El testimonio de los compañeros de los guardias civiles asesinados en Afganistán: “¿Quién iba a pensar que Gulam, con el que hablábamos todos los días, iba a disparar contra nosotros?”

Los guardias civiles que han estado en Afganistán durante los últimos seis meses formando a la Policía local ya están en casa. Regresaron la noche del pasado martes. Son 21 agentes, pero se han ido dos, que fueron asesinados a bocajarro y de una manera cruel por un terrorista infiltrado.

El Confidencial Digital ha podido conocer el testimonio de los guardias civiles que acaban de regresar de Afganistán y que vivieron muy de cerca el asesinato de dos de sus compañeros. Éste es su relato:

-- “¿Quién iba a pensar que una persona como Gulam Sakhi iba a disparar contra nosotros?” Los agentes definen los momentos posteriores al asesinato como instantes “muy duros”. Algunos dicen, incluso, que es “la misión más difícil en la que han estado, con diferencia”.

-- Todos conocían al asesino. Era una persona normal, de la que nadie sospechaba. “Nos hablaba de su vida, de su familia, como todos los que formábamos”. “¿Cómo íbamos a pensar de que era un terrorista infiltrado?” “Era como uno más”.

-- El terrorista esperó el momento preciso para actuar. Llevaba cinco meses trabajando a diario con las fuerzas españolas. Estaba “totalmente integrado”, “colaboraba activamente”.

-- “¿Qué por qué le dimos un arma?” Gulam Sakhi pasó serios controles para poder formar parte del batallón que estaban instruyendo los españoles. Superó reconocimientos biométricos (de iris, de las facciones y de huellas dactilares). En la base de la misión internacional donde se incluyen los aspirantes a policiales era “un hombre limpio”, es decir, no era peligroso. Se investiga su pasado y su presente. Se pregunta a personas de su entorno por sus actividades. Y Gulam era considerado ‘apto’.

-- El día del asesinato fue una jornada “muy difícil”. “A muchos nos costó dormir”. Algunos compañeros decidieron rendir un insólito homenaje al que se sumaron militares de otros países –recuerde aquí cómo fue ese acto-. “Estábamos muy tristes”.

Quizás quienes peor lo pasaron fueron los jefes de la misión. El teniente coronel Sacristán fue el encargado de regresar a España con los dos compañeros fallecidos junto a otros dos manos de la Guardia Civil. Se les ofreció quedarse pero ellos, en cumplimiento de su deber, decidieron volver a Afganistán a completar la misión.

-- “No vamos a Afganistán por dinero”. Las dietas que se ofrecen por participar en la misión son elevadas, pero “estamos allí por lealtad”.

-- “Se pueden producir más muertes”. La situación a día de hoy en Afganistán es “muy peligrosa”. Una de las medidas que se tomarán tras este atentado será la de intensificar los filtros de selección de futuros policías. Objetivo: evitar infiltrados.

 

Vea a continuación una imagen de la recepción al contingente de la Guardia Civil:

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