Baja ligeramente la cifra de españoles en cárceles extranjeras

En 2018 había 996 reclusos y en la actualidad son 985. Exteriores paga 130 euros al mes por cada preso cuando su situación resulta precaria

CARCEL
Pasillo de cárcel

El número de españoles en cárceles del extranjero ha descendido con respecto al pasado año. Según datos del Ministerio de Exterior a los que ha podido acceder Confidencial Digital, 985 presos se encontraban al cierre del mes de junio en prisiones extranjeras, frente a los 995 de 2018.

La cercanía es un factor clave cuando se trata de la ubicación de estos presos. Del total, 188 se encuentran en Francia, de los cuales 50 son antiguos miembros de ETA.

Al país vecino le sigue Marruecos, donde 90 presos españoles cumplen condena. Alemania ocupa el tercer puesto con 85.

Perú es el único país no europeo que se encuentra entre los cinco primeros, con 72 ciudadanos españoles en sus cárceles. Esta cifra es considerablemente baja si se tiene en cuenta que en el año 2014 había 327 españoles en cárceles peruanas. Cierra el ranking Portugal, con 53 presos de nacionalidad española.

Cómo se les ayuda desde España

En cuanto al presupuesto destinado, exteriores gastó durante el pasado año 2018 la cantidad de 246.000 euros en ayudas económicas a detenidos españoles en el extranjero.

Estas ayudas se destinan principalmente a países donde las condiciones de las cárceles no cumplen los estándares mínimos, como Tailandia o Panamá. Por ende, van dirigidos a la adquisición de productos básicos de higiene, medicamentos o alimentación.

A cada persona en condiciones sin dichos estándares mínimos se destinan 120 euros al mes, una cantidad que sube a 150 euros al mes cuando la detenida o detenido tiene un menor a su cargo. En caso de que se trate de una cárcel privada (de pago) como sucede en algunos países, esta cantidad corre a cargo del preso.

El Defensor del Pueblo señala que la situación de las condiciones sanitarias en muchas de las prisiones donde se encuentran privados de libertad los ciudadanos españoles, dista mucho de equipararse a las condiciones sanitarias que pueden encontrarse en las cárceles españolas y destaca sobre todo las prisiones centro y suramericanas como las de Perú, Colombia, Ecuador o Brasil.

Cuando hay un español en una cárcel extranjera son las oficinas consulares de cada país las encargadas de prestar la asistencia necesaria acorde con la situación del detenido, como notificar a los familiares y amigos la situación del ciudadano español; visitarle periódicamente; entregarle y recibir mensajes y correspondencia; proporcionar una lista de abogados; o asistirle si desea ser trasladado a España.

 

El Defensor del Pueblo señala que, en el caso de Estados Unidos, las dimensiones del país hacen que los españoles presos allí (un total de 47) no sean visitados por las oficinas consulares "con la frecuencia que sería deseable".

Además desde el organismo destacan el caso de Pablo Ibar, condenado a muerte en Estados Unidos en el año 2010 por un triple asesinato cometido en 1994. Posteriormente, consiguió que se le repitiera el juicio y ha sido condenado a cadena perpetua, a pesar de que el acusado sostiene que no es culpable de los crímenes que se le imputan.

Peticiones de traslado

En caso de que un preso desee ser trasladado a España, esta gestión se hará en el marco de los convenios que España tenga establecidos con los países que estén en el Convenio de Traslado de Personas Condenadas o en el Convenio de Estrasburgo, como Colombia o Bolivia.

Dicho traslado solo puede producirse si tanto el preso, como el estado donde cumple condena, como el Estado español concurren en la voluntad de llevar a cabo el proceso. Además, es requisito imprescindible que el condenado tenga sentencia firme.

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