Policías nacionales de Información ‘interrogan’ a españoles que han vuelto de combatir en Ucrania

El gobierno de Volodimir Zelenski lanzó, poco tiempo después de comenzar la invasión rusa, un llamamiento para que voluntarios de todo el mundo viajaran a Ucrania, se unieran a la resistencia y combatieran contra las fuerzas de Rusia.

Así, como si fueran las Brigadas Internacionales que lucharon en el bando republicano de la Guerra Civil española, miles de extranjeros se han unido a la Legión Internacional para la Defensa Territorial de Ucrania.

Entre estos voluntarios hay también españoles: algunos, veteranos de las Fuerzas Armadas, y otros, civiles. 

Esos movimientos han sido monitorizados por las Fuerzas de Seguridad (incluidas las policías autonómicas, como los Mossos d’Esquadra en Cataluña) desde que estas personas salieron de España para dirigirse al frente de guerra en Ucrania.

Contactados por agentes de Información

Ahora, Confidencial Digital ha podido saber que los servicios de información están controlando también a quienes han empezado a regresar a España tras varios meses combatiendo junto a los ucranianos.

ECD ha escuchado el testimonio de españoles que se marcharon a luchar a la guerra de Ucrania hace meses, y que ya se encuentran de vuelta en nuestro país.

Confirman que han sido contactados por los servicios de información: por ejemplo, por agentes de la Comisaría General de Información, y de las brigadas provinciales de Información de la Policía Nacional.

Según las fuentes consultadas, policías nacionales de Información ya mantenían contacto con las familias de algunos de estos combatientes en Ucrania, o con ellos mismos. Por eso, nada más llegar a suelo español procedentes de la zona de conflicto, los agentes les han hecho una visita.

El Código Penal

Hay que recordar que, en principio, cualquier español que marche a combatir a una guerra en la que no participe España comete un delito.

El Código Penal, en su artículo 591, castiga a quien “durante una guerra en que no intervenga España, ejecutare cualquier acto que comprometa la neutralidad del Estado o infringiere las disposiciones publicadas por el Gobierno para mantenerla”.

Si el combatiente tiene la consideración de autoridad o funcionario, se enfrenta a una pena de cárcel de entre 8 y 15 años; y si no lo es, de entre 4 y 8 años.

No se les ha procesado

Sin embargo, en los casos que ha conocido ECD, los policías de Información no advierten a estos retornados de Ucrania de que se les vaya a investigar penalmente por haber intervenido en el conflicto bélico.

Hay que tener en cuenta que España no participa oficialmente en la guerra de Ucrania, pero tampoco se puede decir que mantiene una neutralidad estricta, ya que como el resto de países de la OTAN se ha posicionado claramente del lado ucraniano, y ha enviado armamento a las fuerzas que combaten contra los rusos.

En estos meses han circulado numerosas imágenes de españoles que supuestamente habrían viajado a Ucrania. Incluso se han difundido bulos, con fotos robadas de Instagram, que daban a entender que militares en activo en las Fuerzas Armadas estaban viajando en grupo para unirse a la resistencia ucraniana.

También ha habido casos en los que se han publicado fotos que parecían mostrar a estos combatientes españoles en Ucrania con uniformes, si no los mismos, al menos muy parecidos a los oficiales del Ejército de Tierra, lo que podría complicar tanto la implicación de España en el conflicto como la situación judicial de quien utilice ese uniforme en un conflicto ajeno a nuestro país.

Buscan información sobre el conflicto

De acuerdo con los testimonios recabados, los policías acuden al domicilio de estos combatientes, o incluso les esperan a su llegada al aeropuerto, ya en España, y les ‘interrogan’. 

Sin embargo, sus preguntas no van tanto dirigidas a saber si esos ciudadanos españoles participaron en acciones de combate o a conocer qué armamento utilizaron.

Sobre todo, les preguntan para obtener información sobre la situación en Ucrania, las posiciones que mantienen los ucranianos, sus opiniones... “Quieren información de qué está pasando de verdad”, apunta uno de estos combatientes retornados.

Contacto mantenido

Sí que les plantean cuestiones sobre el viaje: si habían tenido problemas para llegar o para volver a España, qué rutas habían seguido... Y es que algunos combatientes españoles han encontrado obstáculos y problemas serios en algunos países del este de Europa al intentar ir o volver de Ucrania.

El control sobre estos españoles por parte de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, o por otros servicios de información e inteligencia, no se limita a una visita nada más llegar a España, o a los pocos días. Los agentes mantienen cierto contacto frecuente con ellos desde entonces.

Las fuentes consultadas por ECD cuentan que reciben esta visita de los servicios de información, no sólo los españoles que regresan tan participar en la guerra como combatientes: también algunos periodistas, que han viajado a Ucrania para cubrir el conflicto como corresponsales, han sido contactados por las Fuerzas de Seguridad a su vuelta a España.

Sospechosos que volaban a países cercanos

Ya en marzo El Periódico de Catalunya detalló cómo estaban trabajando los servicios de inteligencia e información de las Fuerzas de Seguridad para tener controlados a los españoles que iban a combatir a Ucrania.

En primer lugar, revisaban las listas de pasajeros de los vuelos que salían de España con destino a los países limítrofes o cercanos a Ucrania, como Polonia, Rumanía, Hungría, República Checa...

Si detectaban a varones, que viajaban solos y únicamente con billete de ida (y no de vuelta), sus nombres entraban en el radar de los servicios de información. Eso explica que pudieran contactar con estas personas o sus familias mientras ellos se encontraban en Ucrania, para tenerles bajo control y conocer cuándo volverían a España.

Detenidos por luchar en Ucrania y en Siria

En la última época han coincidido varios conflictos bélicos en el mundo al que han acudido voluntarios extranjeros para luchar en distintos bandos. 

Ya en 2014 viajaron a Ucrania españoles de grupos de extrema derecha y de extrema izquierda, para integrarse tanto con los rebeldes prorrusos que declararon la independencia de Donetsk y Lugansk, en el este del país, como con algunas milicias ucranianas que lucharon contra los separatistas, como el Batallón Azov.

La Comisaría General de Información detuvo en febrero de 2015 a ocho españoles, pertenecientes la mayoría a colectivos comunistas y de extrema izquierda, al regresar a España tras participar en la guerra junto a las fuerzas prorrusas en el este de Ucrania.

Complicidad en asesinatos

La Audiencia Nacional les imputó delitos de cooperación o complicidad en asesinatos y homicidios llevados a cabo por los grupos y batallones a los que se unieron durante su estancia en territorio ucraniano, así como tenencia y depósito de armas y explosivos.

Por el conflicto de Siria, cinco miembros de Reconstrucción Comunista (un grupúsculo marxista-leninista) han sido condenados a penas de cárcel de entre seis meses y tres años y medio, por pertenencia a grupo criminal.

Dos de ellos fueron detenidos en 2015 por la Brigada Provincial de Información de Madrid, a las pocas semanas de regresar de Siria, donde habían estado combatiendo alistados en milicias kurdas contra el Daesh y contra el ejército sirio e incluso el turco.

Independentistas catalanes

Los servicios de inteligencia controlaron también a un hombre y una mujer que, a principios de 2019, aparecieron en un vídeo armados con Kalashnikov. Se presentaban como independentistas catalanes, que habían ido a luchar a favor de los kurdos y de su independencia, y que volverían a Cataluña a combatir “el fascismo español”.

Esa amenaza puso en alerta a la inteligencia española, que vigila a quienes vuelven a España con una formación y experiencia militar que pueda suponer una amenaza para la seguridad nacional.

Es el caso sobre todo de los musulmanes radicalizados que viajaron por decenas desde España a Siria e Irak para unirse a los yihadistas del Daesh. A su vuelta a nuestro país, tras la derrota del autoproclamado califato, podrían intentar cometer atentados.

Es el problema de los “foreign fighter”, o combatientes extranjeros “retornados”, que preocupó en toda Europa en la etapa de apogeo del Estado Islámico y en los primeros años tras su desmoronamiento. 

Por ello se cambió el Código Penal para tipificar como delito el combatir en guerras en las que no participe España, como pedían las Fuerzas de Seguridad.

Visitas discretas

No todos los españoles que viajaron a Siria e Irak tuvieron entonces problemas legales. Muchos no fueron imputados por poner en riesgo la neutralidad de España, ni por integración en organización terrorista.

La diferencia, apuntaron varios de ellos a ECD, es que los militantes comunistas o independentistas que viajaron a combatir se unieron en muchas ocasiones a unidades del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El PKK y sus milicias están considerados grupos terroristas por la Unión Europea, y por tanto por España.

Sin embargo, a esa zona también se trasladaron españoles que se integraron en otras milicias, también kurdas en su mayoría, pero no consideradas terroristas, como YPG, YBŞ y EPS.

Que no sean una amenaza

Sobre todo al inicio del conflicto (2013, 2014), los españoles que volvían tras combatir con estos grupos eran contactados por los servicios de información. Agentes de la Policía Nacional, la Guardia Civil o el CNI acudieron a visitar o a entrevistarse con estos combatientes retornados.

De forma muy similar a lo que ocurre ahora con los retornados de Ucrania, el objetivo era tener bajo cierto control a estas personas, aunque en principio no suponían ninguna amenaza para España ya que habían viajado a Siria para combatir contra el Daesh y proteger a cristianos, kurdos o yazidíes de las masacres de los yihadistas.

Pero estas visitas discretas les servían a los servicios de información para tratar de conseguir información sobre el Daesh o Estado Islámico, gracias a estos españoles que habían estado en el terreno, frente a frente con miembros de este grupo yihadista.

Algunos de ellos llegaron incluso a facilitar información estando en zona de conflicto. En ocasiones, la toma de ciudades o bases les permitió dar con información personal (fotografías, documentación...) de miembros del Daesh, que hicieron llegar a contactos de las Fuerzas de Seguridad en España. Algunas de las fotografías facilitadas podrían haber sido utilizadas en Europa para buscar a yihadistas que pudieran tratar de atentar en países occidentales.

El periodista acusado de ser espía ruso

La guerra en Ucrania está dando trabajo a la inteligencia española también con los periodistas. El reportero Pablo González, español nacido en Rusia, fue detenido hace meses en Polonia por la Agencia de Seguridad Interior (Agencja Bezpieczeństwa Wewnętrznego, ABW), dedicada a la contrainteligencia y la seguridad interna del país.

Las autoridades polacas acusan a Pablo González de trabajar como agente de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU). Se trata del servicio de inteligencia militar ruso, cuyo nombre y siglas se han convertido en conocidas en los últimos años en Europa por las supuestas actividades encubiertas que algunos de sus agentes han realizado en países occidentales con el objetivo de desestabilizarlos.

Antes, González ya fue interrogado en Kiev por la inteligencia ucraniana. Por estas sospechas, agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) se presentaron en los domicilios de familiares y allegados de Pablo González, en el País Vasco (donde residía) y en Cataluña, para investigar la supuesta conexión con el espionaje ruso.