Detenciones por tenencia ilícita de explosivos de adiestradores de perros para detección

Un juzgado togado militar de Madrid investiga a varias personas a las que se les han incautado gasas impregnadas, pequeñas cantidades de TNT y otros elementos

Práctica con perros detectores de explosivos en Barcelona.
Práctica con perros detectores de explosivos en Barcelona.

Puerto de Barcelona, marzo de 2019. Decenas de vigilantes privados con perros detectores de explosivos se examinan para certificar que sus animales tienen efectivamente la capacidad de encontrar explosivos ocultos en barcos.

Agentes de la Guardia Civil se presentan en las instalaciones donde se llevan a cabo las pruebas y registra a los vigilantes, que trabajan para distintas empresas de seguridad privada. La redada da sus frutos: varios de los aspirantes portan en ese momento pequeñas cantidades de explosivos, microgramos y gasas con partículas y moléculas oloríferas, para entrenar hasta el último momento con sus perros y aprobar la certificación. Algunos también llevan material pirotécnico, con pólvora.

Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, otoño de 2019. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) organiza una prueba para certificar a los binomios vigilante-perro que vigilan que no pasen explosivos por el aeropuerto.

De nuevo una inspección de la Intervención Central de Armas y Explosivos de la Guardia Civil da como resultado la intervención de pequeñas cantidades de explosivos en poder de quienes se iban a examinar para poder trabajar, en este caso en Barajas, con un perro detector de explosivos.

No son los únicos casos. Antes, en 2018, otras dos personas ya fueron investigadas por transportar en una mochila material explosivo, de nuevo en muy pequeñas cantidades, en un coche, y perderla. Una de las afectadas niega que eso ocurriera, otro asegura que el asunto fue archivado, pero otras fuentes señalan que el caso está pendiente de juicio.

Este mismo año 2020 ha habido novedades. A un adiestrador, ex militar, le registraron su domicilio en Madrid y se intervinieron unos gramos de distintos explosivos, los que se usan con más frecuencia para entrenar perros detectores para trabajar en controles en aeropuertos, estadios de fútbol, grandes eventos multitudinarios como festivales de música...

Distintas fuentes del sector confirman que se han producido varias detenciones más, por ejemplo en Madrid, y en varios casos se trata de personas que o bien son militares o guardias civiles, o bien lo fueron en el pasado.

Algunos de los guías caninos detenidos tuvieron que pasar el plazo máximo de detención 72 horas en el calabozo. Los hay que siguen imputados por tenencia ilícita de explosivos, pendientes de juicio.

Confidencial Digital ha podido conocer estos casos, a partir del testimonio de distintas personas involucradas en el sector de los perros detectores de explosivos: guías caninos, empresas de seguridad, guardias civiles, adiestradores...

 

Sólo se pueden manejar en puntos habilitados

El motivo de que haya habido incautaciones, la irregularidad, es que la legislación no permite portar explosivos, aunque sean apenas microgramos, en la calle. En el caso concreto de los perros detectores de explosivos, la regulación establece que deben ser adiestrados y entrenados en recintos habilitados al efecto.

Por ejemplo, buena parte de las empresas que ofrecen servicios de perros detectores de explosivos acuden periódicamente al Campus La Marañosa, unas instalaciones en San Martín de la Vega (Madrid) del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), un organismo dependiente del Ministerio de Defensa.

Allí se ofrece la posibilidad de que los guías caninos adiestren y entrenen a los perros. Se utilizan explosivos reales, propiedad del INTA y de las Fuerzas Armadas, para que los animales aprendan a detectar este tipo de sustancias.

Aparte, existen en España unas pocas instalaciones privadas, propiedad de empresas especializadas, que cuentan con los requisitos que exige la legislación para llevar a cabo estos entrenamientos. Uno de esos requisitos es contar con un polvorín, en el que se guardan bajo estrictas medidas de seguridad los distintos materiales explosivos que se pretende que los perros aprendan a detectar por el olfato: desde cordón detonante (que suele ir relleno de pentrita) hasta pólvora, nitroglicerina, dinamita, TNT...

El problema, coinciden en señalar distintas fuentes, es que no todos los guías acuden a entrenar a las instalaciones habilitadas. O al menos, no lo hacen siempre. “Algunos intentan entrenar hasta el último momento, justo antes de las certificaciones”, lo justifica una fuente conocedora del sector.

Existen incluso vídeos que circulan entre algunos guías que, por ejemplo, muestran un entrenamiento en lo que parece un polígono industrial, en una zona abierta de suelo de cemento. El adiestrador enseña a un puñado de personas a manejar a un perro ante tres cubos en los que se oculta material explosivos.

Eso, así como portar material explosivo para tratar de entrenar justo antes de pasar las certificaciones en el Puerto de Barcelona o en el Aeropuerto de Madrid, en principio no está permitido. De ahí que se produjeran esas incautaciones por parte de la Guardia Civil.

En el caso de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, se exige que los perros sean capaces de detectar con el olfato la presencia de distintas sustancias, como el TNT (trinitrotolueno), el amonal (muy utilizado por ETA en su día), la Goma 2, el hexógeno...

Una opción es la de entrenar con “pseudos”, productos que imitan el olor de determinados explosivos y que se pueden utilizar sin las limitaciones de las sustancias reales. Pero algunos guías señalan que los “pseudos” no son una alternativa eficaz, no funcionan igual que el explosivo real.

Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil

Los casos antes citados proceden de distintas investigaciones y operaciones que en gran parte las ha asumido la Intervención Central de Armas y Explosivos (ICAE) de la Guardia Civil. La Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad establece que es la Guardia Civil el cuerpo que ejerce las funciones “derivadas de la legislación vigente sobre armas y explosivos”.

Lo hace a través de la ICAE, que dirige desde hace unos meses el coronel Diego Pérez de los Cobos tras su cese como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid.

La intervención se encarga entre otras funciones de controlar todas las actividades relacionadas con los explosivos, cartuchería y pirotecnia, y cuenta con una Sección de Explosivos que vigila el uso legal que se hace en España de los explosivos en distintas actividades y ámbitos.

ECD se puso en contacto con la Intervención Central de Armas y Explosivos. Un responsable de esta unidad de la Guardia Civil confirma que son ellos quienes están llevando a cabo las investigaciones sobre estas irregularidades en el uso de material explosivo por parte de algunos guías de perros detectores. Estas investigaciones se remontan a hace más de un año.

Subrayan, como otras fuentes de este ámbito de los perros detectores, que en todo momento se trata de cantidades muy pequeñas.

Sólo añaden que el asunto se está instruyendo en un juzgado militar. ECD trató de ampliar la información, para lo que desde la ICAE remitieron a la Oficina de Relaciones Informativas y Sociales de la Dirección General de la Guardia Civil. Al cierre de esta edición no se había recibido respuesta de las preguntas enviadas a dicha oficina.

Lo investiga un juzgado militar

Otras fuentes indican que el asunto está siendo investigado por uno de los juzgados togados militares de Madrid. Del Tribunal Militar Territorial Primero, con sede en Madrid, dependen varios juzgados: entre ellos, los Juzgados Togados Militares Territoriales nº 11 y 12, ambos con sede en Madrid y con demarcación en las provincias de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Badajoz.

Además, añaden que en las diligencias de investigación participa también la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil en Madrid, con sede en Tres Cantos.

Que un juzgado militar investigue el caso tiene dos explicaciones: o que se trata de un delito militar, o que están implicados militares o guardias civiles.

Efectivamente, distintas fuentes coinciden en señalar que en las detenciones e incautaciones relacionadas con perros detectores de explosivos, algunos de los implicados son militares o guardias civiles en activo. De hecho, apuntan que tanto en 2018 como este 2020 se ha detenido a militares que también trabajaban con guías caninos y que tenían en su poder material explosivo real.

También se da el caso de guías caninos de la Guardia Civil de los que se conoce que en su tiempo libre ofrecen adiestramiento de perros para detectar explosivos.

¿De dónde procede el material explosivo?

Pero, además, varias fuentes señalan directamente a algunos miembros de unidades militares, principalmente del Ejército de Tierra, como quienes suministran esas pequeñas cantidades de explosivos que se les están encontrando a algunos guías en las operaciones policiales que se están llevando a cabo en los últimos años.

Y es que una de las preguntas más relevantes de este asunto es de dónde obtienen los microgramos o gramos de explosivos los guías a los que se les han encontrado, bien al registrar sus pertenencias en exámenes, bien en algunos casos en sus domicilios.

Distintas fuentes del sector coinciden en señalar en que, por relaciones personales de confianza, hay guías caninos que desde hace años obtienen pequeñas muestras de explosivos de amigos militares que tienen acceso a polvorines, en algunos casos también tedax, desactivadores de explosivos de las Fuerzas de Seguridad.

También apuntan a los entrenamientos oficiales, en los que en alguna ocasión se puede dar la circunstancia de que alguien se lleve un pellizco de explosivo plástico, por ejemplo, o que simplemente impregne una gasa en el explosivo de entrenamiento y se la lleve: esa gasa ya le sirve para entrenar a su perro allí donde quiera, sin necesidad de volver al campus del INTA, por ejemplo.

En algunos casos, incluso se ha visto a algunos de estos guías entrenar en algunas de las infraestructuras en las que luego se han de certificar con sus perros. Eso, según denuncian fuentes del sector, les da ventaja frente a quienes se ajustan a la norma y sólo adiestran a sus animales en las instalaciones habilitadas para entrenar con explosivos.

Además, también “abarata costes”, ya que se da la circunstancia de que hay guías que manejan esas pequeñas cantidades de material explosivo sin necesidad de contar con una finca, con polvorín propio, ni tampoco alquilar (pagando) esas instalaciones privadas para adiestrar a su perro.

Un detenido: “Son microgramos”

ECD ha podido contactar con uno de los detenidos en este caso, al que la Guardia Civil registró su domicilio e incautó varios gramos de distintas sustancias explosivas. Se limita a señalar que el asunto se encuentra en vía judicial y que aún no hay fecha para el juicio oral, aunque se espera que sea próximo. Por el momento, prefiere no hacer más declaraciones.

Otros implicados en estas incautaciones subrayan que en todo momento se trata de cantidades mínimas de material explosivo, microgramos: “Aunque se juntasen todos los microgramos que se han intervenido toda España, no se podría hacer nada con ese explosivo”, en referencia a que no representa ningún peligro real de que ese material pueda servir para cometer ningún delito, si por ejemplo cayera en manos de organizaciones criminales o grupos terroristas.

Señalan que la legislación sí permite la posesión de microgramos, en gasas, para usarlas para entrenar con perros detectores. Y denuncian que “a los guías se les están tratando como a criminales”, con los registros y operaciones policiales que se han producido en los últimos años.

Las empresas se desvinculan de sus guías

Otra parte afectada son las empresas de seguridad privada que han visto cómo algunos de sus guías caninos han sido detenidos, o al menos se les han incautado explosivos en los casos antes citados. Eso afecta a su vez a sus clientes: equipos de fútbol de Primera División que contratan guías para vigilar las entradas de los estadios, compañías internacionales de carga aérea que tienen que supervisar todos los envíos que transportan en aviones...

Fuentes del sector señalan que son alrededor de un centenar los binomios guía-perro que actualmente trabajan en España en este ámbito, que se preparan y se presentan frecuentemente a las distintos contratos y a las certificaciones para poder trabajar en determinadas infraestructuras.

La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ofrece en su web un apartado dedicado a la “Certificación de equipos de perros detectores de explosivos para su uso en carga aérea”. Ahí publican listados de “Equipos certificados de perros detectores de explosivos para suministros de aeropuerto y provisiones de a bordo”, así como “Equipos certificados de perros detectores de explosivo para carga aérea”.

En total, no llegan a la decena las empresas con equipos certificados. Se citan Grupo GFS, ICTS Hispania, Mega-2 Seguridad, Securitas Seguridad España, Security Dogs, Levantina Seguridad, Opcon Seguridad, Team Seguridad y Barna Porters Seguretat.

Guías caninos de estas empresas han pasado los exámenes de AESA para trabajar en aeropuertos. En el marco de esos exámenes, en otoño de 2019, a varios guías de algunas de estas empresas la Guardia Civil les intervino pequeñas cantidades de explosivos.

ECD se ha puesto en contacto con varias de las empresas afectadas. Su respuesta es similar en todos los casos: se trata de “cuestiones personales” de los guías a los que se ha denunciado, o incluso detenido, por tenencia ilícita de explosivos. Aunque esos guías trabajaran con ellos, los hechos no han sucedido en instalaciones de las empresas, ni ellos tenían conocimiento de que manejaran explosivos de forma que la Guardia Civil considere irregular. Se desvinculan totalmente de estos hechos.

Desde la empresa en la que trabajaba uno de los detenidos señalan que cuando se produjo el arresto ellos se pusieron en contacto con sus clientes (infraestructuras públicas y privadas en las que trabajaban sus perros detectores) para informarles de estos hechos. También subrayan que contactaron con la Guardia Civil para ofrecer sus colaboración para esclarecer lo sucedido, ya que, señalan, a las empresas especializadas les están haciendo daño las operaciones policiales que muestran un manejo no ajustado a la legislación de los explosivos.

Multas de 2.000 euros

Otra compañía privada con guías implicados asegura que las gasas impregnadas que ellos utilizan proceden de polvorines que tienen en otros países europeos. Se trata de gasas médicas impregnadas de moléculas oloríferas de explosivos, totalmente legales, insisten, que les suministran empresas especializadas en explosivos.

Aseguran que la Guardia Civil analizó en sus laboratorios estas gasas y terminó dejando el asunto en sanciones administrativas de 2.000 euros para varios de los guías caninos a los que se les incautaron, por ejemplo en el Puerto de Barcelona.

También afirman que “no hay ninguna trama detrás”, sino un puñado de casos puntuales (“tres o cuatro entre cientos”) que además, aventuran, no van a llegar a suponer penas de prisión, sino si acaso sanciones administrativas como las citadas.

Aunque, en todo momento, confirman que sí que ha habido otros casos más graves, de guías que han sido detenidos y que estaban en posesión de algunos gramos de explosivo real, no gasas impregnadas.

Sin embargo, aunque hay casos que han desembocado en una sanción administrativa, ECD puede confirmar que aún hoy existen instrucciones judiciales -una de ellas, en un juzgado togado militar- en marcha sobre este asunto, así como que la Guardia Civil investiga a varios de estos guías de perros detectores de explosivos por tenencia ilícita. Además, algunas empresas han sido excluidas de los entrenamientos en el Campus La Marañosa, dependiente del Ministerio de Defensa.

En más de un caso, los detenidos han seguido trabajando en las empresas de seguridad que los tenían contratados. Apuntan algunos de los responsables de estas compañías que van a esperar a que haya sentencia para tomar una decisión.

El delito de tenencia ilícita

Si hubiera no una mera sanción administrativa, sino una condena penal por tenencia ilícita de explosivos, esos guías perderían su habilitación para trabajar en este ámbito, ya que se exige el requisito de no tener antecedentes penales. Tendrían que esperar a cumplir condena y cancelar sus antecedentes para volver a ejercer como tal.

El artículo 568 del Código Penal castiga con pena de prisión de cuatro a ocho años, si se trata de sus promotores y organizadores, y con la pena de prisión de tres a cinco años para los que hayan cooperado a su formación, “la tenencia o el depósito de sustancias o aparatos explosivos, inflamables, incendiarios o asfixiantes, o sus componentes, así como su fabricación, tráfico o transporte, o suministro de cualquier forma, no autorizado por las Leyes o la autoridad competente”.

Los afectados por las redadas policiales confían en que la cantidad “irrisoria” de explosivo, microgramos o a lo sumo algunos gramos, conduzca a que las investigaciones judiciales acaben sin condena penal.

Otras fuentes del sector, sin embargo, esperan que estos casos obliguen a la Guardia Civil a reforzar los controles sobre los guías caninos y adiestradores de perros detectores de explosivos, ya que consideran que actualmente existe un descontrol que permite que vigilantes de seguridad privada manejen sustancias explosivas de forma irregular y de esta forma obtengan ventajas para conseguir contratos y certificaciones.

La regulación sobre esta profesión es reciente, y de hecho al principio ni siquiera existían instalaciones donde entrenar, más allá de la Escuela de Adiestramiento de Perros que el Servicio Cinológico de la Guardia Civil tiene en El Pardo (Madrid).

También hay quien ve en todo esto un choque entre la Agencia Estatal de Seguridad Aérea y la Guardia Civil. AESA sacó hace unos años su propia certificación para equipos de perros detectores de explosivos en carga aérea. Para pasar esas pruebas, algunos guías llegan a entrenar con sustancias explosivas fuera de los lugares habilitados, y la Guardia Civil termina realizando incautaciones de estas sustancias en los propios exámenes de AESA, así como en los del Puerto de Barcelona.

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