Informe de los servicios antiterroristas

El ‘plan de pensiones’ de ETA: armas por valor de 2 millones de euros para el mercado negro

La banda guarda 300 revólveres y 250 subfusiles HK nuevos que fueron robados en Francia y Portugal. Su venta servirá para financiar a los activistas en la clandestinidad

Dos miembros de ETA entregan armas de la banda a los verificadores internacionales.
Dos miembros de ETA entregan armas de la banda a los verificadores internacionales.

ETA ha puesto punto y final a su “actividad” y ha anunciado la disolución de la banda. Sin embargo, aún le queda un objetivo por cumplir para garantizar la “manutención” de los huidos: vender en el mercado negro todo el arsenal que todavía no ha entregado. Un negocio que podría suponer unas ganancias cercanas a los dos millones de euros.


Según explican a El Confidencial Digital fuentes de los servicios antiterroristas, ETA necesita dar salida a las armas que aún no ha entregado para “garantizar una manutención” a todo el entorno de la banda: “Han dicho adiós para siempre, pero huidos y familiares vivían del terrorismo y son bocas que hay que seguir alimentando. Necesitan su propio plan de pensiones”.

Así las cosas, tanto en la Guardia Civil como en la Policía Nacional existe “plena consciencia” de que los pistoleros, ni mucho menos, se han desarmado totalmente, pese a las “entregas” realizadas en abril del año pasado y hace apenas unos días: “Guardan el arsenal más importante, el que usaron para los asesinatos aún sin resolver... y también el material con los que aún pueden hacer negocio”.

Dos grandes robos en Francia y Portugal

Las fuentes consultadas por ECD confirman que, tal y como apuntó el Gobierno tras los dos desarmes escenificados por ETA, la banda terrorista no ha entregado ninguna de las armas “manchadas” o, lo que es lo mismo, las que usaron en diversos atentados: “Esas siguen en zulos que tampoco han localizado”.

Esas armas, además, han sido “manipuladas y modificadas” en los últimos años, con el objetivo de “camuflarlas” y que estén preparadas para una salida en el mercado negro. No obstante, apuntan desde los servicios antiterroristas, “el negocio no está en esas pistolas”, sino en el arsenal que los etarras robaron en Francia y Portugal.

Según consta en informes de la Guardia Civil, la banda terrorista protagonizó, antes de anunciar el cese definitivo de la violencia en 2011, dos grandes golpes contra almacenes de armas destinadas a los cuerpos y fuerzas de seguridad de ambos países, que informaron a España de esas pérdidas.

Dos millones de euros en el mercado negro

En total, ETA cuenta con unos 300 revólveres y 250 subfusiles Heckler & Koch, todos ellos “listos para ser estrenados”, que “son todo un caramelo” en el mercado negro. Allí su valor se multiplica , en ocasiones, hasta un 50% sobre el precio de mercado.

El valor oficial de cada uno de los revólveres de la banda terrorista es de unos 1.000 euros, pero en el mercado negro “lo pueden vender perfectamente por el doble”. Los subfusiles cuestan 3.000 euros cada uno, aunque en el mercado negro su valor no bajaría, en ningún momento, de los 5.000.

Con esos cálculos como referencia, ETA lograría 1.850.000 euros si logra dar salida a ese material. Aunque desde los servicios antiterroristas no descartan que, de poner todo ese armamento en circulación, incluyendo las pistolas “manchadas”, la cantidad total podría alcanzar los dos millones.

Todo un “pellizco” con el que la banda terrorista se garantizaría un “respaldo absoluto”, dentro de la organización y también en el entorno, a la decisión de disolverse y acabar con cualquier actividad: “Solo pagando a todos los huidos y a sus familiares pueden estar seguros de que no va a haber disidentes”.

 

Un final “más de las FARC que del IRA”

En este contexto, las fuentes consultadas por ECD explican que el final de ETA es mucho más parecido al de las FARC que al del IRA, a pesar de que los etarras siempre han buscado compararse con los terroristas irlandeses.

Desde los servicios antiterroristas recuerdan que el IRA, a diferencia de ETA, “entregó la totalidad de las armas después una negociación del gobierno de Tony Blair con el Sinn Fain que concluyó con una especie de amnistía para los líderes de la banda y la posibilidad de entrar en política”. Es decir, los terroristas pudieron integrarse en la sociedad y ganar un sueldo.

El desarme de las FARC, sin embargo, “no ha acabado ni acabará” porque hay “división interna y mucha gente que vivía del terrorismo”. Así, “muchos apuestan ahora en Colombia por el mercado negro, además de por la droga, para subsistir”.

El caso de ETA, por tanto, es comparable en cierto sentido con el de los terroristas colombianos, aunque en la Guardia Civil tienen claro que el los etarras no perdurarán en el tiempo: “Se han guardado ese arsenal para intentar ganar dinero ahora, pero no con una voluntad de mantener la lucha armada”.

Sobre las opciones de los etarras de hacer negocio en el mercado negro, los expertos del Instituto Armado consultados advierten: “Conocemos a sus proveedores y también a sus posibles clientes. Los tenemos vigilados”.



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