La inminente legalización del cannabis en Marruecos abre un acalorado debate político que traspasa fronteras

Grietas en el PJD, el partido islamista del jefe del Gobierno, mientras la prensa oficial argelina acusa a Rabat de pretender acallar “las voces de los que demandan una vida digna”

Una narcolancha procedente de Marruecos se abastece de gasolina y cambia tripulantes en medio del Estrecho (Foto: José Ángel Cadelo).
Una narcolancha procedente de Marruecos se abastece de gasolina y cambia tripulantes en medio del Estrecho (Foto: José Ángel Cadelo).

Hoy, jueves, se debate en el Consejo de Gobierno de Marruecos el proyecto de ley que pretende legalizar, para uso industrial y farmacéutico, las plantaciones de cannabis de las regiones del país tradicionalmente productoras. Una iniciativa que ha provocado un acalorado debate.

De seguir todo su curso previsto, en unos días, la Cámara de Representantes de Marruecos dará luz verde a este polémico texto, emanado del Ministerio del Interior, cuyo titular, Abdeluafi Laftit, no tiene afiliación política.

El borrador de la ley ha encendido un apasionado debate político y social que ya hace peligrar, en pleno año de elecciones generales, la unidad del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), la agrupación islamista moderada del actual jefe del Gobierno, Saad Eddine El Othmani.

Posiciones a favor

La mayoría de los grupos políticos de la Cámara de Representantes han tomado ya posiciones a favor del texto. De momento, la secretaría del PJD, partido con mayoría simple en la cámara, no acaba de decidirse.

El anterior jefe del Gobierno, Abdelilah Benkirán, ha amenazado con abandonar el PJD si “solo uno de los parlamentarios vota a favor de esta ley”. Hay periodistas que atribuyen estas “atronadoras declaraciones” a razones ajenas a la política: “No ha asimilado aún la forma en que fue destituido”, dice el diario monárquico Le360.

Preceptos religiosos

Nadie cree que la postura del carismático Benkirán y su fiel camarilla tenga que ver con los preceptos morales o religiosos que dicen defender, pero, en cualquier caso, su declaración viene a fracturar ideológicamente aún más a su partido.

Los líderes del PJD se afanan estos días en convencerse unos a otros de los beneficios o inconvenientes de la ley. Los dirigentes a favor han encargado análisis jurídicos y económicos sobre otros países con leyes similares ya implantadas. Partidos monárquicos como el Istiqlal o el PAM organizan foros y conferencias para promover el aprovechamiento médico, cosmético e industrial de la planta.

Erdogan a favor

Llama la atención que el primer ministro turco, Racep Tayyip Erdogan, islamista como Benkirán y secretario general de un partido homónimo en Turquía, promueva en su país desde febrero de 2019 la agricultura del cannabis para la industria farmacéutica y “reducir el uso de plásticos”: quiere fabricar bolsas con fibra de esta planta, cuerdas y cabos náuticos, vestidos, papel y hasta tablas de surf. Erdogán habla ya de “nuestro tesoro verde”.

El proyecto de ley marroquí especifica que sólo permitirá plantaciones y comercio de cannabis para “uso industrial o medicinal”. Nada refiere sobre uso recreativo.

 

Será obligatoria la asociación de los agricultores en cooperativas, y se instituirá una agencia nacional que tendrá el monopolio del proceso y comercialización del producto. Solo los ciudadanos de nacionalidad marroquí podrán inscribirse como cultivadores de cannabis y no todas las variedades de semilla estarán permitidas. Se da, sin embargo, la circunstancia de que la variedad que contiene más THC, la sustancia psicoactiva, es también la más demandada por la industria farmacéutica para uso medicinal.

Rif, el 80% del hachis

En la región del Rif, de donde sale casi el 80% del hachís que se consume en Europa, paradójicamente no todos están a favor de la legalizar los cultivos.

Admiten que la ley sacará a la luz una actividad que de momento no tributa, y que saldrán favorecidos los campesinos y, sobre todo, las campesinas, que trabajan en esta industria clandestina. Reconocen que la legalización de los cultivos permitirá afiliar en la Seguridad Social a cerca de trescientos mil trabajadores.

Otros rifeños consultados no creen que el proyecto de ley tenga por objeto ayudar a mitigar la crisis económica del país ni a mejorar su imagen exterior; pero piensan que la medida “está en línea con lo que están haciendo ya otros muchos países del mundo y, tal vez, ayude a acabar con las mafias y la corrupción”, declara Fátima Zohora, una estudiante de la Facultad Pluridisciplinar de Nador.

Argelia en contra

Para la vecina Argelia, mucho más intransigente con los cultivos, el paso que va a dar Rabat es una “temeridad”. Ya su antiguo primer ministro, Ahmed Ouyahía, acusó a Marruecos en 2018 de estar envenenando con sus drogas a la juventud argelina. La prensa oficial del país acusa ahora a Rabat de pretender acallar, con esta medida, “las voces de los que demandan una vida digna” a causa de la crisis económica.

Madrid no ha expresado aún ninguna posición sobre una medida que, sin duda, afectará al tráfico de hachís en el Estrecho. La parcela morada del Gobierno celebrará sin duda la nueva ley marroquí, muy similar a la que vienen reclamando para España desde hace años. Los líderes socialistas nunca han mantenido una posición uniforme sobre la legalización del cannabis.

Es de suponer que el Gobierno de España no dirá nada que pueda incomodar a su socio del sur, máxime cuando la celebración de la tradicional cumbre anual bilateral lleva en suspenso y sin fecha anunciada desde el pasado otoño.

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