¿Existe realmente el síndrome postvacacional?

Tras un verano de viajes, descanso, disfrute y tiempo libre hay que incorporarse de nuevo a la rutina. Y esto a veces cuesta más de lo previsto. Un 65% de los españoles, según diversos estudios, padecen síndrome postvacacional. Pero, ¿en qué consiste exactamente?

La Universidad de Navarra define el síndrome postvacacional como una mala adaptación a la vida activa, entendiéndose ésta como la que solemos tener en épocas distintas a las vacaciones.

Este síndrome, que se caracteriza de manera general como una desidia y falta de ánimo, es difícil de clasificar, ya que sus síntomas no se definen mediante un patrón estándar.

Por su parte, Adecco, consultora española de Recursos Humanos, calcula que un 30% de la población sufre esta patología.

A pesar de considerar que se sufre síndrome postvacacional, ya que se ven manifestados sus síntomas, es importante saber si existe realmente, cómo se manifiesta -en líneas generales- y qué hacer para evitarlo o subsanarlo.

¿Se puede considerar como ‘síndrome’ o ‘depresión’?

Según Elisa Sánchez, psicóloga, coach y técnico en prevención de riesgos laborales, estas patologías sí se pueden considerar ‘síndrome’. Lo describe como una adaptación a una situación nueva, un proceso de gestión a un cambio. “Esto se debe a que hemos estado de vacaciones con otras rutinas, actividades y horarios y de repente todo cambia: hay que madrugar, estar concentrado, rendir, etc”.

No obstante, aclara que no afecta igual a todo el mundo. Hay personas más flexibles, que se adaptan mejor a los cambios. Por su parte, hay otras a las que les cuesta más la adaptación por lo que necesitan más tiempo y son más propensas a sufrir este síndrome.

Sin embargo, no todos lo padecen, y es importante no confundirlo con una desgana puntual o que se prefiera estar de vacaciones antes que trabajar.

Los psicólogos denominaban ‘depresión’ a este síndrome anteriormente, ya que los síntomas predominantes eran los asociados a este estado: tristeza, apatía, desgana, etc.

Actualmente se ha cambiado el nombre, ya que algunas personas manifiestan también ansiedad y estrés, por lo que consideraron el término ‘síndrome’ como el más adecuado para este tipo de situaciones.

Las personas más vulnerables a este sindrome son aquellas que no tienen incentivos en su trabajo. Volver a una cotidaneidad que no gusta se hace más costoso. A los niños también les suele afectar, ya que tienen tiempos de vacaciones muy largos y previamente han estado con unos horarios fijos de alimentación y sueño que son dificiles de retomar cuando se rompe la rutina. 

Cómo saber si una persona lo padece

Los síntomas, como ya se ha explicado, no responden a un patrón estándar, sino que varían en función de la personalidad de quien los manifieste. Sin embargo, Elisa Sánchez, experta en psicología laboral, explica algunas de las manifestaciones, las cuales se pueden dividir en dos grupos:

-- Físicos: este síndrome puede afectar a todo el organismo, por lo que aquellos que lo padecen suelen experimentar insomnio, cansancio físico, dolor de cabeza y problemas digestivos.

--  Psicológicos y emocionales: dentro de este tipo de síntomas, Sánchez afirma que la persona puede manifestar apatía, irritabilidad, cambios de humor y dificultad para concentrarse.

-- Dentro de los cambios psicológicos, es común que se de la labilidad emocional. Es decir, alteración de las emociones, de forma que se cambia de humor constantemente sin motivo aparente y eso provoca una gran irascibilidad en la persona.

Estos síntomas suelen durar entre diez y quince días, el periodo medio de adaptación de nuestro cuerpo a los cambios. Por este motivo, los psicólogos recomiendan que si continúan manifestándose se acuda a un especialista ya que puede tratarse de algo más complejo.

¿Es posible reducir la duración de sus síntomas?

Sí, reducir la duración de los síntomas de este síndrome es posible. Para ello, la psicóloga Elisa Sánchez ofrece una serie de recomendaciones que contribuyen a reducir las señales que indican esta patología:

-- Mantener hábitos de vida saludables: evitar el alcohol y el café, llevar una dieta equilibrada y respetar los horarios y comidas. Si durante las vacaciones se ha iniciado algun tipo de actividad deportiva, se debe intentar continuar con ella a lo largo del año.

-- Planificar cosas agradables para los primeros días: esto es importante para disfrutar del tiempo de ocio que permita la jornada laboral. Para ello es recomendable planificar la agenda. Resulta motivador para superar la semana programar algo agradable para el fin de semana.

-- Emplear técnicas de relajación: ayudan a liberar tensiones de cara a la vuelta al trabajo.

-- Mantener actitud positiva: es uno de los puntos más importantes. Para ello es aconsejable no pensar que el trabajo es una carga. Se recomienda también afrontar las responsabilidades e intentar realizarse personalmente haciendo el trabajo de la mejor manera posible.

-- Evitar el insomnio: se ha de tratar dormir todo lo posible desde el primer día, con el fin de evitar el cansancio acumulado.

-- También se puede evitar, sobre todo en periodos muy largos e vacaciones, incorporando algunos días intermedios de trabajo para que la reincorporación sea menos brusca. 

¿Se puede evitar el síndrome postvacacional?

Como refleja el dato señalado anteriormente, sólo el 30% de la población sufre esta patología. Esto indica que es posible evitarlo. Se aconsejan, entre otros, estos remedios para evitar que la vuelta al trabajo provoque el síndrome postvacacional:

-- Volver a la rutina poco a poco: no se debe pretender que el primer día se resuelva todo el trabajo acumulado durante los días de vacaciones. Por ello, es importante fijarse objetivos realistas a corto plazo, ya que la satisfacción de cumplirlos poco a poco hará que se recuperen las ganas de trabajar. De la misma manera, no se han de sumar actividades complementarias al trabajo en los primeros días.

-- Adelantar unos días el regreso: se debe evitar volver al trabajo al día siguiente de regresar del destino de vacaciones, especialmente tras realizar un viaje largo o en el que haya cambio de huso horario o posibilidad de jet-lag. Una vuelta progresiva a la rutina puede favorecer un cambio menos drástico.

-- Dividir los periodos de vacaciones: es importante no concentrar todas las vacaciones en un mismo periodo. Es preferible generar, a lo largo del año, dos grupos de días de descanso. Elisa Sánchez, psicóloga especializada en asuntos laborales, recomienda seleccionar entre dos y tres semanas en verano, y repartir las restantes en otras épocas del año.

-- Planificar bien las vacaciones y practicar ocio activo: se recomienda viajar, hacer turismo, pasear, etc. Es decir, practicar actividades que ayuden a desconectar y a disfrutar.

-- Incorporarse a media semana: es una técnica que ayudará a pensar que la primera semana es más corta.

El síndrome postvacacional no está aceptado como enfermedad en las clasificaciones internacionales, lo cual no quiere decir que no exista. Según algunos autores, se trata simplemente de un proceso de adaptación doloroso pero necesario, proceso cuyo fracaso genera desajustes pero no enfermedad. Según otros especialistas, sin embargo, es enfermedad en tanto que afecta a nuestra esfera de salud general. 

En términos generales, los problemas al final de las temporadas festivas son conocidos desde antiguo. En EEUU, por ejemplo, las tasas de suicidio comienzan a repuntar tras Acción de Gracias y siguen elevadas hasta después de Año Nuevo. Otro dato: la mayor tasa de petición de separaciones y divorcios tiene lugar, en España, a la conclusión del verano.

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