A Zapatero no le respetan ni sus propios compañeros

La cancelación del mitin de Vistalegre ha avivado el debate sucesorio en el PSOE. Cada vez son más los socialistas que no quieren aparecer en la foto con Zapatero. Antes, había codazos para retratarse con el presidente. ¿Qué fue de aquel líder indiscutible?

La cancelación del mitin de Vistalegre ha avivado el debate sucesorio en el PSOE. Cada vez son más los socialistas que no quieren aparecer en la foto con Zapatero. Antes, había codazos para retratarse con el presidente. ¿Qué fue de aquel líder indiscutible?

Hubo un tiempo en el que Zapatero convertía en oro todo lo que tocaba. El PSOE nacido en el XXV Congreso tomó las riendas del partido y en apenas tres años consiguió su primera gran victoria en las municipales de 2003. Apenas unos meses después, la llamada ‘Nueva vía’ llegaba al Gobierno con aires reformistas.

El punto de inflexión fue en 2008. Revalidado el triunfo en las generales, el ‘zapaterismo’ comenzó su caída en picado. Lo que antes era un partido cohesionado, que giraba monotemáticamente en torno a su líder, empezó a resquebrajarse. La unidad de acción se rompió.

En los últimos meses, algunas declaraciones y, sobre todo, actitudes han reflejado este viraje en el PSOE: de idolatrar al jefe se ha pasado a recelar y hasta renegar de él. Presumir de Zapatero ya no vende, ni conviene a los socialistas:

-- Rodiezmo. El mitin minero de León era el pistoletazo de salida para el curso político. Allí se presentaba Zapatero, año tras año, para darse un homenaje de multitudes. Pero el acto del pasado año fue el más atípico: dijeron en el PSOE que el presidente no fue para no chocar con la UGT, organizador del evento y, en ese momento, principal opositor de las medidas económicas del Ejecutivo. Pocos le echaron de menos.

-- Le exigen que desvele su futuro. La división sobre si Zapatero debe ser el candidato en 2012 también provoca división en el partido. Lo realmente preocupante es que algunos dirigentes socialistas están haciendo pública su opinión: quieren que anuncie cuánto antes que se marcha para que no lastre su campaña municipal y autonómica.

Varios barones ya se han pronunciado en este sentido: Castilla-La Mancha (Barreda), Extremadura (Vara) y Madrid (Tomás Gómez). Hasta el ‘lehendakari’ Patxi López ha asegurado que podría ser útil que desvelara la incógnita “antes de las elecciones”. Mientras, el presidente presume en el Comité Federal de que “nuestra marca, la marca PSOE, se define y se resume en tres palabras: modernización, solidaridad y derechos”. “No vamos a volver la cara a los problemas”, les dice a los suyos.

-- Hay quien reniega de él. Algunos de los dirigentes regionales del PSOE han sugerido que la presencia de Zapatero no es grata. Es el caso de Cataluña: Jaume Collboni, jefe de campaña de Montilla, aseguró que el PSC debería pensárselo dos veces antes de invitar a Zapatero a hacer campaña en Cataluña. Más tarde tuvo que pedir perdón.

-- Algunos responsables de las ejecutivas socialistas de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Asturias o Andalucía opinan de forma similar: Zapatero no suma, sino todo lo contrario, lastra, y en este momento es mejor que no haga campaña para las municipales.

-- La dirección federal del partido ha acumulado varios varapalos en procesos de primarias para elegir al candidato. Es el caso de la Comunidad de Madrid o Barcelona. En ambos, el candidato oficial (Trinidad Jiménez, Montserrat Turá) ha sido superado por los llamados candidatos de las bases (Tomás Gómez, Jordi Hereu).

La pugna en Madrid aún sigue abierta y Ferraz se ha visto obligado a sacar bandera blanca y pactar con los vencedores. Atrás queda el ZP cuya presencia era sinónimo de votos.

-- Dos pesos pesados del socialista también han contribuido (en parte) a ‘avivar’ la división: Felipe González dijo públicamente que la decisión de no presentarse corresponde, efectivamente, al propio Zapatero. Pero matizo que la opción de presentarse está en manos del partido. Sus palabras son interpretadas con cierta malevolencia: si el PSOE opta por otro candidato podría nombrarlo. Ha sido una de las advertencias más duras y serias que ha recibido.

La actitud de Rubalcaba tampoco ha beneficiado a Zapatero. Cuenta con una fuerte oposición interna (dicen algunos socialistas que es “el mejor vicepresidente, pero el peor candidato), pero nadie duda de que se ha postulado para la sucesión.

El ‘zapaterismo’, en definitiva, no atraviesa por su mejor momento de imagen. Los problemas se agudizan ante la proximidad de la campaña electoral. No son pocos en el PSOE los que exigen al presidente que anuncie su secreto mejor guardado. Él sigue siendo optimista, pero muchos de los suyos han dejado de serlo.

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