Hablan los combatientes españoles contra el Daesh: “No está derrotado”

ECD ha recabado el testimonio de voluntarios encuadrados en milicias kurdas, que confirman que sigue habiendo resistencia de células yihadistas en el noroeste de Iraq

El español 'Baran Germánico', en combates contra el Daesh.
El español 'Baran Germánico', en combates contra el Daesh.

La llegada de la primavera en este 2019 trajo una noticia difundida por fuentes tan distintas como Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Mazloum Kobani, comandante de la milicia Fuerzas Democráticas Sirias: los yihadistas del autodenominado Estado Islámico (o Daesh) habían perdido la última porción del territorio entre Siria e Iraq en el que durante años implantaron su “califato”.

No se trata tanto de que Daesh haya sido completamente derrotado e incluso aniquilado, ya que muchas de sus células continúan estando activas y aún combaten contra distintos enemigos entre Iraq y Siria.

Pero sí se dio a entender que habían acabado las operaciones militares para arrebatarle el terreno en esa parte de Oriente Medio en la que la organización liderada por Abu Bakr Al-Baghdadi (“imán y califa de todos los musulmanes”, según su pretensión) se proclamó como “Estado Islámico” y a la que acudieron miles de radicales islamistas de todo el mundo para defender por las armas este remedo de los sucesivos califatos musulmanes de la Edad Media.

Durante los años de la guerra civil en Siria y los muchos conflictos cruzados que se han desarrollado en ella, decenas de españoles han viajado a este escenario bélico. Muchos eran musulmanes españoles radicalizados que fueron a combatir por el “califato”; pero también ha habido personas de distintas ideologías que se han unido a las milicias anti-Daesh, desde comunistas marxistas-leninistas hasta independentistas catalanes de izquierdas, pasando por ex militares y personas más vinculadas a grupos de extrema derecha.

Una docena han regresado a España

Confidencial Digital ha podido contactar con varios españoles que en los últimos años han luchado, sobre el terreno en Siria e Iraq, en milicias kurdas sobre todo, contra los yihadistas del Daesh.

Desde los primeros años de lucha contra el Daesh, sobre todo en los tiempos en los que el Estado Islámico avanzaba sin apenas oposición, algunos españoles se trasladaron sobre todo a las regiones del Kurdistán entre los dos países árabes, para integrarse en las unidades milicianas (no ejércitos regulares) que oponían resistencia a los terroristas y que trataban de proteger a las poblaciones kurdas, cristianas y yazidíes que estaban siendo masacradas.

Han sido, por tanto, unas decenas los españoles que se han ‘alistado’ en estos años para combatir con las armas contra el “califato”.

Ahora ECD ha podido saber, por fuentes que siguen en la zona de conflicto, que en los últimos meses, coincidiendo con el declinar de las operaciones terrestres en Siria e Iraq, han sido alrededor de una docena los ‘voluntarios’ españoles que han regresado a España tras haber estado combatiendo contra los yihadistas.

Los voluntarios extranjeros encuadrados en milicias, la mayoría kurdas, tienen una cierta libertad para regresar a su país de origen. Varios españoles que han pasado por esta experiencia detallan a ECD el proceso, que en algunos casos supone viajar de forma legal a Iraq, donde se pierde su rastro: allí entran en contacto con las milicias a las que se van a unir, y se integran en ellas de forma que durante años pudieron pasar la porosa frontera entre Iraq y Siria.

 

Otros han viajado ahora: “Daesh no está derrotado”

Este fenómeno de retorno a España de voluntarios que viajaron a luchar contra el Daesh no impide, sin embargo, que también haya españoles que se hayan unido recientemente a las milicias: “Han llegado nuevos voluntarios”, explican a ECD combatientes que continúan allí.

También se da el caso de combatientes españoles que tras una o varias etapas en el frente, y ahora ya en España, se preparan para volver a viajar a Iraq para participar en nuevas operaciones militares.

“El combate ha terminado en Der Azor”, asegura a Confidencial Digital Simón de Montfort, un español que lleva años en la zona y que utiliza como seudónimo el nombre del líder de la cruzada contra los cátaros en el siglo XIII. “Ahora nos preparamos para próximas ofensivas”, asegura.

Y es que, aunque no queda territorio bajo control del Daesh, propiamente dicho, “sí hay muchos terroristas del Daesh entre la población de muchas ciudades y pueblos”. Además de esta tarea de ‘limpiar’ de yihadistas esas zonas, principalmente en la zona del noroeste de Iraq y el noreste de Siria, las milicias en la que están encuadrados este y otros españoles que continúan combatiendo pretende retomar las zonas bajo control ya no de Daesh, sino de otros grupos yihadistas como son Al Qaeda y el Frente Al Nusra.

De ahí que los combatientes españoles consultados sean unánimes: “Daesh no está derrotado”, ya que muchos de sus miembros huyeron cuando cayeron las últimas poblaciones que controlaban, pero se mueven por esa zona de Siria e Iraq y en cualquier momento, si tienen oportunidad y consiguen fortalecerse, podrían volver a intentar tomar territorio. De hecho, muchos teman que células huidas se reorganicen en Iraq y vuelvan a atacar.

Las consecuencias de ir a la guerra

Más allá de los peligros físicos que suponen, lógicamente, desplazarse a participar en una guerra, la experiencia de estos españoles también les podría reportar riesgos penales. La legislación contempla en nuestro país penas para aquellos ciudadanos españoles que participen en conflictos bélicos por su cuenta, y que por tanto pongan en peligro la neutralidad o no participación de España en dicha guerra.

Fue ese el motivo esgrimido por la Audiencia Nacional para ordenar a la Policía Nacional que detuviera a varios militantes del grupúsculo Reconstrucción Comunista/Partido Marxista-Leninista cuando regresaron tras una temporada combatiendo en Siria en unidades del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Según los testimonios recabados por ECD, no les ha ocurrido igual a quienes han participado en la guerra de la mano de otras milicias kurdas o rebeldes sirios. Varios de los españoles que han vuelto a territorio nacional después de luchar durante meses o incluso años encuadrados en grupos como YPG, YBŞ y EPS no han notado ninguna consecuencia al volver a España.

Varias fuentes coinciden en señalar que la situación era distinta al inicio del conflicto de Siria e Iraq. Personas que conocen a voluntarios que regresaron a España tras combatir en esos años (2013, 2014, 2015...) señalan que sí que fueron “contactados”.

Ningun de ellos fueron detenidos ni citados a declarar ante un juez, pero distintas fuentes coinciden en apuntar que miembros de los servicios de información -sin precisar cuál, si Policía Nacional, Guardia Civil, CNI...- acudieron a visitar o a entrevistarse con estos combatientes retornados. “Yo tengo un par de amigos que fueron entrevistados por policías”, apunta un voluntario que regresó de Siria en 2018.

El objetivo de las Fuerzas de Seguridad y sus servicios de información, por un lado, era mantener bajo control a estas personas, pese a que en principio no suponen ninguna amenaza para España ya que habían viajado a Siria para combatir contra el Daesh y proteger a cristianos, kurdos o yazidíes de las masacres de los yihadistas.

Por otro lado, los servicios de información aprovechaban para tratar de conseguir información sobre el Daesh o Estado Islámico de estos españoles que habían estado en el terreno, frente a frente con miembros de este grupo yihadista.

Pero en los últimos tiempos ni siquiera ha habido estos contactos “extraoficiales”. Un español retornado tras combatir con los milicias kurdas se muestra convencido de que ya no es ni siquiera necesario que la Policía u otro servicio de información les avise: “Sabemos que las Fuerzas de Seguridad conocen lo que hemos hecho”, sobre todo porque, como ya se ha indicado, acaban sabiendo que un ciudadano español, con pasaporte español, ha viajado a Iraq, donde se ha perdido su rastro, y ha vuelto a España tras varios meses fuera.

“Nuestro país sabe perfectamente dónde estamos y lo que hacemos”, declara otro voluntario que ha viajado varias veces a combatir; opinión que corrobora otro “camarada” suyo, que agradece precisamente que España no sea tan estricto como otros países, y que muestre una cierta manga ancha a la hora de no impedir que viajen nacionales a luchar contra los yihadistas.

Datos para la lucha antiterrorista

Españoles que han pasado por las milicias anti-Daesh apuntan también pistas de la estrategia que pueden seguir otros países en su control de estos nacionales que se han marchado a luchar en esta guerra.

Sería el caso de Francia: “Yo tuve un amigo francés en mi unidad, que estoy convencido que en realidad era miembro de los servicios de inteligencia franceses, ya que pudo acabar yéndose de vuelta a Francia en un avión de las fuerzas armadas francesas”. Y se muestra convencido de que los servicios de información españoles han infiltrado a gente, o al menos tienen informantes entre los voluntarios que luchan contra los yihadistas en este lugar.

ECD ha podido además saber que la participación de españoles en este conflicto ha tenido algún beneficio para la lucha antiterrorista. Uno de ellos relata que durante sus ofensivas contra el Daesh, en alguna ocasiones la toma de ciudades o bases les permitió dar con información personal (fotografías, documentación...) de miembros del Daesh. Este español hizo llegar la información a contactos de las Fuerzas de Seguridad en España, y apunta que, por ejemplo, algunas de las fotografías facilitadas terminaron siendo utilizadas en Europa para buscar a yihadistas que pudieran tratar de atentar en países occidentales.

Diferencias con Reconstrucción Comunista

Otro combatiente español explica además las diferencias que, a su juicio, existen entre él y otros casos similares, por un lado, y por otro los ya citados militantes de Reconstrucción Comunista. Asegura que las autoridades saben distinguir entre quienes acudieron a combatir por motivos políticos, como los miembros de Reconstrucción Comunista, que además pueden suponer una amenaza futura para la seguridad en España; y quienes han viajado por motivos que ellos definen más como “humanitarios”, por el empeño de ir a defender a la población civil de las zonas atacadas por el Daesh, y por ir a destruir la amenaza que supone esa organización terrorista.

De ahí que también esté en la lupa de las Fuerzas de Seguridad españolas los dos independentistas catalanes que hace unos meses difundieron un vídeo en el que anunciaban que se habían unido a la causa kurda, dejando caer la advertencia de que volverían a Cataluña a continuar “la lucha”.

Los voluntarios españoles consultados sospechan que detrás de la detención, en su día, de varios comunistas retornados de Siria puede deberse a otras causas menos claras, relacionadas con la actividad de Reconstrucción Comunista en España.

Además, ponen también el foco en los distintos grupos en los que se encuadraron: el PKK y sus milicias (en las que se alistaron los militantes de Reconstrucción Comunista) están considerados grupos terroristas por la Unión Europea, y por tanto por España, mientras que otras unidades como las YPG e YBŞ no tienen esa consideración legal.

Problemas en otros países: Alemania, Turquía...

Eso no significa, sin embargo, que haberse librado de molestias legales en España suponga que otros países piensen lo mismo. Uno de los consultados por ECD admite que no puede pisar suelo británico o de Turquía, ya que es consciente de que en estos dos países (Reino Unido por el terrorismo yihadista, Turquía por ello y por su lucha contra los nacionalistas kurdos) podría ser detenido por su experiencia como combatiente en Siria e Iraq.

En Europa, además de Reino Unido destaca la postura de Alemania por su dureza. Un caso particular es el de un hombre con doble nacionalidad hispano-alemana que, al regresar a Alemania tras participar en esta guerra contra el Daesh, ha visto cómo Alemania le retira el pasaporte.

Este hispano-alemán, al contacto con ECD, explica que después de luchar durante 14 meses contra Daesh en estos territorios decidió regresar a Alemania. En el aeropuerto de llegada fue detenido, y posteriormente el juez lo dejó en libertad. Sin embargo, las autoridades germanas mantienen contra él la acusación de “terrorismo”, y le han retirado tanto el pasaporte alemán como el DNI español.

Fuera de Europa es especialmente estricto Estados Unidos. Lógicamente, este país tiene una gran prevención para evitar que crucen sus fronteras yihadistas. Pero con motivo de la guerra de Siria y la confusión de un conflicto en el que los bandos y enemigos son múltiples, Estados Unidos ha decidido mostrarse inflexible: todos aquellos ciudadanos estadounidenses a los que se detecte que han estado combatiendo en este conflicto tienen vetado entrar en cuatro años. “Un compañero americano”, recuerda un combatiente español, “estuvo atascado mucho tiempo en Iraq, porque la embajada de Estados Unidos no le dejaba regresar”.

También ha habido algunos casos de españoles detenidos (o retenidos) mientras intentaban unirse a las unidades de combate. Por ejemplo, ocurrió hace unos meses con varios españoles que cayeron en manos de los ‘peshmergas’ (combatientes kurdos) de un grupo, el PDK de Barzani, al que otras milicias consideran como “una marioneta” del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

Motivos y orígenes de lo más variado

“Cada uno tiene sus razones, en esta experiencia hay algo de romántico. Hay elementos comunes que ha unido en las mismas milicias a gente de extrema izquierda, otros de extrema derecha...”, reflexiona un voluntario retornado a España, que añade que en los meses que pasó en milicias contrarias al Daesh (en las que ya había mezcla de cristianos sirios, kurdos, extranjeros) vio desde españoles y otros occidentales que habían ido a combatir por su fe cristiana ante los ataques de los radicales islamistas, a anarquistas y comunistas, a personas que habían estado en la cárcel por delitos comunes...

Además de los antes citados militantes de Reconstrucción Comunista, o los independentistas catalanes de izquierdas, ECD ha podido saber que a esta guerra ha viajado en los últimos años, por ejemplo, un simpatizante del colectivo de ultraderecha Hogar Social Madrid.

También las procedencias son diversas: han acudido a combatir españoles desde Galicia a País Vasco, madrileños murcianos y valencianos, por ejemplo,

Un vasco, cuyo nombre de guerra en Siria era Kemal Ahmed, explica que uno de los motivos que le llevó a viajar fue el -por así denominarlo- “antropológico”: “Yo soy vasco, mi lengua es el euskera, y que hubiera un intento tan claro de eliminar una cultura como la de los kurdos me impactó”, explica.

En su caso, como el de otros, se decidió a viajar hasta el Kurdistán para tratar de ayudar a la población civil que estaba sufriendo la guerra y los ataques y masacres del Daesh. “No me imaginaba combatiendo, yo pretendía ayudar de otra forma”, como en algún tipo de unidad de ayuda social o humanitaria, pero al llegar a la zona de conflicto le dijeron que la mejor forma de ayudar en ese momento era “coger un fusil y aprender a utilizarlo””.

Él no tenía experiencia militar ninguna, y sin embargo tras un tiempo de formación acabó integrándose en las milicias kurdas y de las Fuerzas Democráticas Sirias. En ellas terminó participando en cinco grandes ofensivas contra el Daesh, incluida la que permitió desalojar a los yihadistas de su ‘capital’ en Siria, Raqqa. En algún caso sirvió bajo las órdenes del ‘comandante’ español Simón de Montfort.

De militares a aficionados al paintball

Distinta, pero convergente en la experiencia, es la historia de Baran Germánico, nombre de guerra de otro español. Si el voluntario antes citado no tenía conocimiento del uso de armas, Baran era militar, miembro de las Fuerzas Armadas Españolas.

Así que tuvo que pedir la resolución de su compromiso con las Fuerzas Armadas, que le dieron de baja y además se marchó sin cobrar nada, pese a estar ya cercano a su edad de retiro como militar.

Su condición y su relación con las Fuerzas Armadas (ha habido otros casos) motivó, según le cuenta a Confidencial Digital, que antes de partir a Siria recibiera un “aviso”: que no se mezclara en cuestiones políticas mientras estuviera combatiendo en este conflicto. Él asegura que se limita a ser “un soldado y un católico” que lucha contra el peligro mundial que entiende que suponía en su momento, y aún ahora, el califato del autodenominado Estado Islámico.

En el tiempo que ha pasado en Siria e Iraq conoció voluntarios extranjeros de muy distintas capacidades. Por ejemplo, apunta que muchos de estos voluntarios no son en muchos casos más que vigilantes de seguridad, personal de protección en barcos frente a piratas... incluso “motivados del paintball”.

Eso resultaba peligroso. Recuerda a un italiano que en las prácticas de tiro mostraba una gran puntería y pericia. Sin embargo, cuando entró en combate a su lado, “limpiando” casas de una población arrebatada al Daesh, a las primeras de cambio le habían pegado cuatro tiros en el pecho: “La guerra real no es una pista de tiro”, reflexiona Baran Germánico.

“Al menos a tres españoles les echaron por vagos, por zánganos”, destaca este ex militar español, que señala que hay otros casos de españoles que han viajado a la zona de conflicto pero se las han arreglado para no combatir. Eso ha provocado recelos con otros españoles.

En este flujo incierto de españoles que han viajado a Iraq y Siria para unirse a los combates contra el califato yihadista ha habido, como se ha dicho, voluntarios de todo tipo, personas que han estado una o varias veces, más o menos tiempo, algunos que van a volver a viajar allí, expulsados por las milicias... y también fallecidos. Como recuerda Baran Germánico, el próximo 12 de mayo se cumplirá el aniversario de la muerte de Ramón Rull (otro seudónimo), el segundo español caído luchando en las milicias contra Daesh.

Vea imágenes del paso de Baran Germánico por la guerra en Siria:

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