Varios presos de ETA han intentado suicidarse en los últimos meses. Desánimo en las cárceles porque ven muy lejos su salida a la calle: piensan que les han abandonado

Presos de ETA han intentado quitarse la vida en la cárcel en estos últimos meses. La inquietud que viven los reclusos de la banda terrorista entre rejas se está volviendo insostenible, porque ahora tienen la impresión de que les han dejado abandonados. No ven otro horizonte que continuar un buen número de años en la cárcel.

Los etarras atraviesan un momento de máxima debilidad. No solo los menos de 25 huidos en Francia, que continúan escondidos. También en las cárceles, los miembros de ETA están pasando un momento malo, que les está provocando importantes crisis psicológicas. Sus ánimos se encuentran bajo mínimos.

Según ha podido saber El Confidencial Digital, esta situación de tensión ha llevado a algunos reclusos de ETA a plantearse el quitarse de en medio, de manera individual y en soledad. Los funcionarios y directores de algunas prisiones han detectado casos y han hecho llegar esta información al Ministerio del Interior.

Se trata de etarras que han comentado a compañeros de prisión, o a los propios funcionarios del módulo donde se encuentran ingresados, que su situación no tiene ninguna salida. Se plantean, por tanto, acabar con su vida ante lo que ya ven como imposible: quedar en libertad.

¿Qué les pasa a los presos de ETA?

El ambiente interno en lo que ETA denomina el “frente de makos”, es decir el colectivo que está en la cárcel, es desesperante en buen número de casos. El desánimo se ha convertido en generalizado. Los días pasan, ellos siguen en la cárcel, pero sobre todo no ven indicio alguno de que las cosas puedan cambiar. “La vida en la cárcel es muy dura”, afirma a ECD un experto del ministerio del Interior en materia antiterrorista.

El único modo que los reclusos etarras ven, para salir a la calle antes de cumplir su condena íntegra, es que la actual dirección de ETA negocie con el Gobierno una solución para los más de 600 terroristas que se encuentran encerrados en prisiones de España y Francia.

Sin embargo, la debilidad en que se encuentra la actual cúpula de ETA, junto con la negativa en redondo de los Gobierno de los dos países a entablar cualquier contacto con la dirección de la banda terrorista, provoca que los presos se desesperen.

Además, los nuevos representantes de Sortu han puesto en sordina la vieja reclamación de que se ponga en libertad a los presos.

Idéntica sensación existe entre los familiares. Padres, hermanos y amigos de los presos de ETA piensan que los suyos no van a salir de la cárcel ni a corto ni a medio plazo, lo que incrementa la desesperanza y el enfado. Ya no existe la unidad que impregnaba antes sus manifestaciones y concentraciones.

 

Casos de suicidio

En los últimos años, varios miembros de ETA han intentado provocarse heridas o, incluso, suicidarse, según las fuentes cercanas al ministerio del Interior a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital. Es el caso de Martín Hernando, que en el año 2010 quiso quitarse la vida en su celda y tuvo que ser hospitalizado por lesiones graves. Sufría paranoias.

Algún etarra, incluso, se ha disparado a sí mismo mientras se encontraba huido para que fuera detenido por la Policía. Ibai Sueskun, cuando solo llevaba un año en Francia integrado en la estructura de ETA, se pegó un tiro en la mano y a continuación acudió a un centro médico, donde fue inmediatamente detenido por la Gendarmería gala.

Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ECD explican que los etarras llegan a esta situación porque están concluyendo que sus años de lo que ellos llaman “lucha armada” no han servido para mucho. Matando no han conseguido sus objetivos y, sobre todo, no ven salida a su propio futuro.

Aitzol Gogorza, al borde del suicidio

Un etarra preocupa especialmente a los expertos del ministerio del Interior. Se trata de Aizol Gogorza, actualmente en la prisión vizcaína de Basauri, que ya ha intentado suicidarse.

El terrorista sufre trastorno obsesivo compulsivo de larga duración desde los tiempos en los que formaba parte de ETA. Cuando ingresó en la cárcel francesa de Poissy, sus obsesiones se dispararon. En 2011 fue extraditado a España y desde entonces ha tenido graves enfrentamientos con funcionarios de prisiones.

En este momento, Interior le ha aplicado un protocolo de acompañamiento: durante 24 horas, tres presos vigilan al etarra para evitar que se quite la vida. Es la misma medida que se está aplicando a José Bretón, el padre de los niños desaparecidos en Córdoba.

La táctica de Interior

Fuentes cercanas al ministro del Interior explican que a Jorge Fernández Díaz le preocupa especialmente que un etarra muera suicidado en una cárcel española. De hecho, ha dado orden de poner los medios necesarios para efectuar un seguimiento especial a los presos de ETA con problemas psicológicos que se hayan planteado en algún momento quitarse la vida.

En el ministerio opinan que estos reclusos etarras que sufren trastornos psicológicos tendrían muchas posibilidades de acogerse a la llamada ‘vía Nanclares II’, el plan diseñado para que los presos de ETA se desvinculen de la banda y, a cambio, puedan ser acercados a cárceles del País Vasco.

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