La jubilación de los perros policía

Los héroes también se merecen descansar

Un agente de la Policía Nacional.

Los cuerpos de seguridad del Estado tienen una gran ayuda en misiones especiales: los perros. Las razas que les acompañan más comunes son el Pastor alemán, Pastor holandés, Rottweiler o Dóberman, en labores de defensa o ataque, pero en detección de drogas o labores de control de orden público, también son protagonistas el Labrador retriever, Bóxer o el Pastor belga.

Tras el entrenamiento durante el primer año con el método francés positivo, basado en el desarrollo de su instinto, y su protección ayudan a la Guardia Civil y a la Policía Nacional para facilitar el rastreo de estupefacientes, búsqueda de cadáveres, detectores de explosivos, rescate o defensa y seguridad del cuerpo en misiones más arriesgadas. Cada perro tiene un coste de 2.715 euros a cargo de la Secretaría General de Gestión Económica del Ministerio del Interior. Estos perros viven con su oficial para fomentar el vínculo entre ellos y los que realizan labores generales se jubilan a los 7 u 8 años, los especialistas a los 10 años aproximadamente. Están entrenados para proteger, defender y mantener la seguridad de sus dueños, en este caso, los cuerpos de seguridad.

Llega un momento en el que los acompañantes, después de un arduo y continuo trabajo durante años, también se merecen descansar, por lo que tiene una “segunda vida” cuando les adopta una nueva familia. Son perros muy activos, con infinidad de energía y acostumbrados al deporte y la actividad física, pero cuanto más mayores son, más se cansan. Por lo que, al jubilarse, buscan una familia que les acoja, les cuide y les mime tanto como lo ha hecho anteriormente la Policía y la Guardia Civil. Gracias a la asociación oficial de los cuerpos del Estado, Héroes de 4 patas, se ponen en contacto con familias que estén interesadas en adoptar a uno de estos héroes para darles la jubilación y el final que se merecen.

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