Datos de los servicios de inteligencia

Así malviven en Francia los últimos pistoleros de ETA

No tienen dinero, cambios continuos de alojamiento, no usan teléfono ni internet por miedo, venta de armas -y a veces droga- para mantenerse, abundan las deserciones

Dos miembros de ETA entregan armas de la banda a los verificadores internacionales.
Dos miembros de ETA entregan armas de la banda a los verificadores internacionales.

Los pocos etarras que aún siguen en la clandestinidad en Francia viven como pueden, sin dinero, sin refugios seguros, con temor constante a estar vigilados, teniendo que vender incluso alguna de sus armas, y encima con un goteo constante de deserciones. Son los datos que han comprobado los servicios de inteligencia, que siguen muy de cerca su actividad.

Uno de sus principales problemas es la falta de fondos, porque desde que desapareció el llamado ‘impuesto revolucionario’ no han encontrado otra fuente de financiación y el ‘colchón’ se ha terminado. Según cuentan a El Confidencial Digital fuentes de los servicios de información antiterrorista, los etarras “pasan por su peor momento económico”.

ETA está en las últimas

ETA está en las últimas. Los pocos miembros que aún le quedan a la banda “malviven” a la espera de que la estructura quede definitivamente disuelta, algo que se producirá irremediablemente una vez se produzca la entrega de todas sus armas.

Desde que la banda anunció el fin de su actividad armada, el intenso cerco policial al que han estado sometidos los ha dejado “recluidos” en pequeñas localidades del sur de Francia, y teniendo que cambiar de sitio cada poco tiempo por temor a ser localizados.

La situación

La información de que disponen los servicios de inteligencia, obtenidos de las vigilancias a que están sometidos los miembros de ETA en Francia, ofrecen, en resumen, la siguiente radiografía de la situación actual en la banda:

--En total, contando con sus colaboradores externos, la banda no supera los 50 miembros. Los que pertenecen a la estructura propiamente dicha apenas llegan a 20. Y el número de los que “saben matar” es aún menor.

--Viven en diversos pisos por todo el País Vasco francés. En pequeños apartamentos, o escondidos por familias afines al movimiento. La red de pisos ‘francos’ de que disponen es cada vez menor, y las rotaciones entre uno y otro son continuas.

--Se han producido deserciones. Según estas fuentes, en los últimos años ETA ha perdido la pista de algunos colaboradores estrechos, e incluso miembros de su propia estructura. Se achaca a deserciones. Antaño habrían sido perseguidos, pero ahora no hay capacidad operativa para castigarles.

--No tienen dinero: se les ha acabado el fondo que habían ido guardando procedente del denominado ‘impuesto revolucionario’. El fin de las operaciones terroristas disminuyó considerablemente el gasto ‘ordinario’ de la banda, pero cinco años en la clandestinidad han agotado los ‘ahorros’.

Venta de armas y hasta de droga

--Han recurrido a la venta de material, de armas, y en algún caso hasta de drogas. Las fuentes consultadas detallan que en los últimos años se han registrado ventas de armas –pistolas, sobre todo- en el mercado negro. Los compradores –explican- fueron posteriormente detenidos. Además, se ha detectado cierto menudeo con drogas, principalmente anfetaminas, cocaína y hachís, que les ha servido para sobrevivir.

 

--Psicosis a la hora de comunicarse mediante dispositivos electrónicos. Los servicios de inteligencia destacan que ETA siempre ha sido muy cuidadosa con sus comunicaciones, sabedores de las escuchas a las que se han visto sometidos. Sin embargo, en estos últimos cinco años ha aumentado entre sus miembros la “psicosis de estar siendo escuchados”. Por eso, han abandonado las comunicaciones por internet y teléfono, y están recurriendo a viejos métodos, como la reunión personal a horas intempestivas en lugares alejados del bullicio.

--Desesperación entre los más jóvenes. Entre los últimos en unirse al movimiento se constata cierta “desesperación” ante la idea de vivir el resto de su vida en la clandestinidad y en esas difíciles condiciones. 

--Hay un cierto movimiento interno que no está del todo de acuerdo con la anunciada entrega de las armas. Sin embargo, es “muy minoritario” y está perfectamente controlado por parte de la cúpula de la banda.

A todo esto se suma que no pueden acercarse a los zulos donde tienen su arsenal de armas porque saben que pueden estar controlados. De hecho lo están, tal como se contó en ECD: el CNI tiene localizados todos los depósitos de armamento de ETA.

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