“El sacerdote lo es todo”

Fue la suya la primera intervención. Y a pesar de la más que perceptible gripe que le impedía una clara dicción, y probablemente una más nítida concentración, el Secretario de la Congregación para el Clero se metió a fondo a desentrañar uno de los textos más injustamente olvidados de la Iglesia contemporánea, el Directorio para la vida y el ministerio de los presbíteros, elaborado por la Congregación del Clero. 

Este Directorio tuvo la mala-buena suerte de hacerse público en el momento en el que la Iglesia estaba viviendo apasionadamente la renuncia de Benedicto XVI y se encontraba inmersa en el proceso de elección del Papa Francisco. El Directorio, que, por cierto, ha sido enviado en su reciente edición de la Conferencia Episcopal Española, a todos los sacerdotes de Madrid por el cardenal Rouco, ha pasado inadvertido, entre otras razones, porque hay quienes no entienden, ni quieren entender, la naturaleza y finalidad de este singlar instrumento de referencia sobre el sacerdocio. Vigente desde la primera hasta la última línea, ahora se está trabajando en una edición que incluya el rico magisterio del Papa Francisco.

El Directorio, como tal, pertenece a los documentos que se califican como Decretos Generales ejecutorios. Es, por tanto, un acto administrativo de la Iglesia y, como tal, debiera ser recibido y acogido, primeramente por los obispos. Aunque haya quienes en España, inmersos en experimentos sacerdotales más propios de otros tiempos, no han aceptado este documento como la referencia para el clero de su diócesis.

Monseñor Celso Morga recordó que el Directorio no es un tratado de teología, ni una exposición exhaustiva, ni un repetición o compendio de los principios sobre el orden sacerdotal. Trata de recordar, como visión de conjunto, cuáles son los horizontes teológicos, vivenciales, pastorales, disciplinares y espirituales en los que se debe desarrollar la vida del presbítero.

Si la crisis que atenaza nuestra historia es una crisis de liderazgo, en los diversos ámbitos de la realidad social, el riojano secretario de la Congregación para el Clero recordó que era, también, una crisis del sacerdocio y de los sacerdotes, una crisis de santidad sacerdotal que se ha vivido dramáticamente, en los últimos tiempos, con los episodios de todos conocidos.

El sacerdocio ministerial está en la Iglesia, insistió monseñor Celso Morga, y ante la Iglesia. La Iglesia tiene conciencia que lo que ella hace no procede se sí misma, sino de la acción de Cristo por el Espíritu Santo. El sacerdocio es espejo de don y ministerio.

Insistió monseñor Celso Morga en cómo la secularización afecta a la vida y el ministerio del sacerdote y describió su influencia en los experimentos que se han hecho con el sacerdocio en la Iglesia contemporánea. Pero, sobre todo, habló de las virtudes humanas y sobrenaturales que deben acompañar el ejercicio del sacerdocio. La humildad, por ejemplo, el ser y desaparecer del sacerdote.

Lo que los fieles esperamos del sacerdocio es, según monseñor Celso Morga, atención, cuidado y amor. Por tanto, un brindis por el Directorio y por la infinidad de magníficos sacerdotes que pueblan la Iglesia. Aquellos de quienes hablaba el santo Cura de Ars cuando escribía aquellas preguntas: “¿Quién ha recibido vuestra alma recién nacidos? El sacerdote. ¿Quién la alimenta para que pueda terminar su peregrinación? El sacerdote. ¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola por última vez en la sangre de Jesucristo? El sacerdote, siempre el sacerdote. Y si esta alma llegase a morir [a causa del pecado], ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz? También el sacerdote... ¡Después de Dios, el sacerdote lo es todo!... Él mismo sólo lo entenderá en el cielo”.

 José Francisco Serrano Oceja