El plan de la Policía hasta 2024 contempla que “extremistas independentistas” pongan en riesgo la estabilidad del Estado

También advierte de que los antisistema y los ecologistas radicales podrían aumentar su presencia en las calles y la comisión de acciones violentas

La Policía Nacional trabaja con un horizonte de cuatro años. El cuerpo cuenta con un “Plan Estratégico de la Policía Nacional 2021-2024” que expone los objetivos y líneas de trabajo de las principales divisiones y comisarías generales.

El plan trata de abarcar tres áreas de actuación del llamado “Modelo de Seguridad 2030”, contemplado por el Ministerio del Interior: entorno seguro, garantizar la convivencia y generar valor público.

El documento revela los objetivos específicos que la Dirección General de la Policía se ha propuesta cumplir en estos años en las unidades que dependen en las diferentes divisiones, subdirecciones y en las cinco comisarías generales: Información, Policía Judicial, Seguridad Ciudadana, Extranjería y Policía Científica.

En el caso de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, el diario El Independiente ya contó que se prevén medidas de refuerzo en puestos fronterizos y centros de internamiento de extranjeros (CIE) ante el previsible aumento de las llegadas de inmigrantes ilegales a España, azuzados por una “crisis económica mundial”.

Comisaría General de Información

En el plan, consultado por ECD, se desgranan algunos ejes de la comisaría general cuya estructura, organización, medios y procedimientos operativos específicos de los servicios de información, así como sus fuentes y cuantas informaciones o datos puedan revelarlas, tienen la categoría de secreto: la Comisaría General de Información.

Esta comisaría se dedica a la “captación, recepción tratamiento y desarrollo de la información de interés para el orden y la seguridad pública”, y a la explotación o aprovechamiento operativo de esa información, “especialmente en materia antiterrorista, tanto en el ámbito nacional como en el internacional”.

Su principal función es la vigilancia y persecución de grupos terroristas: si antes lo fue ETA, ahora su objetivo primordial es el terrorismo yihadista. También controla los movimientos de grupos radicales y extremistas, lo que incluye radicales de ultraderecha, grupos de extrema izquierda, antisistema, sectas, bandas latinas y juveniles, ultras del fútbol...

Ideologías que desestabilizan la sociedad

El “Plan Estratégico de la Policía Nacional 2021-2024” establece varios ejes de actividad para la Comisaría General de Información:

-- “Garantizar la convivencia frente a las ideologías que desestabilizan la sociedad española actuando contra los extremismos violentos o ilícitos y sus procesos de radicalización asociados, las manifestaciones del fenómeno terrorista y las redes de tráfico de armas, financiación, precursores o tecnologías de doble uso”.

 

-- “Impulsar la digitalización como vector de futuro sin comprometer la seguridad de las redes y sistemas de información, especialmente de los servicios esenciales y velando por un uso seguro y fiable del ciberespacio”.

-- “Proyectar unos servicios especializados de calidad mediante la adecuación de sus capacidades al entorno de operaciones y misiones”.

Izquierda, derecha e independentistas

Uno de los ámbitos de interés para la Comisaría General de Información lo constituyen los “extremismos violentos y/o ilícitos”.

Sobre estos movimientos extremistas, el plan de la Policía hasta 2024 contempla que “se mantendrán tanto en el tradicional eje político izquierda-derecha, como en sus distintas variantes independentistas, que seguirán poniendo en riesgo la convivencia entre los ciudadanos y/o la estabilidad de las instituciones del Estado”.

No especifica más, pero hay que tener en cuenta que los policías de Información han pasado décadas vigilando la estructura de ETA, así como de sus tentáculos políticos y civiles, todo el conglomerado de organizaciones de integran la izquierda abertzale en el País Vasco y en Navarra.

Mientras el terrorismo de ETA ha desaparecido, aunque sus simpatizantes provocan incidentes de vez en cuando, en la última década aumentó la efervescencia independentista en Cataluña, con actos violentos y connatos de organizar células con capacidad de fabricar artefactos explosivos.

Las brigadas provinciales de Información en Cataluña, sobre todo la de Barcelona, se han reforzado con agentes y han vigilado muy de cerca los movimientos de los grupos independentistas, sobre todo de los más radicales y violentos, de igual forma que lo ha hecho el Servicio de Información de la Guardia Civil.

Con este panorama, la Policía Nacional contempla en este plan hasta 2024 que los extremismos violentos de signo independentista continúen “poniendo en riesgo la convivencia entre los ciudadanos y/o la estabilidad de las instituciones del Estado”.

“Grupos insurreccionalistas”

Sobre estos radicalismos, el documento de la Dirección General de la Policía advierte que “pueden aprovechar las consecuencias sociales, sanitarias, políticas y económicas derivadas de la Covid-19 para profundizar en la confrontación y polarización social”.

Prevé que eso puede suponer un incremento de los delitos de odio, contra el orden público y/o contra la Constitución.

Algunas advertencias son más bien genéricas, sobre peligros a los que no se pone nombre ni etiquetas: “Las consecuencias de la pandemia podrían facilitar la aparición de movimientos de nuevo cuño y narrativas transversales con cierta capacidad de movilización social y que, en algunos casos, podría afectar al orden público”.

Pero a otros sí los señala con más concreción. Pronostica que “la previsible conflictividad social será aprovechada por grupos insurreccionalistas y antisistema para incrementar su presencia en la vía pública”. Eso sí, no precisa si estos grupos antisistema son de carácter anarquista, de extrema derecha...

Acciones violentas de ecologistas

Otro sector al que la Comisaría General de Información va a prestar atención en los próximos años es uno que no solía citarse entre los grupos “extremistas”. Señala que “los activismos ecologistas radicales podrían asumir estrategias que deriven en un incremento de las acciones violentas”.

En general, grupos como Greenpeace suelen organizar acciones de protesta espectaculares, como colgarse en edificios emblemáticos, pero que son pacíficas.

El pasado mes de abril, una docena de personas con batas blancas se acercó corriendo a la escalinata y la Puerta de los Leones del Palacio de las Cortes, sede del Congreso de los Diputados, pillando por sorpresa a los policías (incluidos antidisturbios) que suelen vigilar la cámara baja. Lanzaron pintura roja a las escaleras, columnas y puertas del edificio, hasta que la Policía les desalojó.

Dos meses después, 14 fueron detenidos en Madrid y otras ciudades de España. La operación la ejecutaron las brigadas provinciales de Información, que les acusan de un delito contra las instituciones del Estado y otro de años.

Grupos juveniles violentos

Los “grupos juveniles violentos”, en los que cabe entender que se encuentran las comúnmente conocidas como “bandas latinas”, también son objeto de vigilancia por parte de los policías de Información.

El plan señala que estos grupos juveniles violentos, “fuertemente influenciados por subculturas delincuenciales y violentas, seguirán siendo objeto de atención y seguimiento”.

La sucesión de peleas y ataques con machetes, con varios muertos incluidos, que se produjo hace meses en Madrid llevó a la Policía Nacional a establecer un dispositivo especial contra las bandas latinas que se ha saldado con redadas, cientos de detenidos e incautaciones de armas.

Ciberataques y operaciones de influencia

En el capítulo sobre la Comisaría General de Información advierte asimismo de otros peligros crecientes. “En el dominio del ciberespacio”, avisa, “las amenazas seguirán incrementándose mediante ataques perpetrados tanto por actores estatales de la esfera internacional, como por grupos terroristas y hacktivistas con capacidades inicialmente más limitadas”.

Y apunta, pero sin dar más detalles, que “las campañas de desinformación y las operaciones de influencia interferirán en la libre conformación de la opinión pública en la sociedad española”.

Atentados de yihadistas “autónomos”

Pero sin duda la principal actividad de la Comisaría General de Información es la vigilancia de las células y radicales yihadistas.

Sobre esta amenaza, la Policía advierte de un “fortalecimiento de Daesh, aprovechando la actual situación de debilidad de la coalición internacional a causa de la pandemia originada por el Covid-19, y su expansión creciente en diversos escenarios geográficos”.

Esa pujanza “podría ser aprovechada para ejecutar acciones de mayor complejidad y amplitud”, mientras que sobre Al Qaeda su análisis es que “mantiene una estrategia eminentemente local en las distintas zonas de conflicto”, pero aún así “seguirá intacta su vocación de liderar el movimiento yihadista global”.

¿Cómo afectará eso a España? En primer lugar, prevé que “el robustecimiento de estas organizaciones yihadistas en zonas de conflicto podría incrementar la capacidad operativa de sus redes en Europa”.

Más concretamente sobre nuestro país, considera que “la mayor probabilidad de atentado se asocia a terroristas o células autónomas, sin excluir otros vectores de ataque”.

Excarcelación de yihadistas

La Comisaría General de Información avisa, sobre el yihadismo en España, que “la excarcelación por cumplimiento de condena de individuos relacionados con estos grupos podría dinamizar la actividad terrorista”.

Para hacer frente a estas amenazas, está decidida a potenciar su posición en el sistema de seguridad internacional.

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