Desafíos y riesgos del segundo Gobierno Zapatero

El segundo Gobierno Zapatero ha gozado de momento de cierta tregua mediática por centrarse la opinión pública en el debate interno de la oposición y estar aún lejanos los grandes debates parlamentarios.

El segundo Gobierno Zapatero ha gozado de momento de cierta tregua mediática por centrarse la opinión pública en el debate interno de la oposición y estar aún lejanos los grandes debates parlamentarios. Analicemos brevemente tanto los fundamentos ideológicos del Gobierno como los esperados puntos en que ha de centrar su acción política y los riesgos que acechan:

‘Ministros polémica’: por ejemplo, Fernández Bermejo en Justicia, Cabrera en Educación y Álvarez en Fomento. Estos ministros, en perpetuos bajos índices de aprobación, han seguido dando que hablar, con las cacerías de Bermejo, la imposición de la Educación para la Ciudadanía de Cabrera y las declaraciones de Álvarez. Atención a las tensiones Solbes-Sebastián en plena crisis, con lucha por las competencias propias y un Solbes que puede abandonar el barco.

Reformismo moral: la confesada ambición de Zapatero de convertirse en referente de la izquierda mundial ha tenido gestos bienvenidos por la opinión pública como la designación de Chacón en Defensa y gestos para la polémica al crear un ministerio de corte ideologizado como el de Igualdad. En la aceleración del cambio moral del zapaterismo va a haber que estar muy atento a las relaciones con la Iglesia. En un nivel institucional siguen siendo muy buenas pero significados diputados y fundaciones contiguas al PSOE piden una nueva vuelta de tuerca en el laicismo. Al tiempo, el Gobierno cuenta en su batalla ideológica con el apoyo de los grupos de comunicación amigos, como MediaPro y Prisa. Un propósito del PSOE es terminar con todo ‘privilegio’ católico (funerales de Estado, por ejemplo) y basar esta batalla en un propósito de división intraeclesial a propósito de los medios de comunicación de la Iglesia. Otro foco de tensiones puede estar en la polémica regulación bioética de las investigaciones impulsadas por el ministro Bernat Soria.

Escaso reformismo económico: falta de planes para aliviar la dependencia energética. Inactividad para frenar crisis como las de la Vivienda o –hoy por hoy- las del transporte. Inefectividad de los planes de política del agua. Negación de la realidad en materias como la inflación o el crecimiento económico, con un Gobierno anunciando mejoras en estos índices y los organismos internacionales desmintiéndolo. Este optimismo oficial del Gobierno incluye a otras áreas de corte social, como la Igualdad, la Inmigración o la Violencia de Género, donde la acción política deja menos frutos de los esperados.

Degradación de la Justicia: Especialmente grave la situación del T. Constitucional, con la presidencia puesta en duda y dudas asimismo en torno a la parcialidad ideológica a la hora de aprobar el Estatuto Catalán. El ‘tapón’ de los expedientes judiciales se ha agravado enormemente tras la mayor huelga de la historia en los tribunales. Problemática renovación de la cúpula del CGPJ. Añádase a todo esto la desconfianza ambiental generada por casos como el de la pequeña Mariluz.

El frente mediático: MediaPro y Prisa compiten en amistad con el Gobierno en función de que este se avenga a sus condiciones de cara al apagón digital. Al tiempo, los grupos de Roures y Díez Polanco mantienen batalla en los tribunales. En Moncloa se teme mucho perder el apoyo de cualquiera de los dos grupos, especialmente el de Prisa.

Minimización de la presencia de Zapatero: Es una continuidad agravada respecto de la primera legislatura. El peso de la discusión política se hace recaer sobre el tándem Solbes-De la Vega, sobre los respectivos ministros o sobre el portavoz en el Congreso, Alonso. Zapatero queda para los grandes anuncios y las buenas noticias, en una táctica mediática muy estudiada por Moncloa y Ferraz.

Relaciones con EEUU y responsabilidades en la UE: Moncloa ha movido peones para acercarse tanto a la candidatura de Obama como a la de McCain. En la UE, espera al Gobierno una muy fuerte dosis de trabajo por la presidencia de turno española desde enero de 2010.

Demora de Pactos de Estado: con el PP en disposición de pactar o volver a pactar en temas como terrorismo, inmigración, Justicia y Financiación Autonómica, el Gobierno prefiere acuerdos puntuales que le permitan la negociación con los nacionalistas y el relativo postergamiento del papel de la oposición en la acción política. El PSOE ve los Pactos de Estado como una manera de atarse las manos.

 

Financiación autonómica: Uno de los puntos candentes de la legislatura, en el que se temen exabruptos por parte incluso de los presidentes socialistas de Comunidades Autónomas. Zapatero ha emprendido ya unas negociaciones que se prevén largas y duras, teniendo, además del envite de Ibarretxe en octubre, la reforma pendiente de otros once Estatutos de Autonomía.

El papel del sector eléctrico: Zapatero dejó esta patata caliente en manos de su protegido Miguel Sebastián. Se esperan conflictos con Solbes a raíz del fin de las tarifas reguladas en julio de 2009. Del mismo modo, pueden repetirse los movimientos poco claros de la pasada legislatura en torno a la definitiva resolución del mapa eléctrico nacional, con las constructoras pasándose en masa a este sector. Como fondo, el ascenso, todavía problemático, de las energías renovables, según las notables exigencias que se autoimpuso el Gobierno con la firma del protocolo de Kyoto.

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