¿Podrá España aguantar un 2013 peor que el 2012?

Las ultimas demoledoras cifras del paro, al borde de los seis millones de desempleados, han vuelto a encender todas las alarmas, incluso las de Angela Merkel. Y el consenso de analistas y organismos internacionales es que esa tasa todavía no ha tocado fondo. Ante este panorama, ¿puede España aguantar un 2013 peor que el año pasado?

La última revisión de las previsiones que maneja el Fondo Monetario Internacional sobre España arroja pocas sorpresas en cuanto a la dirección y el sentido de la crisis. No obstante, sí aumenta la velocidad de la recesión y agrava el pronóstico para 2013, que será peor que el recién concluido 2012. Con ello, el país seguirá a la cola de la recuperación entre las economías avanzadas. Sólo Grecia está peor que España, tal y como ya dijo el FMI al presentar sus previsiones en octubre.

Según las nuevas cifras que maneja el FMI, el producto interior bruto de España se contraerá este año un 1,5% cuando en octubre auguraba una caída del 1,4%. Esta previsión es peor que el balance esperado para 2012, un año que según adelantó hace unos días el Banco de España se cerró con un retroceso del 1,3%, y triplica el resultado que calcula el Gobierno, que insiste en mantener una caída de apenas el 0,5%.

Tras recorrer lo que queda de 2013 en terreno negativo, el crecimiento en España llegará en 2014. En eso parecen coincidir tanto los analistas como el Gobierno español. Otra cosa será el ritmo con el que se producirá el ansiado repunte, que el organismo que dirige Christine Lagarde deja en un tímido 0,8% del PIB, dos décimas menos de lo que anunció en octubre. De nuevo, la cifra se queda muy lejos del 4,1% que se prevé ahora de media para el conjunto de las economías del planeta y del 2,2% que el FMI estima para el grupo de las potencias desarrolladas.

Pero la mayor lacra ahora mismo en España es la alta tasa de paro, sobre todo entre los jóvenes. En 2012 han desaparecido 850.500 puestos de trabajo; el empleo se ha hundido al nivel de hace una década; el año se cerró con 5.965.400 parados y la tasa de desempleo se encaramó al 26,02%. Pero la larga duración y la profundidad de la debable ponen de relive otras cifras que muestran la gravedad de la situación: caída significativa de la población activa, emigración entre jóvenes y extranjeros o aumento del paro de larga y muy larga duración.

Otra cifra demoledora es el aumento del número de hogares en los que ningún miembro activo tiene empleo, 95.800 más, hasta los 1,8 millones, por primera vez más del 10% del total. Ante este panorama, ¿puede aguantar el país mucho más tiempo en esta situación, si tampoco en 2013 se va a crear empleo?

La mayoría de los expertos coinciden en que cuando las crisis se prolongan cae el empleo, cunde el desánimo y se nota en la llamada población activa, la gente que está en edad y disposición de trabajar, y que lo busca si no lo consigue. La población activa bajó en 176.300 personas entre octubre y diciembre, la mayor caída en un trimestre de la última década.Sin duda, los expertos no pasan por alto los datos más significativos que afectan a los colectivos que más sufren el hundimiento laboral: los jóvenes (55% de paro) y los inmigrantes (36,5%). En tres meses salieron a otros países 125.500 personas entre 20 y 35 años -unos a buscar trabajo, otros a seguir formándose ante la falta de alternativas laborales en España-. En el mismo periodo, 87.000 extranjeros, probablemente inmigrantes sin empleo, han vuelto a migrar.

Cuanto más tiempo pasa un desempleado sin trabajo, más difícil tiene salir de esta situación. Por otro, conforme pasan los meses consume su derecho de prestación y subsidio contra el paro y corre un riesgo mayor de perder esta protección. De hecho, en este momento 1,9 millones de los parados que integran este colectivo lleva más de dos años en esta situación, por lo que están entre los que ya no tienen derecho a percibir una prestación contributiva (la parte del seguro de desempleo más cuantiosa), un colectivo que incluye a muchos otros desempleados.

En opinión del profesor del Instituto de Empresa (IE), Rafael Pampillon, la evolución del paro no va a mejorar este año, aunque si se prevé un ligero crecimiento de la economía española en el último trimestre. Destaca que muchas familias tienen como único sustento la economía sumergida. Y prevé que a muchos españoles, ante esta situación, les tocará emigrar, en busca de trabajo fuera de España. También es partidario de que se mantenga la calma en las calles y evitar la conflictividad social. Un aspecto del que son responsables, en parte, los sindicatos. Y es que no pasa por alto que en los países rescatados donde no se han producido algaradas como es el caso de Irlanda, su economía ya está creciendo. Mientras, en Grecia y Portugal, donde las protestas han sido especialmente notables, continúan sumidos en la recesión.

Por su parte, Antonio Calvo, profesor de Economía de la Universidad San Pablo-CEU, maneja unos pronósticos similares. Sin embargo, prevé que la conflictividad social va ir en aumento en los próximos meses. Y aunque no cree que la sangre vaya a llegar al río, destaca, sobre todo, el enfado y la insatisfacción de los ciudadanos con una clase política que no está a la altura de las circunstancias, más allá de su preocupación por los malos indicadores económicos. Considera que es necesaria una regeneración de la clase política con medidas para recuperar su credibilidad para que aquellos que peor lo están pasando aguanten y no acaben estallando de impotencia, poniendo en serio peligro el mantenimiento de la paz social.

 

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