El turismo sigue siendo objetivo de los islamistas

Informe de inteligencia: el cierre de mezquitas en Túnez provocará una escalada de terrorismo

El Gobierno ha reaccionado cerrado lugares de culto y realizando detenciones indiscriminadas. Se teme un nuevo atentado

Imagen captada del terrorista que atacó una playa de Susa (Túnez) matando a 38 personas.
Imagen captada del terrorista que atacó una playa de Susa (Túnez) matando a 38 personas.

La reacción del Gobierno tunecino tras el atentado contra el enclave turístico de Susa ha supuesto el cierre de mezquitas en todo el país y redadas “indiscriminadas” entre la población. Según un informe de inteligencia, se está abonando el terreno para otro ataque coincidiendo con el fin del ramadán.


Túnez aún no ha vuelto a la normalidad tras el ataque del pasado mes contra una playa da la localidad de Susa, donde fueron asesinados a tiros 38 turistas europeos a manos de un yihadista armado con un rifle Kalashnikov.

La respuesta al atentado fue el cierre de 80 mezquitas ‘ilegales’ o no registradas, donde se supone que trabajan las redes de captación yihadista y donde se enseñan preceptos de las ramas más radicales del Islam. Se calcula que en todo el país hay unos 150 de estos centros religiosos.

Junto a ello, el Gobierno de Túnez ha decidido poner en marcha una campaña de detenciones en algunas comunidades donde se sospecha que pueda haber presencia de activos terroristas. Una situación que, según la empresa especializada en inteligencia AICS, está resultando contraproducente.

Según un reciente informe de la Asesoría de Inteligencia y Consultoría de Seguridad (AICS), al que ha tenido acceso ECD y que ya ha sido remitido a empresas que trabajan en la zona –españolas incluidas-, ninguna de estas medidas ha sido eficaz: el turismo en Túnez sigue siendo un objetivo terrorista.

El documento, que analiza la situación sociopolítica y de seguridad del país, refleja la oposición generalizada de la población a estas medidas, que el Gobierno tunecino no ha explicado públicamente generando más confusión.

La propaganda islamista difundida en las últimas semanas hace hincapié en el acoso que sufren los musulmanes por parte de las fuerzas de seguridad. Es, según los analistas, la situación perfecta que buscan los grupos yihadistas tras el atentado de Susa: una “ruptura social del país”.

Por ello, el informe destaca la alta probabilidad de que se produzca un nuevo atentado “antes de finalizar el ramadán”. El objetivo aún no está claro, pero apuntan los analistas que se podría volver a golpear la estructura del turismo, principal actividad económica del país, para hundir la credibilidad internacional del gobierno que dirige Béji Cäid Essebsi. Tampoco se descarta un ataque contra las fuerzas de seguridad o contra autoridades políticas.

Por otra parte, otras medidas como la construcción de un muro de 170 kilómetros que separe la frontera de Túnez y Libia para evitar el tráfico de armas y combatientes islámicos es, a priori, una idea “interesante”.

Sin embargo, los planes de construcción contemplan su emplazamiento en una zona habitada, dejando desguarnecida parte de la frontera desértica que une a ambos países. Un área inhabitada a la que ya están recurriendo los islamistas para moverse entre ambos países.

 


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