Sorpresa en las cárceles: móviles enanos en tubos de pasta de dientes
Miden apenas seis centímetros y funcionan como un teléfono convencional
La picaresca en los accesos a los centros penitenciarios es algo que siempre ha traído de cabeza a los funcionarios de prisiones y a las fuerzas de seguridad. El sistema se ha “perfeccionado” hasta tal punto que se han detectado recientemente teléfonos móviles de reducidas dimensiones que pasan escondidos al interior de las cárceles para comunicarse con el exterior.
“Cada vez nos lo ponen más difícil”: esa es la impresión que se extiende entre funcionarios de prisiones que en fechas recientes han detectado nuevos casos de objetos que ‘se cuelan’ en las cárceles.
Desde el sindicato de funcionarios de prisiones ACAIP explican a El Confidencial Digital que el último caso llamativo que han encontrado en cacheos en los accesos y también en los registros en celdas es el de unos teléfonos móviles enanos.
Tal y como se puede ver en la imagen superior, se trata de unos dispositivos convenciales, no smartphones. Miden apenas unos seis o siete centímetros de longitud, lo que les convierte en un modelo perfecto para poder sortear los controles de entrada.
Según las fuentes consultadas por ECD, estos teléfonos móviles son tan pequeños que en ocasiones los han llegado a encontrar escondidos dentro de tubos de pasta de dientes. Así, o escondidos en el cuerpo, los introducen en las cárceles, en ingresos, en visitas de familiares, en “vis a vis”...
La experiencia de los funcionarios de prisiones es que los reclusos tratan de meter a prisión o bien elementos para comunicarse, como estos móviles, o bien elementos para defenderse de otros presos o para atacar a los funcionarios.
En esta categoría entre otro objeto encontrado por la Policía Nacional en Gran Canaria, y del que también alertan desde ACAIP. A simple vista es un simple bolígrafo negro: pero de su interior se despliega una cuchilla de unos 15 centímetros, una auténtica navaja con la que se puede dar alguna de las agresiones que los funcionarios de prisiones aseguran que sufren prácticamente a diario.
