José Tomás no lo hace. ¿Hay que brindarle el toro al rey?

El brindis existe desde el origen del toreo. Es un momento importante para el diestro, que ofrece la faena y la muerte de un astado a una persona expresando la voluntad de que ésta sea algo digno. Pero algunos maestros, como es el caso de José Tomás, declina dedicárselo al rey cuando se encuentra en la plaza. Pero, ¿es obligatorio hacerlo?

El torero José Tomás.
El torero José Tomás.

José Tomás no defraudó y justificó la expectación generada. Con el rey Juan Carlos y la infanta Elena en la barrera de la plaza de toros de Jerez, el diestro de Galapagar se exhibió el pasado 7 de mayo ante una afición que agotó hace meses las 9.000 entradas a la venta. Triunfal retorno a los ruedos españoles después de dos años de ausencia y solo un reproche de la afición a su alabada faena.

Fue el único de los tres toreros del cartel que no brindó ninguno de sus dos toros al rey emérito. En la plaza de Jerez parte del público ya le recriminó el desplante. Pero José Tomás también ha recibido críticas después de varios clubes taurinos que aluden a su inclinación republicana. Lamentan que evitara dedicar la muerte de su animal al rey, algo que sí hicieron Juan José Padilla y José María Manzanares antes de la lidia de sus primeros toros. Sin embargo, el torero madrileño lo tiene claro y no parece dispuesto, por el momento, a cambiar su costumbre: él –según ha explicado en alguna ocasión- brinda las faenas a toda la afición presente en la plaza; dentro de ella, se encuentra don Juan Carlos.

No era además la primera vez que lo hacía. José Tomás ha pasado de largo en innumerables ocasiones. Pide permiso al presidente y devuelve la montera a su mozo de espadas sin ofrendar la faena. Y es que el matador puede también brindar su faena al público. Esa es la decisión que viene tomando el diestro madrileño. En este caso, se dirige a la boca de riego, es decir al centro del ruedo, y desde allí gira sobre sí mismo con la montera en alto ofreciendo la muerte del toro a todos los presentes. Otra modalidad es dedicar la faena a alguien desaparecido recientemente y entonces, desde el centro del anillo eleva la montera y los ojos al cielo sin girar sobre sí mismo y la deja luego en la arena.

En realidad, los expertos consideran que un diestro no debería realizar un brindis si no está seguro de que va a hacer una buena faena. Es más, antiguamente era costumbre que la lidia se realizase exactamente debajo del homenajeado. Lo cierto es que muchas veces el torero por cualquier razón se ve obligado a realizar un brindis sin tener la seguridad del triunfo y en ese caso suele disculparse por anticipado.

Qué dice el reglamento taurino

El Reglamento en vigor no hace preceptivo el brindis a la presidencia del primer toro de cada matador. Contempla únicamente que antes de comenzar la faena de muleta a su primera res, el espada deberá solicitar, montera en mano, la venia del presidente. Aproximado a la barrera frente a las localidades que ocupan el homenajeado o los homenajeados, el torero se desmontera y les dedica unas palabras.

Es costumbre también arrojar la montera a la persona o personas objeto del brindis. El matador se coloca de espaldas, caso de que el favorecido sea un hombre, aunque sea el rey o una autoridad, y de frente si es una mujer.  Y suele hacerse en voz alta de manera que pueda ser escuchado por la mayor cantidad de público posible.

¿Hay que brindarle el toro al rey?

Pero, ¿y si está presente el rey? Si acude a los toros de manera oficial, lo habitual es que se sitúe en el Palco Real. No obstante, si asiste a título particular, en el caso de don Juan Carlos ha venido optando por una barrera de sombra para ubicarse más cerca del espectáculo.

Allí suelen aproximarse los diestros para brindarle la muerte de su primer toro, como manda la tradición. Y el monarca agrade esa deferencia. El rey obsequia a cada torero que le brinda la faena con una discreta caja, que contiene un pequeño detalle con una fuerte carga emotiva. Pitilleras, mecheros, llaveros, alfileres de corbata o gemelos, con un valor superior a los 600 euros al ser objetos exclusivos, son algunos de los presentes que, siempre de plata y con el escudo real y la firma del monarca, componen el variado catálogo que le acompaña en cada festejo.

El propio rey introduce el objeto que le proporciona algún miembro de su comitiva en la montera para lanzárselo al matador al final de la faena, en el caso de que asista a la corrida desde una barrera. Por el contrario, si acude al Palco Real, será después del festejo, cuando los toreros suban a saludarle, el momento en el que le entregue los presentes.

Sólo en dos mundos tan marcados por las tradiciones como el de la monarquía y el de los toros, hábitos ancestrales pueden mantenerse con total vigencia en nuestros días. Hay que remontarse al siglo XVII para encontrar el origen de esta tradición. Nace ligada a la obligación de brindar los primeros toros a la presidencia. A raíz de esta obligación, y por motivos de cortesía, el receptor del brindis comenzó a corresponder con algún detalle.

Con el paso del tiempo, el brindis a la presidencia quedó en una petición de permiso para comenzar el último tercio, tras el cual el diestro ofrendaba la faena a quien le parecía oportuno. Durante el franquismo, sin embargo, era obligatorio brindársela al caudillo cuando acudía a algún festejo. Con el regreso de la monarquía y la instauración de la democracia, esta obligación dejó de serlo, pero la cortesía del protocolo recomendaba que cuando estuviese presente la máxima autoridad del Estado se le brindase la muerte de los primeros astados de cada diestro.

La Familia Real ha mantenido además tradicionalmente una estrecha relación con el mundo de los toros. Aunque se trata solo de un gesto de cortesía, y queda a discreción del torero, la mayoría de los diestros cumplen con esa tradición. Es también como un reconocimiento al apoyo que don Juan Carlos y la infanta Elena han brindado siempre al mundo taurino.

El caso del vasco Iván Fandiño

José Tomás no es la única excepción. Sorprendió hace dos años la decisión del diestro Iván Fandiño de no brindar su primer toro al rey Juan Carlos. La expectación era máxima: era su última corrida de la Beneficencia de la Feria de San Isidro como rey. Y se dispararon las especulaciones. Podría pensarse que la condición del toro podía haber frenado su deseo del posible brindis. O que se lo guardaba para su segunda faena y convertirse así en el último matador en la historia en brindarle un toro al rey en su última Beneficencia desde el palco de Las Ventas. O también simplemente que no quería brindarle un toro al monarca.

Tras el tercio de banderillas del quinto, se resolvió la duda: ni a don Juan Carlos ni a nadie. Fandiño no cogió su montera y no dedicó la muerte del toro del que paseó una oreja. Al regresar al callejón tras pasear en triunfo el anillo, el torero vasco explicó sus motivos: “Son pequeñas opiniones... Agradecer su apoyo a la Fiesta. Si él no se lo merece hoy, tampoco para nadie”. Sus compañeros de terna aquella tarde del 4 de junio de 2014, Alejandro Talavante y Julián López ‘El Juli’, sí le dedicaron al monarca sus primeros toros.

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