Rebelión interna en Lledoners por la videoconferencia de Puigdemont

Los funcionarios exigen el cese de la directora de la cárcel por saltarse la ley: autorizó la comunicación con un huido de la Justicia y a través de un número de teléfono no permitido

Carles Puigdemont, en su residencia en Berlín.
Carles Puigdemont.

“Felipe VI será el último Borbón en abusar de los catalanes”. Esta fue una de las reflexiones que Carles Puigdemont compartió con Oriol Junqueras y el resto de políticos presos en Lledoners el pasado viernes a través de videoconferencia. Una comunicación que desveló Laura Borrás y que ha provocado toda una rebelión en el centro penitenciario.

Según explican al Confidencial Digital funcionarios de la cárcel barcelonesa, la noticia, desvelada por la diputada en el Congreso de JxCAT, ha corrido como la pólvora dentro del centro, y añaden, “no pocos pensamos que esta conducta podría provocar una denuncia por colaboración con delincuentes”.

Estos trabajadores señalan directamente a la directora de Lledoners, Susana Gracia, por haberse saltado “todos los procedimientos posibles” a la hora de autorizar la videollamada con Puigdemont. Una comunicación, además, que “con la ley en la mano, debería estar prohibida”.

En ese sentido, recuerdan que el ex president es un “huido de la Justicia” y, por tanto, “no debía poder contactar con presos condenados por los mismos delitos por los que a él se persigue”. Y hacen la siguiente comparación: “Es como si a un líder del narcotráfico que está fugado le permiten hablar con los encarcelados de su clan”.

“Somos el hazmerreir para el resto”

Los funcionarios de Lledoners contactados por ECD afirman que, más allá de haber vulnerado la ley, la dirección de la cárcel ha dejado a los propios trabajadores “vendidos” ante el resto de población penitenciaria, que no cuenta con los privilegios de Junqueras y el resto de políticos presos.

Además, añaden, “lo ocurrido aquí con la videoconferencia no ha pasado nunca en ninguna cárcel, lo que nos convierte a nosotros en el hazmerreir de compañeros de Cataluña y el resto de España”.

Todo ello porque Susana Gracia ha “invalidado” las labores de control y registro de los funcionarios encargados de las Comunicaciones de la cárcel, al haberse saltado el procedimiento habitual, “puenteándolos” de forma evidente.

Las mismas fuentes explican que cada preso tiene una lista con diez números de contacto autorizados para realizar llamadas o conferencias. Y, “como es lógico”, ninguno de los políticos condenados por el 1-O tenía autorizado telefonear a Puigdemont.

Pese a ello, la dirección de la cárcel, y la consejería de Justicia del Govern permitieron esa conversación: “Al final, quien lo autoriza es la Generalitat, que ha echado por tierra el trabajo de los compañeros de Comunicaciones. ¿Para que estamos usando estas medidas de control y registro si luego la consejería hace lo que quiere?”.

 

Vía libre a los mítines

La videoconferencia con Puigdemont, sin embargo, no es la única polémica existente en Lledoners. Funcionarios e internos no entienden cómo nadie impide los mítines que se llevan haciendo tanto dentro como fuera de la cárcel.

Las concentraciones extramuros se han multiplicado en los últimos días, con la permisividad de los Mossos d´ Esquadra y la propia Generalitat. Dentro del centro, además, los propios políticos presos han tenido, y siguen teniendo, sus particulares actos de campaña.

Todo ello, recuerdan las fuentes consultadas, a pesar de que “los presos que quieran votar ya lo han hecho”, al expirar el plazo para solicitar el voto el pasado día 24.

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