Las incógnitas del incendio del Windsor tras las revelaciones de Villarejo: el butrón en el garaje y el desconocido de la fotocopiadora

La Audiencia Nacional vuelve a investigar un suceso del que nunca se ha aclarado el origen de las llamas ni si hay autores detrás

Incendio del Windsor.
Incendio del Windsor.

Un año después del incendio del edificio Windsor, la investigación penal sobre el suceso se cerró sin llegar a ninguna conclusión. Sin explicar el origen y las causas del fuego que calcinó el rascacielos. Tampoco se encontró responsable alguno.

Unos años después, otro juzgado dictó el archivo de la causa civil. El Corte Inglés, Deloitte y Prosegur, que habían presentado hasta once demandas cruzadas, llegaron a un acuerdo confidencial para zanjar el asunto. De ese pacto hermético no se filtró absolutamente nada en años posteriores. Se desconoce la cuantía de las indemnizaciones que unas partes pagaron a otras, ni cómo se fijó el reparto de responsabilidades.

Ahora, tal y como contó ECD este martes y confirmaron fuentes de la Audiencia Nacional, el Juzgado Central de Instrucción nº 6 ha solicitado toda la documentación filtrada por el medio ‘Moncloa.com’, que apunta a una posible relación entre el incendio y la operación de inteligencia que puso en marcha el ex comisario Villarejo para proteger al BBVA.

La ‘acción final’ de Villarejo en Deloitte

Según figura en los ‘papeles de Villarejo’, el ‘Proyecto Trampa’ –como se denominó a la compleja operación encargada por el BBVA- finalizó con un balance positivo. En ese resumen operativo final que Villarejo presentó al banco se habla de una “acción final” consistente en “eliminar rastros documentales de la Firma de Auditoría DEL”.

Como se desveló pocas semanas después del incendio, la firma de auditoría Deloitte había recibido una petición de la Fiscalía Anticorrupción el 11 de febrero de 2005 para que entregase una serie de documentos. En ellos podían figurar presuntas irregularidades en la venta de FG Valores –propiedad de Francisco González- al banco de inversión Merryl Lynch.

Aquellos papeles, de los que no existía copia alguna, se encontraban sobre la mesa del despacho de uno de los socios de Deloitte, en la planta 23, esperando para ser enviados el lunes a la Fiscalía. Pero el sábado 12, un día después del requerimiento, quedaron reducidos a cenizas. La investigación sobre FG Valores quedó estancada poco después y fue archivada.

Reapertura de la investigación

La Audiencia Nacional, admiten a ECD fuentes bien informadas, va a reabrir la investigación sobre los hechos, ocurridos en febrero de 2005. Teniendo en cuenta la gravedad de lo sucedido, el delito no prescribiría hasta el año 2025 tal y como establece el Código Penal en su artículo 131.

El caso, sobre el que la fiscalía no apreció indicios de delito a la hora de archivarlo, vuelve a estar sobre la mesa 14 años después. Y eso implica que casi con toda probabilidad se volverán a realizar diligencias sobre algunos de los ‘puntos negros’ de la investigación que en su momento quedaron en suspenso.

Estas son algunas de las principales incógnitas que quedaron sin resolver:

 

-- El desconocido en la sala de fotocopiadoras: El testigo clave a la hora de reconstruir los instantes previos al incendio fue una trabajadora de Deloitte. Ella fue la última en abandonar el piso 21, donde se originó el incendio, a las 23:00 horas. Reconoció a la policía y al juez que había fumado varios cigarrillos, el último de ellos media hora antes de abandonar el edificio. Pero la Policía descartó en la investigación que aquel cigarrillo fuera el causante del incendio. Sin embargo, una de las revelaciones que hizo la empleada durante su interrogatorio fue pasada por alto.

Según el relato de la empleada, pocas horas antes del incendio había visto a un desconocido junto a una fotocopiadora. Era sábado por la tarde y no había apenas movimiento en la sede. La empleada admitió a la policía que nunca había visto a aquel hombre. Aquella circunstancia no fue mencionada posteriormente en la instrucción y Deloitte no identificó a aquella persona, presuntamente empleado de la firma.

-- Un butrón en el garaje: Transcurrida una semana del incendio, la Policía detectó, durante una inspección visual, la existencia de algo inusual en el garaje. Se trataba de un agujero de pequeñas proporciones, pero por el que cabría una persona, practicado en una de las paredes de pladur que conectaban el garaje con la zona de oficinas.

Las pesquisas concluyeron que quien hubiese hecho el agujero lo había hecho para salir del edifico, no para entrar. Los restos de la pared derribada estaban en la zona del garaje, y no al revés. Nunca se determinó el origen ni autoría de ese butrón. A esto se une también el hallazgo de una ‘puerta secreta’ en los bajos de Azca desde la que se podía acceder a la torre Windsor. El candado que la mantenía cerrada había sido forzado. La Policía no la descubrió hasta una semana después del incendio. Sin embargo, posteriormente, se insinuó que los bomberos de Madrid pudieron forzar la cerradura para acceder a sofocar las llamas. La Policía, sin embargo, no fue tuvo noticia ni confirmación de este punto.

-- Los papeles reservados de Defensa y la OTAN: Pocos días después del incendio, el juez que instruía la causa autorizó a técnicos de las empresas con sede en el Windsor a entrar en lo que quedaba de sus oficinas. Buscaban una caja fuerte ignífuga que había resistido a las llamas. Fue recuperada.

El juzgado aseguró que había dado luz verde a este ‘rescate’ porque en el interior de esa caja había “documentos reservados” pertenecientes al Ministerio de Defensa. La empresa era Comparex. Tanto Defensa como Comparex negaron posteriormente que en el recipiente -un prisma rectangular de color negro y medio metro de altura- hubiese documentos reservados de Defensa. La firma tenía una acreditación de seguridad porque trabajaba con la OTAN.

-- Los ‘fantasmas’ del Windsor: es, con toda seguridad, el enigma más mediático de cuantos rodearon el incendio. A la 1 de la mañana, el jefe de bomberos que dirigía el operativo para apagar las llamas ordenó a todo su personal que abandonase el edifico ante el riesgo de colapso. Pocos minutos después se dio por desalojado.

Sin embargo, una semana después apareció una grabación casera, realizada por unos vecinos, que mostraba movimiento en la torre –que seguía ardiendo- a las tres de la mañana. Dos horas después de que, oficialmente, no quedara nadie en su interior. Ni un solo operario ni servicios de emergencia. En las imágenes se veían varias ventanas con la luz encendida y al menos dos figuras humanas paseando entre ellas. Los investigadores, que dieron veracidad a las imágenes, estipularon que debían encontrarse entre la planta 10 y 12. En esos pisos se encontraban oficinas del departamento de asesoría jurídica de Deloitte.

Tras las revelaciones de Villarejo hay quien ha difundido de nuevo por redes sociales las imágenes. Algunos, con humor, han indicado que una de las figuras parece llevar una “boina”, la prenda característica del ex comisario.

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