Rabat emplea todos sus recursos para acallar la versión marroquí de la “Primavera Árabe 2.0”

Los “Viernes de la ira” congregan a miles de desempleados frente a la Mezquita de Mohamed V, en Castillejos. Periódicos y partidos acusan a España de alentar las revueltas

Desempleados se concentran en la Plaza de la Mezquita de Mohamed V de Castillejos.
Desempleados se concentran en la Plaza de la Mezquita de Mohamed V de Castillejos.

Más de una decena de think tanks occidentales de diferente signo advierten desde 2018 del surgimiento de una segunda Primavera Árabe y, en concreto, del peligro que ello puede suponer para le estabilidad de los regímenes del Magreb y Oriente Próximo. Con especial atención a Marruecos.

El territorio de Marruecos, en plena crisis pandémica, no escapa tampoco ahora a esta nueva ola de protestas populares, espontáneas y descoordinadas, que se extienden por Dar al-islam (el conjunto de las naciones islámicas). Cada viernes, después del rezo del dohr, el del mediodía, los tetuaníes afectados por el cerrojazo a la frontera con Ceuta, salen a la Plaza de la Mezquita Mohamed V de Castillejos a corear consignas reclamando empleo, ayudas y cambios políticos.

Contrabando a través de la frontera con Ceuta

Los manifestantes son dispersados con cargas policiales, pero vuelven a reagruparse una y otra vez y a gritar por sus megáfonos hasta la madrugada. Luego, cuelgan en las redes sociales los cientos de vídeos que han grabado con sus móviles.

Se trata sobre todo de jóvenes de la región, de ambos sexos, que vivían del contrabando tolerado a través de la frontera ceutí (mulas, como los denominan en la zona) o cruzaban a diario a la ciudad autónoma española para trabajar en hogares, pequeños talleres y comercios.

Hay también, en la multitud concentrada, trabajadores del moribundo sector turístico que han perdido sus empleos en Cabo Negro, y tenderos de los ya desangelados zocos de Rincón, Castillejos o Martil.

Suspendido el porteo

Sin ningún medio de vida, la decisión de Marruecos de suspender el porteo en diciembre de 2019, junto con una crisis turística sin precedentes a causa del Covid, han provocado que la mayoría sobreviva deshaciéndose de sus enseres y propiedades.

Cientos huyen de la crisis en pateras hacia Andalucía y Canarias y otros, demasiados, no han sabido encontrar más alternativa al sufrimiento que el suicidio, como contabiliza Jesús Cabaleiro en el digital hispano-marroquí Calledeagua.

Acallar las voces

Saltan a la vista los esfuerzos de Rabat por acallar las voces de la desesperación del norte de Marruecos.

Se han publicado anuncios y colocado carteles de grandes inversiones que traerán empleo a la zona, y se está incentivando la implantación de nuevas empresas textiles y de reciclaje. Ya han sido contratadas cerca de trescientas trabajadoras del antiguo sindicato de porteadoras del Tarajal, pero las ofertas de empleo son aún insuficientes para las más de ocho mil personas que vivían del llamado comercio atípico transfronterizo, una actividad ilegal aunque tolerada, entre Ceuta y Castillejos, que el Gobierno de Marruecos no piensa volver a permitir. 

 

Para colmo, las remesas de divisa procedentes del exterior que llegaban a muchas familias de todo el reino se han visto muy mermadas por la destrucción de empleo en Europa a causa del Covid.

Legalización del cannabis

La inminente legalización de los cultivos de cannabis para uso medicinal e industrial es otra de las medidas con las que el Gobierno quiere generar empleos legales y nuevos afiliados a la Seguridad Social. 

Este polémico proyecto de ley, que pasará por la Cámara de Representantes en los próximos días, pretende subir el país al carro mundial del creciente comercio de cannabis para uso no recreativo. Beneficiará a decenas de miles de trabajadores clandestinos, principalmente campesinas rifeñas

Las necesarias nuevas plantas de procesamiento de la hierba y comercialización serán una buena ayuda para una región, la del Rif, históricamente castigada y epicentro de un movimiento, el Hirak, cuyas banderas y eslóganes se han extendido por otras protestas en diferentes regiones.

Perfiles falsos en Facebook 

Los manifestantes de Castillejos denuncian que el Gobierno “está usando masivamente las redes sociales para contrarrestar las opiniones del pueblo”. Facebook ha hecho pública la eliminación en Marruecos de cerca de cuatrocientos perfiles falsos por "manipular el debate público". Elogiaban en árabe, también en cuentas eliminadas de Instagram, a las fuerzas de seguridad y criticaban y ridiculizaban a opositores y cabecillas. 

Otros de los manifestantes de los viernes acusan a las autoridades, y especialmente a la wilaya de la región, de estar intentando comprar con dinero y contratos el silencio de los activistas de mayor peso. La medida está dando resultados. 

Culpar a la inteligencia española

Ciertos periodistas de renombre y algún partido político han señalado a la inteligencia española como instigadora de estas marchas, “para conseguir que Marruecos vuelva a abrir la frontera con Ceuta”.

Por su parte, el movimiento islamista Justicia y Caridad, prohibido aunque relativamente tolerado, rivaliza con otros líderes sociales de la zona por hacerse con el control de las revueltas y redirigirlas hacia sus particulares intereses. Algunos de sus miembros han sido detenidos.

Primavera árabe

Marruecos sabe que se avecina una tormenta. La padeció hace ya diez años, con el Movimiento 20F, una adaptación marroquí de la primera Primavera Árabe. Entonces, supo el Makhzén (el gobierno de facto, integrado por la extensa familia real y la élite financiera) capearla a base de incuestionables aciertos políticos, entre los que destacó la promulgación de una nueva y esperanzadora constitución.

Se habló en el mundo de “la excepción marroquí”, pero ahora está por ver si el reino malikí de Mohamed VI se libra de la convulsión que sacude desde 2019 a Egipto, Túnez o Argelia

De momento, las medidas de represión policial y las duras condenas de cárcel a activistas opositores, youtubers y periodistas críticos con las instituciones, están produciendo un efecto contrario al deseado, además de numerosas quejas de buena parte de la comunidad internacional.

Discusión sobre el régimen político

Los jóvenes discuten en las redes sobre el régimen político, y reclaman cambios sociales profundos. Lo hacen a menudo en su árabe dialectal, escrito en el novedoso arabizi, con el alfabeto latino y de izquierda a derecha. Llevan esperando desde 2011 la evolución anunciada, que no acaba de producirse. Dicen que las libertades públicas, los derechos fundamentales y los recursos materiales están mermando. 

Las autoridades, en plena pandemia aunque con una campaña de vacunación eficaz, se sienten incapaces de ofrecer soluciones a causa de la corrupción, uno de los principales problemas, que “en Marruecos recorre verticalmente la Administración desde arriba del todo hasta abajo del todo”, dice Mohamed Said, un rifeño exiliado en Barcelona.

El Hirak en España

La reorganización del Hirak en España es un hecho. Su carácter independentista y las continuas denuncias de persecución a sus integrantes o de torturas a sus “presos políticos”, le han granjeado la amistad de los grupos de izquierda del Parlamento Europeo y el apoyo expreso del separatismo catalán

El Makhzén tiene que lidiar con eso, con el discurso del sector morado del Gobierno de España, y ahora también con un Frente Polisario apoyado por la convergencia ruso-argelina, que ha roto unilateralmente su compromiso de alto el fuego. 

Las maniobras militares conjuntas llevadas a cabo por la Marina Real de Marruecos junto al portaaviones USS Eisenhower esta pasada semana en las costas de Agadir han sido consideradas por el Polisario “una provocación y una señal de amenaza”. 

El Ejército Real de Marruecos se está rearmando con nuevas y potentes adquisiciones a Estados Unidos: acaba de firmar varios compromisos de compra de aviones espía con y sin tripulación, y de los avanzados y carísimos F-35, entre otros.

Feminismo emergente

El relato no es del todo negro para M6 (como se refieren los jóvenes, en redes sociales, al rey Mohamed VI): París apoyó en diciembre su plan de autonomía avanzada para el Sáhara; el vecino del sur, Mauritania está reconsiderando su histórico apoyo al Polisario; y Joe Biden no revierte de momento el polémico reconocimiento a la soberanía marroquí sobre esa región en disputa que hizo Donald Trump, siendo presidente.

Mientras todo esto sucede, y muy a pesar de un emergente feminismo local islámico y culto, un año más los marroquíes han celebrado el 8 de marzo como siempre lo hacen: regalando flores y perfumes a las esposas, las hermanas y la madres: es evidente que esos cambios profundos que demandan los jóvenes a golpe de megáfono no conciernen solo a los miembros del Gobierno.

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