Suprimir los exámenes de septiembre, ¿es bueno o malo?

Dentro del continuo debate que vive el mundo de la enseñanza en España, los exámenes de recuperación también generan controversia. El Plan Bolonia llevó a las universidades a adelantarlos de septiembre a julio, y varias comunidades autónomas se han unido a la idea en la ESO y Bachillerato. ¿Es buena idea adelantar dos meses estas pruebas para superar asignaturas suspensas?

Clase de Secundaria.
Clase de Secundaria.

La famosa frase de los estudiantes de Derecho de “no hay verano sin Derecho Romano” va quedando atrás. Y es que la implantación del Plan Bolonia fue impulsando a las universidades a trasladar los exámenes de recuperación, que se hacían en septiembre, al mes de julio e incluso a junio.

Esta tendencia está extendiéndose a la enseñanza no universitaria. Distintos gobiernos autonómicos los fijaron en junio o julio hace años, y ahora otros están imitándoles. Este curso que acaba de terminar, Cantabria ya los ha adelantado, así como Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana. Ha habido también cursos en Canarias y Extremadura en los que también se han adelantado.

Para el próximo curso, la Comunidad de Madrid, Castilla y León y La Rioja han anunciado que harán lo mismo. En el caso del gobierno presidido por Cristina Cifuentes, el motivo principal es el de los resultados: indican que el número de suspensos es muy alto, con hasta el 58% de alumnos de Bachillerato que al ir a septiembre no recupera ninguna asignatura suspensa.

En cuanto surge el debate sobre este cambio, se entrecruzan los argumentos, a favor y en contra, desde las administraciones, los centros educativos, el colectivo de profesores, los alumnos, las familias de los alumnos...

Divergencia de opiniones entre profesores

“No tiene sentido”: así se expresa el presidente de la Asociación Nacional del Profesorado Estatal (ANPE), Nicolás Fernández, sobre el adelanto de los exámenes de recuperación de septiembre a julio. Y no le encuentra sentido, fundamentalmente, por una cuestión de tiempo: “Un alumno que el 20 de junio no ha tenido un rendimiento satisfactorio de una asignatura anual, no lo va a tener dos o tres semanas después”.

Fernández esgrime argumentos pedagógicos para pedir que se mantengan las recuperaciones en septiembre: “Se deben respetar los tiempos lógicos. En apenas semanas es muy difícil aprobar una asignatura de un curso que acabas de suspender”.

Además, apunta a que no hay que limitar la recuperación a un examen, a una sola prueba. Según él, en muchas ocasiones para aprobar una asignatura es preferible que el alumno suspenso realice un trabajo, lea un libro... Algo que no sea sólo estudiar para un examen, y que requiera más tiempo.

Desde el mismo sindicato de profesores, pero a nivel de la Comunidad de Madrid, Francisco Melcón prefiere esperar a ver los resultados que arrojan los exámenes de recuperación en julio cuando pasen varios años.

Sí desgrana los argumentos con los que el gobierno de Cifuentes ha decidido apostar por este cambio. Uno de ellos es de los más utilizados por los defensores de adelantar las recuperaciones: la conciliación familiar. Es decir, que es mejor no tener a los alumnos todo el verano pendientes de los exámenes de septiembre, sino que ellos y sus familias puedan organizarse mejor el descanso estival.

Por otro lado, se defiende que los exámenes en julio favorecen la equidad: no todas las familias pueden pagar varios meses de academia particular para que sus hijos estudien en verano de cara a septiembre, mientras que de moverse a julio las recuperaciones, los alumnos aún tendrán frescas las clases de repaso de las últimas semanas del curso.

La visión de los directores

Firmes partidarios de adelantar los exámenes de recuperación son los directores de colegios agrupados en la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (FEDADi). Su portavoz Pilar de los Ríos incide en esa crítica de que la convocatoria de septiembre a quien le viene bien es a las academias privadas, que reciben a estos alumnos en verano.

Por contra, ella aporta la visión de los directores de colegios e institutos que hasta ahora, con las recuperaciones en septiembre, viven “un suplicio” en el inicio del curso. Explica que celebrar los exámenes a principios de septiembre y comenzar el curso pocos días después, a mediados, provoca un caos organizativo: las clases no están bien definidas porque no se sabe a qué curso irá cada alumno que suspendió en junio y trata de aprobar en septiembre, por tanto tampoco se han asignado a veces los profesores, etc.

Este colectivo lleva años reclamando que se traslade a julio la “repesca” para los suspensos. Y lo argumentan con datos: “Los resultados de septiembre no justifican mantener ahí la convocatoria”.

¿Qué dicen los resultados?

Los datos disponibles son dispares. En la Comunidad Valenciana se compararon los resultados de septiembre de 2013, julio de 2014 y julio de 2015. ¿La conclusión? “Las diferencias no son significativas para el alumno”, dijeron desde la Consejería de Educación de la Generalitat, aunque admitían el beneficio en cuanto al tiempo para organizar la plantilla de profesores.

En Navarra, en junio de 2014 aprobó el 36,12% de los alumnos de 2º de Bachillerato que se presentaron a la convocatoria para recuperar las asignaturas suspensas. El resto de cursos se examinaron en septiembre, y allí el porcentaje de aprobados bajó al 25,54%.

Desde FEDADi también apuntalan esta impresión de que “el porcentaje de aprobados en septiembre es muy bajito”. Según la Comunidad de Madrid, ha habido cursos en que el 58% de los alumnos de Bachillerato que fueron a septiembre no aprobaron ni una sola de las materias pendientes; en la ESO, el 49%.

El presidente del sindicato de profesores ANPE, Nicolás Fernández, introduce otro elemento en el debate. Asegura que existen intereses en el empeño de adelantar el inicio del curso en septiembre, y también en general de acortar las vacaciones escolares. De ahí, según él, que las administraciones se dirijan a una u otra velocidad hacia implantar lo que ya está extendido por las universidades de España: acabar con los exámenes de recuperación en septiembre y trasladarlos a julio o junio.

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