Los yihadistas están captando a reclusos

Pintadas del Estado Islámico en las prisiones españolas

“No hay más dios que Alá”, el mensaje de la última inscripción aparecida en Estremera (Madrid). Alerta en Instituciones Penitenciarias por la radicalización en las cárceles

Pintada con la bandera de Daesh en la cárcel de Estremera.
Pintada con la bandera de Daesh en la cárcel de Estremera.

El Estado Islámico se ha “instalado” en las cárceles españolas. Al menos, en lo que a la aparición de simbología del Daesh se refiere. Los técnicos de prisiones han alertado a la secretaría de Estado de Instituciones Penitenciarias sobre la creciente radicalización de los presos musulmanes y la práctica de pintadas a favor del grupo terrorista. La última de ellas apareció en Estremera (Madrid).


Según ha sabido El Confidencial Digital, los funcionarios de ese centro penitenciario hallaron una réplica de la bandera del Daesh en el patio de la prisión hace un mes y medio. En la pintada, aparecía un recuadro -a modo de enseña- con la “Shahada”, la declaración de fe islamista: “No hay más dios que Alá”. Debajo de esta frase se había dibujado el símbolo circular del ISIS.

Los técnicos de Prisiones consultados por este diario explican que la bandera pintada fue borrada inmediatamente, y que se inició una investigación para detectar al autor de la misma. No obstante, las pesquisas aún se mantienen abiertas, porque Estremera es una cárcel con varios internos musulmanes y también vinculados al yihadismo radical.

De hecho, en la cárcel madrileña ingresó hace ya unos años, Abu Dahdah, considerado el fundador de la primera célula de Al Qaeda en España, y que en su día ya puso en aprietos a Instituciones Penitenciarias al pretender enseñar ajedrez en la cárcel.

Aumenta la radicalización

La localizada en de Estremera no es la primera pintada favorable al Estado Islámico detectada en cárceles españolas, explican a ECD técnicos de Prisiones. Hay antecedentes, por ejemplo, en Soto del Real. Además, en prisiones con un alto porcentaje de internos musulmanes, como la de Burgos, las inscripciones sobre Alá forman parte del día a día.

No obstante, el hecho de que en esta última pintada aparezca una réplica exacta de la bandera del Estado Islámico ha puesto en alerta a Instituciones Penitenciarias, que llevaba meses recibiendo advertencias sobre un aumento de la radicalización en las cárceles.

Un fenómeno que viene, en parte, provocado por el aumento de internos vinculados al yihadismo radical. Desde 2014, se ha duplicado el número de ingresos, y hace un año las cifras oficiales hablaban de 93 islamistas encarcelados en prisiones españolas.

Prisiones está aplicando un plan de choque

Ante el aumento de ingresos de yihadistas, y la radicalización de los presos en las cárceles, Instituciones Penitenciarias está aplicando un plan de choque, la llamada Instrucción 2/2016, para controlar a los internos más peligrosos y evitar que propaguen las consignas del Estado Islámico entre la población reclusa.

Este plan, que fue analizado recientemente por la Agrupación de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP), distingue tres tipos diferentes de presos islamistas, cuyo tratamiento debe ser distinto por parte de los funcionarios de prisiones:

--En el Grupo A se incluye a los condenados por pertenencia o colaboración con grupos terroristas. En este colectivo existe un riesgo elevado y hay presencia de ideología radicalizada. En el último informe, de octubre de 2016, se contabilizaron 115 presos de este tipo.

 

--En el Grupo B están aquellos que actúan como líderes y reclutadores, y que facilitan el desarrollo de actitudes extremistas y radicales en la población reclusa. En el informe de octubre de 2016 se contabilizaron 33 internos de este tipo.

--En el Grupo C se agrupan los radicalizados o en proceso de radicalización extremista, incluyendo también a los internos con nivel de riesgo y vulnerabilidad hacia el proceso de captación. En el informe de octubre de 2016 se contabilizaron 80 presos de este tipo.

Intervención intensa y sostenida

Para los internos del Grupo A, Prisiones exige una “intervención intensa, individual y sostenida en el tiempo”. Además, y en opinión del presidente de ACAIP, José Ramón López, esa vigilancia de los funcionarios de prisiones debe ser muy continuada, y por equipos, porque “será muy difícil apartarlos de la influencia del grupo”.

Sobre los Grupos B y C, el objetivo es evitar el llamado “efecto contagio” de otros internos musulmanes, por lo que es preferible una intervención grupal, frente a la individualizada que se aplica a los presos ingresados por pertenencia a un grupo terrorista.

No obstante, el común denominador para todos estos casos es extremar las precauciones en las zonas habilitadas para el culto, así como un mayor control sobre los imanes que dan los sermones en las cárceles.


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