Bajar los salarios un 10%, ¿hundiría la economía española?

El Fondo Monetario Internacional, con el apoyo del comisario europeo de Economía Oli Rehn, ha pedido a España una nueva vuelta de tuerca a su ajuste con la propuesta de realizar una bajada generalizada de los salarios de un 10%. Gobierno, oposición, patronal y sindicatos se han apresurado a descartar tajantemente esta medida que, en caso de llegarse a implantar, provocaría efectos devastadores en la economía española.

El análisis anual sobre España que el Fondo Monetario Internacional publicó a principios de este mes consiguió una unanimidad insólita entre el Gobierno, los partidos de la oposición, las organizaciones patronales y las centrales sindicales, que de inmediato rechazaron esa medida.

La propuesta de bajar los salarios un 10% (acompañado de otras medidas fiscales) con el objetivo de que los empresarios contraten empleados tendría una serie de efectos, en muchos casos contrapuestos, sobre la economía española. Los expertos consultados por El Confidencial Digital apuntan algunas posibles consecuencias.

Aumento de la contratación

Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE, se muestra rotundo sobre los beneficios de esta medida sobre el empleo: “Seguro que produciría un aumento importante de la contratación”. Díaz-Giménez afirma que para implantar esta medida haría falta un acuerdo como el de los Pactos de la Moncloa que se firmaron en 1977 para luchar contra la inflación, pero en este caso para combatir los altos índices de desempleo.

El catedrático de la Universidad Complutense Francisco Cabrillo coincide con esta idea, y lo explica como una cuestión de oferta y demanda: si bajan los precios del trabajo [el salario], las empresas demandarán más empleados. Además, Cabrillo afirma que los sueldos ya están bajando, y lo seguirán haciendo hasta que caigan a “cifras razonables”.

Por su parte, Matías Lamas, de Analistas Financieros (Afi), apunta que esta rebaja de sueldos conllevaría una posible reactivación de la inversión empresarial, lo que redundaría en más contrataciones.

Caída de la demanda interna

El analista de Afi alerta que esta medida podría generar una caída importante del consumo en España, justo en el momento que empieza a repuntar después de años de descensos. Esto tendría un impacto negativo en los bancos, por lo que volverían las dudas sobre el sector financiero español.

Francisco Cabrillo se muestra convencido de que la demanda interna caería, pero a continuación remarca que España “no puede seguir viviendo de la demanda interna”, y culpa de la situación anterior a los “excesos” de gasto de los años anteriores a la crisis actual.

También Javier Díaz-Giménez cree que la demanda caería, pero afirma que es “un disparate” decir que la caída del consumo llegara también al 10%. La razón que esgrime es que mientras que las personas que actualmente trabajan verían reducida su capacidad de gasto, las que están ahora en paro y fueran contratadas podrían consumir más.

Empresas más competitivas para exportar más

Desde Fedea, el profesor de la Complutense José Ignacio Conde-Ruiz relaciona la bajada de salarios con la mejora de la competitividad exportadora frente a otros países. Al haber perdido la capacidad de devaluar la moneda, la alternativa es reducir los costes de producción.

Sin embargo, el subdirector del Fedea afirma que el sector exportador español ya ha ajustado sus salarios: lo que falta es introducir más competencia en mercados poco competitivos, como el de la energía, la telefonía, la conexión a Internet…

También Matías Lamas se sorprende de que el FMI mande el mensaje de bajar los sueldos para exportar más, y destaca que el sector exterior español ya se está comportando muy bien en los últimos años.

Ganadores y perdedores de la bajada de sueldos

Javier Díaz-Giménez señala que esta medida provocaría que la recuperación de la economía española fuera mucho más rápida, aunque se muestra algo escéptico con la posibilidad de que se termine implantando como el resto de expertos consultados.

El profesor de Economía del IESE destaca que la medida provocaría ganadores (los parados que serían contratados) y perdedores (los asalariados a los que les bajarían el sueldo), pero que en general tendría un impacto relativo que resume en una frase: “Sería hambre para hoy y pan para mañana”.

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