El Gobierno minimiza la amenaza que suponen ETA, Marruecos y Afganistán en el documento de Estrategia Española de Seguridad: ha rebajado el documento de Solana

El Consejo de Ministros aprobará finalmente hoy la Estrategia Española de Seguridad (EES), primera de la que se dota nuestro país. Y en ella se minimizan notablemente los riesgos que suponen amenazas como ETA, Marruecos y Afganistán.

La EES es obra de Javier Solana, que la redactó a lo largo de 2010, con la ayuda de los secretarios de Estado implicados en la seguridad del Estado, así como la del director del CNI.

En diciembre del año pasado, la entregó a José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha esperado hasta ahora para aprobarla y hacerla pública. La vigencia de la EES es de cinco años.

Una versión suavizada

Aunque tanto Moncloa como el propio Solana insistieron el pasado miércoles, en una reunión con periodistas, en que no hay cambios entre la versión de diciembre de 2010 y la de ahora, lo cierto es que, según ha comprobado El Confidencial Digital, el Ejecutivo ha suavizado los peligros y amenazas que suponen la banda terrorista ETA, Marruecos y Afganistán.

En la versión que aprobará hoy el Consejo de Ministros se indica que ETA ha sido “una lacra para España durante más de 40 años”, y que “la única salida para ETA es el abandono incondicional de la violencia o su fin por medios policiales y judiciales”.

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En concreto, se subraya que la madurez y la fortaleza de la sociedad española, la unidad de los partidos políticos democráticos, la eficaz actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de los servicios de inteligencia, y la colaboración internacional “nos han llevado a un momento en el que el final de ETA está más cerca que nunca”.

En diciembre de 2010, la percepción era distinta pues se hacía hincapié en que todo ello “ha llevado a ETA y a sus apoyos a su actual estado de debilidad terminal”. ¿Qué ha sucedido para que del ‘estado de debilidad terminal’ se haya pasado a otro más cauto?

Además, en la versión definitiva que se hará pública hoy se indica que el “desarrollo de cada eje de actuación de la lucha antiterrorista se materializará a través de planes específicos, sin perjuicio de los que ya existan”.

En el documento entregado por Solana a Zapatero hace seis meses se decía que dichos planes específicos tendrían “objetivos y acciones concretas, que serán evaluados y presentados al Parlamento”.

La eliminación de esta referencia al poder legislativo sugiere el temor del Gobierno a verse inmerso en otra polémica como la de mayo de 2005, cuando consiguió, pese a la férrea oposición del PP, que el Congreso autorizase el diálogo con ETA en ausencia de violencia unos meses antes del alto el fuego de la banda terrorista.

Ceuta y Melilla

En cuanto a Marruecos, no se cita expresamente al país vecino pero sí se alude al hecho de que Ceuta y Melilla sean reclamadas por el reino alauí.

Solana advirtió hace medio año de que España puede tener que participar en tres tipos de conflictos armados. Entre ellos, y en primer lugar, mencionaba aquellos conflictos “no compartidos con nuestros aliados” europeos o de la OTAN.

“Nuestra situación geográfica –decía Solana-, incluidas las dos Ciudades Autónomas además de otros territorios, y nuestra historia convierten a España en un actor destacado en el Mediterráneo y Oriente Próximo, con vínculos políticos económicos y culturales que incrementan las posibilidades de que el territorio, ciudadanos e intereses españoles se vean directamente comprometidos sin apoyo de nuestros socios y aliados”, ya que Ceuta y Melilla no están cubiertas por el paraguas defensivo  de la OTAN.

En la versión revisada actual, el verbo ‘incrementar’ se sustituye por una fórmula más suave en la que se dice que la situación geográfica de ambas plazas y nuestra historia “hacen” que el territorio, ciudadanos e intereses españoles “puedan verse directamente comprometidos” por la ambición de Marruecos.

Afganistán

Por último, y quizás lo más sorprendente, es la desaparición de un texto cuyo epígrafe era “El enfoque integral en Afganistán”. En él se afirmaba que la misión en el país asiático es “especialmente complicada e importante” para la seguridad internacional y nuestro país.

El texto contaba con tres párrafos, y en uno de ellos se decía lo siguiente: “Tras casi una década de dificultades sobre el terreno, la mejor respuesta a la crisis afgana sólo podrá alcanzarse por una combinación de acciones y recursos diplomáticos, militares, económicos y civiles. Hay que seguir trabajando para la seguridad y el desarrollo de los afganos, si no queremos que los extremistas atenten otra vez contra la seguridad mundial”.

¿Un análisis demasiado pesimista por parte de Solana y por eso se ha modificado a la baja?