Los periodistas tratan con más prudencia el fenómeno terrorista y los medios han asumido un papel beligerante, pero han seguido prestándole excesiva atención

En los últimos años ha aumentado la prudencia en muchos periodistas al tratar del terrorismo. Los medios han asumido un papel más beligerante en la lucha contra esa lacra, y ese papel ha sido una de las aportaciones fundamentales para llegar a la actual situación.

Es una de las conclusiones que refleja el libro “Terrorismo e información: la batalla por la libertad de expresión”, publicado por Mauricio Fernández Martin en la colección Villanueva Estudios de Comunicación, y que próximamente será presentado.

El libro destaca que los medios han ido asumiendo un papel activo, de agitación de las conciencias frente al terrorismo, como se mostró con el lazo azul para pedir la libertad del industrial Iglesias Zamora, lucido en algunas portadas y por presentadores de televisión, pero más aún durante el secuestro de Miguel Ángel Blanco.

Existen, sin embargo, dos carencias: la excesiva atención que siguen prestando a esa realidad, y el papel retro alimentador que realizan casi a diario del fenómeno terrorista.

Una información en primera de un periódico, o repetida en las radios y televisiones, puede ayudar a los terroristas, dañar seriamente la política antiterrorista del Gobierno o poner en peligro una operación policial. Otro problema es el uso mimético, por parte de los informadores, de la terminología terrorista, añade.

El libro relata que la estrategia de ETA en estos últimos años pasó con más claridad que nunca por realizar atentados que provocaran una mayor alarma social y que pudieran afectar al mayor número posible de personas.

ETA ‘necesita’ de los medios de comunicación para dar a conocer sus atentados, explica. La banda terrorista se encuentra cómoda en el barco de los medios. Pero al mismo tiempo ha llegado a la conclusión de que es precisamente la presión mediática la que ha impedido lograr sus objetivos.

Mauricio Fernández es director de comunicación nacional de Telefónica desde 2004 y doctor en periodismo. El libro ahora publicado es un resumen de la tesis con la que logró el grado de doctor. Entre 1996 y 2002 ocupó la subdirección general de comunicación en el ministerio del Interior, y después en la vicepresidencia primera del Gobierno, precisamente uno de los periodos más convulso de terrorismo en España. Con anterioridad trabajó en agencias como Europa Press, prensa diaria y revistas, y fue director de comunicación y relaciones externas de Onda Cero.

 

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