Carlos Dívar: Elogios y malestares tras el nombramiento para el CGPJ de una personalidad de consenso

El nuevo presidente del CGPJ y del TS viene nombrado por una clara voluntad de consenso que ha causado un aplauso casi unánime pero también algún disgusto.

-- El nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, nació en Málaga en 1941 y se crió en Bilbao. En 1969 ingresó en la Carrera Judicial tras haberse licenciado en Derecho, carrera que estudió en Deusto y en Valladolid.

-- Nunca ha pertenecido a asociaciones judiciales.

-- Dívar inició su carrera judicial al frente del Juzgado Instrucción número 1 de Castuera (Badajoz) en 1969, destino que abandonó en 1974 para dirigir el juzgado Instrucción número 1 de Durango (Vizcaya).

-- En 1975, Dívar se situó al frente del juzgado de Instrucción número 1 de Orgaz (Toledo). Su último destino antes de la Audiencia Nacional fue el juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, ya como magistrado. Allí sólo permaneció dos meses.

-- Ha desempeñado sus funciones como juez durante 28 años en la Audiencia Nacional-desde su fundación-, primero desde 1980 hasta 2001 al frente del Juzgado de Instrucción número 4 y después como presidente de la institución, en sustitución de Clemente Auger. Fue reelegido por unanimidad en diciembre de 2006.

-- Carlos Dívar fue objetivo de un atentado de ETA el 13 de mayo de 2003, evitándose el atentado por variación de la ruta seguida por el chófer. Dívar, por su puesto en la Audiencia Nacional, es considerado uno de los jueces más expertos en el terrorismo de ETA. Hombre de fe, atribuye el haber salvado la vida a la Virgen de Fátima, cuya festividad se celebra el 13 de mayo, fecha en la que también Juan Pablo II sobrevivió al atentado del turco Alí Agca.

-- Durante su carrera ha recibido premios como el IV Premio Diálogo a la Amistad Hispano-Francesa o la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

-- La intensa politización de los nombramientos para las vocalías del CGPJ y para el Tribunal Constitucional, además del propio cariz político del ministro Fernández Bermejo, vienen a contrarrestarse con el nombramiento de Dívar, recibido con aplauso unánime salvo por los sectores más progresistas de la judicatura, que esperaban un nombramiento en su línea ideológica.

-- Dívar tiene muy buenas relaciones con Mª Teresa Fernández de la Vega, clave en su nombramiento.

 

-- Con todo, el nombramiento de Dívar ha conocido reacciones negativas: en primer lugar, porque el anuncio se hiciera directamente desde La Moncloa; en segundo lugar, por una alegada falta de contribuciones académicas al Derecho; en tercer lugar, por su nula experiencia en órganos judiciales; por último, se teme que Dívar, precisamente en virtud de su imparcialidad, no sea capaz de soportar las presiones que se le avecinan, y se resalta la intención de tapar el malestar cierto en la Justicia con un hombre de alto perfil. Como fuere, se trata de un nombramiento originado principalmente por voluntad de consenso.

-- Ha habido una incomodidad especial entre los magistrados del Supremo, molestos al entender que su órgano ha sido marginado en el reparto de vocales del CGPJ. Por principio, además, se supone que el cargo de Dívar debía ser ocupado por magistrados del alto tribunal o por catedráticos de Universidad.

-- A favor de Dívar juegan su carácter, su integridad moral y su reputación profesional. Es hombre diplomático y conciliador, de trato excelente, gran prudencia y serenidad, sentido institucional y perfil apolítico, todo lo contrario a un ‘juez estrella’. Su actitud conservadora no le ha impedido mantener buenas relaciones con gentes de todo el espectro ideológico; asimismo, no se conoce que en todos sus años en la Audiencia Nacional haya filtrado una sola noticia. Es capaz de generar gran confianza entre sus subordinados, habiendo mantenido como juez excelentes relaciones con la policía.

-- Como muestra tangible de su independencia, Carlos Dívar no se ha mostrado reacio a la posible nueva aplicación del agrupamiento de presos de ETA en las cárceles vascas.

-- Asimismo, a raíz de los atentados del 11-M, en la identificación y reparto a los familiares de las víctimas, Dívar tuvo un encontronazo dialéctico con Alfredo Prada, entonces consejero autonómico de Justicia.

-- Se ha hablado mucho de la religiosidad de Carlos Dívar, y esta ha sido criticada –curiosamente- por quienes creen que las convicciones deben mantenerse sólo en la intimidad. Dívar es miembro veterano de la Adoración Nocturna y congregante mariano; en diversas entrevistas ha mostrado sin falsía la extensión de sus convicciones y de su intensa vida de piedad: ‘Dios está tanto en mi vida pública como en la privada y yo no puedo renunciar a Él ni en una ni en otra’, comentó al periodista Gonzalo Altozano en una entrevista habida en 2006.

-- En su discurso al tomar posesión de sus cargos, Dívar ha insistido en que la función jurisdiccional ‘no es acción política’, sino que es ‘acción estatal’, y que la Justicia debe ser ‘protectora de los más débiles’.

-- De Dívar se cuenta que en ocasiones ha pagado de su propio bolsillo comidas o incluso viajes en autobús a sospechosos detenidos sin dinero y puestos en libertad.

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