La Guardia Civil prepara un protocolo para combatir el acoso sexual en el cuerpo

Castigará “rozamientos, observaciones sugerentes, chistes sobre la apariencia física, uso de pósteres pornográficos, gestos obscenos”

El director de la Guardia Civil, Félix Azón.
Mujeres en un acto de la Guardia Civil.

La Guardia Civil se pone las pilas contra el acoso sexual. La Dirección General del Instituto Armado avanza hacia la aprobación de un protocolo específico para combatir este problema en su plantilla y sigue así el ejemplo de otras instituciones, como las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) y de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) explican al Confidencial Digital que recientemente se celebró una reunión del grupo de trabajo con la Dirección General sobre los preparativos para elaborar unos nuevos protocolos sobre acoso en el cuerpo.

Hasta ahora se encuentra vigente una Resolución de 8 de abril de 2013, del Director General de la Guardia Civil, por la que se aprueba el protocolo de actuación en relación con el acoso laboral y sexual en la Guardia Civil.

Sin embargo, tras la petición de algunas asociaciones, la Dirección General que desde verano dirige Félix Azón ha desarrollado sendos borradores para dos protocolos diferenciados: uno de “actuación frente al acoso laboral en la Guardia Civil” y otro de “actuación frente al acoso sexual y al acoso por razón de sexo en la Guardia Civil”.

Las Fuerzas Armadas y la Policía como ejemplo

ECD ha tenido acceso a los borradores que maneja la Dirección General de la Guardia Civil, y sobre los que las asociaciones profesionales harán propuestas de enmiendas. La próxima reunión del grupo de trabajo sobre estos protocolos frente al acoso laboral y al acoso sexual tendrá lugar en marzo, cuando esas asociaciones presentarán sus alegaciones.

La Dirección General estudiará dichas alegaciones y podrá hacer modificaciones antes de remitir el texto al Consejo de la Guardia Civil (foro que reúne a los mandos con los vocales de las asociaciones) que le daría el visto bueno, si se da el caso, y después el director general firmaría su aprobación.

En el caso del protocolo contra el acoso sexual, el que ofrece más novedades, la Dirección General de la Guardia Civil se ha inspirado en otros documentos con este mismo objetivo que ya están en vigor en la Administración General del Estado, en la judicatura por parte del Consejo General del Poder Judicial, y sobre todo por su semejanza con la Guardia Civil, en la Policía Nacional y en las Fuerzas Armadas.

Primero, la prevención

El protocolo presenta varios objetivos sucesivos para frenar los casos de acoso sexual en el seno de la Guardia Civil. En primer lugar, se describen distintas medidas preventivas para tratar de evitar que se produzcan casos de acoso: habrá acciones de sensibilización, formación a mandos intermedios y superiores, se difundirán guías divulgativas sobre situaciones de riesgo e incluso un Manual de Buenas Prácticas.

Pero, sobre todo, se difundirán los cauces de comunicación para consultas y asesoramiento de las víctimas del acoso, como un teléfono de asistencia psicológica, un correo electrónico y el Gabinete de Psicología que proporciona consejo legal, profesional, médico y psicológico.

 

Además, se pretende formar a los mandos para que sepan detectar casos de acoso en fase temprana, y tomar medidas que resuelvan el problema: por ejemplo, cambiando de unidad al acosador, para evitar que coincida con el o la acosada.

Qué será considerado acoso sexual

Una de las claves de este protocolo es la definición que hace de acoso sexual y de acoso sexista. Como acoso sexual considera “cualquier comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo”.

Y desgrana con detalle los ejemplos de qué es acoso sexual: “Un contacto físico innecesario, rozamientos o palmaditas; observaciones sugerentes y desagradables, chistes o comentarios sobre la apariencia o aspecto, y abusos verbales deliberados; invitaciones impúdicas o comprometedoras; uso de imágenes o pósteres pornográficos en los lugares de trabajo; gestos obscenos; observación clandestina de personas en lugares reservados, como sería el caso de los servicios; demandas de favores sexuales; o agresiones físicas”.

Por otra parte, se considerará acoso por razón de sexo (o acoso sexista) “cualquier comportamiento realizado en función del sexo de una persona, con el propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo”.

En este tipo de acoso sexista se incluirían, por ejemplo, “comentarios despectivos acerca de las mujeres o de los valores considerados femeninos, y, en general, comentarios sexistas sobre mujeres u hombres basados en prejuicios de género; demérito de la valía profesional por el hecho del embarazo, la maternidad o la paternidad; conductas hostiles hacia quienes ejerciten derechos de conciliación de la vida personal, familiar y profesional; o minusvaloración, desprecio o aislamiento de quien no se comporte conforme a los roles socialmente asignados a su sexo”.

El protocolo articula un mecanismo para que las víctimas de acoso sexual puedan denunciarlo si lo sufren, de forma que las autoridades internas de la Guardia Civil realicen unas pesquisas o investigación previa (aunque no se le quiere dar ese nombre) antes de iniciar actuaciones más formales.

Y es que en función de la intensidad del acoso, y de lo que se concluya con esa investigación previa, el caso puede derivar en un expediente interno que lleve a sancionar al autor del acoso sexual por una infracción disciplinaria muy grave al amparo del Régimen Disciplinario de la Guardia Civil; o puede llegar a los tribunales, denunciando el caso como delito de acoso sexual previsto en el artículo 184 del Código Penal o el de abuso de autoridad contemplado en el artículo 48 del Código Penal Militar.

Cómo denunciar

El sistema que va a establecer la Guardia Civil implica que quien sea objeto de acoso sexual comunique su situación al personal del Área de Mujeres e Igualdad de la Guardia Civil, el departamento especializado en esta materia dentro de la Dirección General, y que será también el encargado de realizar las acciones de formación y prevención ante el acoso.

También se podrá denunciar el caso directamente al superior jerárquico del presunto acosador. En todo caso, las actuaciones para valorar los hechos denunciados las llevarán a cabo los miembros del órgano de personal de la Jefatura de Zona donde suceda el acoso.

Esa jefatura recabará información, preferentemente de forma verbal, sobre lo denunciado. No habrá, en principio, careos entre el denunciante y el denunciado, pero se tratará de garantizar la seguridad jurídica del denunciado al mismo tiempo que se establece la confidencialidad de la presunta víctima y se pretende evitar que, a posteriori, pueda haber represalias laborales contra la víctima que denuncie.

De hecho, fuentes internas consultadas por ECD indican que este problema cohíbe a posibles denunciantes. “Tenemos conocimiento de compañeras que sufren acoso y que no lo denuncian porque temen que después el mando tome represalias contra ellas”, explican algunas asociaciones.

Una de las principales objeciones que harán las asociaciones consultadas se refiere precisamente al sistema de “instrucción” de esta investigación previa. Temen que, al quedar en manos de las jefaturas de zona, siga teniendo mucho peso la cadena de mando y no se sancione a los acosadores si ostentan una cierta responsabilidad.

De ahí que ellos proponen que las actuaciones se centralicen y se lleven a cabo por parte de personal de la Dirección General de la Guardia Civil, por ejemplo del Área de Igualdad, para que así pueda investigar y tomar decisiones de forma más libre, sin los condicionamientos que puede haber si quienes investigan pertenecen a la misma jefatura de zona que el denunciado.

Denuncias falsas

El borrador del protocolo contra el acoso sexual contempla acciones ante posibles comunicaciones infundadas o falsas. Si la denuncia se realiza de forma maliciosa, se aportan “datos alejados radicalmente de la verdad” o se hace para perjudicar al denunciado, se podrá incoar expediente disciplinario al autor de dicha denuncia falsa o infundada.

Para que este mecanismo sea efectivo, la Guardia Civil se encargará de darlo a conocer una vez que sea oficial. Lo publicará en la Intranet del cuerpo y en el Boletín Oficial de la Guardia Civil, pero irá más allá.

Se comunicará a todas las unidades del Instituto Armado a través de los canales de transmisión de información corporativa, y también se entregará en el marco del plan de acogida para los guardias civiles de nuevo ingreso. Y es que la formación de mandos y agentes para evitar realizar actos que suponen acoso, y para denunciar los casos que sufran o denuncien, será clave para tratar de poner coto a este fenómeno en el seno de la Guardia Civil.

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