¿Corre peligro el liderazgo de Zapatero en el PSOE?

Con su apelación a la contestación interna en el PSOE, Mariano Rajoy incidió en un punto cada vez más comentado: para muchos socialistas, Zapatero es un lastre

-         “Tienen ustedes tres alternativas (…) La tercera es que ustedes, que ganaron las elecciones, que tienen una mayoría legítima en esta cámara, que con esa mayoría y con ningún voto más, invistieron como presidente del Gobierno al señor Rodríguez Zapatero, reconsideren su posición”. “Necesitamos que las cosas cambien, y en mano de ustedes está el cambiarlas”.

-         Con estas palabras cerró Mariano Rajoy su discurso inicial el debate parlamentario del pasado miércoles. Observadores como Fernando Garea hicieron notar lo inhabitual de tal “llamada a la rebelión” en las filas del propio PSOE, más aún en un momento de tanto simbolismo como la conclusión del discurso.

-         Dicha “llamada a la rebelión” inauguró un nuevo motivo en el discurso popular: apuntar a los indicios de descomposición interna del liderazgo de Zapatero. En los últimos días, ese motivo se ha visto incrementado con el ninguneo al que Soraya Sáenz de Santamaría ha sometido a la vicepresidenta Fernández de la Vega, a quien no dirigirá su pregunta –algo excepcional- en la sesión de control, redirigiéndola a la ministra Elena Salgado.

-         El PP no insiste en este nuevo mensaje a humo de pajas. Desde hace meses, y como adelantó este diario, se sabe que la “marca Zapatero” está bajando, y predomina ahora el valor de las siglas del PSOE como atractivo para el votante. Es más, la “marca Zapatero”, por primera vez, es un lastre para los socialistas.

-         En este marco hay que encuadrar palabras como las de José María Barreda, presidente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, el cual, en dos ocasiones distintas, pidió la crisis de Gobierno: todo un cambio en su trayectoria zapaterista, y un banderín de enganche electoral en una región donde la centralidad del electorado es sustancial, y las medidas más extremas del zapaterismo han tenido mala acogida.

-         Al tiempo, Zapatero tiene peores “enemigos” que Barreda. Singularmente malo es Montilla. A poco más de medio año de las elecciones en Cataluña, el PSC que hizo posible el ascenso de Zapatero a la secretaría general del PSOE e influyó decisivamente en sus dos victorias electorales, observa cómo les perjudica el “efecto Madrid” y además tienen que ver cómo Zapatero corteja en Madrid el voto de CiU, yendo como va el PSC a más de diez puntos de distancia de los nacionalistas.

-         Con todo, lo más grave es la conciencia de tantos socialistas de que apenas quedan cuatrocientos cincuenta días para las próximas elecciones autonómicas, y no hay ninguna comunidad asegurada, salvo, tal vez, la Extremadura de Guillermo Fernández Vara.

-         En Baleares, el Gobierno ha implotado y Antich no repetirá candidatura, mientras el PP se renueva. En Andalucía, la sucesión de Chaves está siendo tan traumática que hasta el PP va por delante en las encuestas. En Galicia, el PSOE está desarticulado. En Aragón, busca recambio con Eva Almunia, pero quien avanza es el PP. En Madrid, su candidato “personal”, Tomás Gómez, se arriesga a perder con un resultado histórico de menos del treinta por ciento. En Canarias, el partido está también en crisis interna con un López Aguilar que no termina de irse. En la Comunidad Valenciana, el PSOE vive una situación como el PSOE de Madrid.

-         Así pues, sí, el liderazgo de Zapatero en el PSOE tiene problemas. Y no sólo entre núcleos de diputados guerristas, o de izquierda socialista, ni entre la vieja guardia felipista, sino entre los líderes autonómicos a los que él mismo ha respaldado.

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