto, fácil. No obstante, recuerdan que Albert Rivera va a estar más presionado que nunca para garantizar un “gobierno fuerte y estable” en la próxima legislatura, tal y como reclamó Pedro Sánchez en su comparecencia en Ferraz.

Por un lado, Manuel Valls ya ha anunciado que se desvinculará totalmente de Cs si Rivera opta por alcanzar pactos con Vox. Estas alianzas, además, también son vistas con gran recelo por los socios europeas de la formación naranja, la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa.

Además, la CEOE lleva semanas insistiendo en la importancia de la formación de un gobierno fuerte y estable para los próximos cuatro años, y ha pedido a Rivera que no sea un obstáculo para lograr ese objetivo.

Por todo ello, desde Ferraz se ve como una “opción factible” un pacto con Ciudadanos, toda vez que las elecciones del 26 de mayo han confirmado la debacle de Podemos y la imposibilidad de Rivera de convertirse en líder de la oposición a nivel nacional.

Ahora, añaden, “tiene la posibilidad de interpretar otro papel o, a las malas, actuar de soporte del Gobierno pero sin entrar en él, como hizo con Rajoy”.

En todo caso, y a la espera de la decisión de Albert Rivera, Pedro Sánchez se sabe en una posición negociadora más fuerte después de las elecciones, con un Podemos descartado para un pacto de coalición y con la pelota en el tejado de Ciudadanos. Y, por supuesto, con la baza del gobierno monocolor en la recámara.

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