La interinidad que sufre Toledo con la marcha de Cañizares obliga a adelantar el nombramiento del nuevo arzobispo, con Blázquez en primera posición

La situación de la diócesis de Toledo, que tiene nada menos que a un cardenal de la Santa Sede como administrador apostólico, aconseja proceder cuanto antes a cubrir la vacante, y por tanto a adelantar la decisión sobre quién ocupará ese arzobispado.

Fuentes eclesiásticas a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital confirman que, aunque la decisión sobre Toledo no acaba de estar clara del todo, sin embargo esa interinidad obliga a zanjar cuanto antes el asunto y proceder a designar ya el nuevo arzobispo. Por eso, el nombramiento se producirá, en principio, en torno a la Pascua de Resurrección.

La candidatura de Ricardo Blázquez para Toledo estaba a la espera de que finalmente se pusieran de acuerdo dos cardenales implicados, es decir, el de Madrid, Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal, y el ahora titular de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Una de las dificultades para ese traslado era precisamente cómo resolver, a continuación, la vacante de Bilbao, donde el candidato idóneo es Mario Iceta, actual obispo auxiliar pero que no lleva demasiado tiempo como obispo. 

Sin embargo, las prisas ya citadas van a conducir, con toda probabilidad, a que Iceta pueda ser confirmado en la diócesis bilbaína, permitiendo así la salida de Blázquez hacia Toledo, ahora ya como arzobispo.

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