Un año de pandemia: qué hemos hecho mal y qué hemos hecho bien

un señor pasea al perro por la plaza del castillo de Pamplona, durante el Primer dia de obligatoriedad de mascarillas en la comunidad Foral de Navarrea . 17 de julio 2020.
un señor pasea al perro por la plaza del castillo de Pamplona, durante el Primer dia de obligatoriedad de mascarillas en la comunidad Foral de Navarrea . 17 de julio 2020.

El pasado 11 de marzo de 2020, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó en una rueda de prensa al brote del nuevo coronavirus como una pandemia. Lejos queda ese momento, pero desde ahí el Covid-19 no ha dejado de avanzar a nivel mundial.

Fue en diciembre de 2019 cuando se detectaron los primeros casos de neumonía en Whuan. En ese periodo, se trataba de un virus desconocido. Pero las cifras sobre la propagación y las consecuencias de la enfermedad eran escalofriantes.

Todas las alarmas saltaron cuando comenzaron a aparecer brotes de coronavirus por otros países asiáticos como Corea, Vietnam, Japón, e incluso saltaron a otros continentes. En España, el primer caso confirmado de la enfermedad llegó el 31 de enero. Un paciente alemán fue ingresado en La Gomera al dar positivo en coronavirus. No fue hasta el 24 de febrero cuando el virus dio el salto a la península, donde se detectaron los primeros casos en Cataluña, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana.

El número de contagiados siguió aumentando de manera progresiva en nuestro país. Esto llevó a que el Gobierno aprobase unas medidas drásticas para poder contener la expansión, entre ellas la aprobación del estado de alarma.

Desde ese momento se ha cumplido ya un año. Un año en el que España y el mundo entero se pararon para evitar la propagación de un virus que no dejaba de crecer. Pero, ¿qué hemos aprendido desde entonces? ¿Qué hemos hecho mal y qué hemos hecho bien?

Deficiencias en el sistema sanitario

Uno de los principales impactos que ha tenido el COVID ha sido en la gestión sanitaria. Según el director del Master en Gestión de la Salud Digital de OBS Business School, Joan Guanyabens, la crisis derivada de la pandemia ha “evidenciado deficiencias en el sistema sanitario” en las que habría que trabajar.

Señala que hay “poca estructuración de los sistemas de vigilancia epidemiológica y de la prevención como estrategia”. También, afirma que se ha podido ver una “fragmentación en el sistema de salud y en la interacción entre los sistemas de salud y social, entre el sistema público y privado”.

Guanyabens añade que otra de las deficiencias que se ha visto es “la poca disponibilidad en cantidad y calidad de datos personales relacionados con la salud para poder ponerlos con inmediatez al servicio de la prevención, la asistencia, la investigación, la gestión y la planificación”.

Gestión sanitaria digital

Uno de los beneficios que ha traído la pandemia ha sido la revolución tecnológica que se ha producido entorno a la gestión sanitaria. “Las tecnologías se desplegaron por necesidad como única y última alternativa para atender a la población evitando el contagio y por tanto el contacto físico con los profesionales sanitarios”, afirman Guanyabens.

 

“Se ha avanzado en 10 semanas lo que se hubiera hecho en 10 años”, señala. Según señala el experto durante estos meses se han desplegado de “forma masiva desde call centers, sistemas de teleconsulta, telemedicina…apps para el seguimiento de contactos y pasaportes sanitarios”.

Joan Guanyabens afirma que a partir de ahora hay que establecer “el equilibrio entre la atención presencial y no presencial, consolidar la infraestructura, equipamiento y servicios para que la atención sea efectiva, eficiente y segura”.

Por otro lado, el director del Máster en Gestión de Infraestructuras Hospitalarias y Equipamiento de Salud de OBS Business School, Eduard Rius señala que “gracias al esfuerzo y dedicación de los profesionales sanitarios, el sistema sanitario ha sabido reaccionar a la pandemia transformando los hospitales, especialmente las unidades de cuidados intensivos pero también otras áreas y circuitos asistenciales, con una respuesta más transversal y con la utilización de herramientas digitales en todos los niveles de atención”.

Además, añade que “la digitalización está aquí para consolidarse y para hacer posible una medicina que no olvide su vertiente más humanista”. Rius argumenta que la pandemia “ha evidenciado que no dedicamos los recursos necesarios a la investigación y a la salud pública”.

Salud mental

El impacto de la pandemia también ha hecho efecto en la salud mental. Según la psicóloga, Inés Moreno, hemos aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas, “hacer por disfrutar y valorarlas, dejando de lado la fatiga que todos arrastramos”. Señala que “hemos hecho un esfuerzo por disfrutar de las cosas más pequeñas, volver a pasar tiempo realizando cosas que hacíamos de manera automática, como disfrutar del pequeño paseo hasta la compra, la cocina en casa, poner las cosas en orden, disfrutar de una tarde de juegos con los hijos”.

Moreno añade que uno de los valores que hemos aprendido como sociedad ha sido la paciencia: “Cierto que el hartazgo ahora es mayor, pero si recordamos los primeros meses, todos estábamos comprometidos a nuestro deber, el cuidarnos y cumplir como sociedad con nuestros deberes, y lo que principalmente pasaba por ir día a día y tener paciencia sabiendo que las cosas al final mejoraran”.

Mayor importancia a la salud tanto física como mental. Este es otro de los puntos que señala la psicóloga. “La sociedad cuando se ha visto expuesta a una situación crítica ha sabido valorar de nuevo la importancia que tiene la salud, físicamente solo hace falta ver como todos salíamos a hacer deporte o hacíamos algo en casa para conservar de la mejorar manera nuestro bienestar”, afirma.

“Estamos viendo ahora que estar sanos a nivel emocional es realmente importante, creo que es algo que no es que se haya aprendido pero que si estamos redescubriendo. Por ejemplo, en mi centro se han incrementado las consultas un 50%”, señala Moreno.

Por último, la psicóloga Inés Moreno afirma que “lo que ahora no estamos haciendo bien, es que estamos perdiendo la empatía, la unión, y tenemos que recuperarla. Por muchas noticias que salgan de ciertos grupos que no cumplen y otros sí, hagamos de nuevo el ejercicio de empatizar y busquemos soluciones donde todo perdamos y ganemos. Que no perdamos en meses, lo que hemos aprendido en un año”.

Otras preocupaciones legales

Con la pandemia, según ha constatado el Observatorio Jurídico de Legálitas, las consultas realizadas a los abogados han sido diferentes a las que se han hecho otros años. Se ha producido un aumento en las relacionadas con materia laboral entorno a un 36,9%. Motivada sobre todo por los ERTE, reducciones de jornada, teletrabajo…

Pero también se han hecho consultas sobre temas administrativos y de inmueble. Estas últimas han subido un 4,19% “motivado por los problemas relacionados con los contratos de alquiler y las comunidades de vecinos”. Y además, se han registrado otras en materia de consumo, es decir, pagos de hipoteca, reservas de viajes, compras por internet, etc.

“Me encuentro en un ERTE, pero no me pagan. ¿Cómo reclamar?”, “no puedo pagar la hipoteca, ¿qué solución tengo?”, “¿cómo reclamar el dinero de mi viaje contratado?”, “¿puedo modificar las medidas acordadas en el convenio regulador de mi hijo?”, “mi inquilino no me paga, ¿qué puedo hacer?”, “compras a distancia. ¿Cómo y dónde reclamar una compra que no llega?”. Estas han sido las cuestiones más consultadas a los abogados durante este año de pandemia.

El auge de la comida a domicilio

Con el confinamiento, el miedo a los contagios y toque de queda ha conseguido que se haya producido un auge en la comida a domicilio. Según datos de Kantar, “el crecimiento del 60% de la entrega a domicilio suavizó el desplome del sector de la restauración”. En el estado de alarma, operadores de reparto de comida a domicilio como Glovo o Deliveroo, llegaron a sumar más de mil restaurantes nuevos.

En España se ha instalado un nuevo formato para llegar a los clientes: las cocinas fantasma (dark kitchens). Se trata de locales que están cerrados al público en los que tan solo trabajan los cocineros que realizan pedidos solo para empresas de reparto como Uber Eats, Glovo o Deliveroo.

Según el profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Josep Maria Catalá, uno de los principales beneficios de las cocinas fantasma es que “llegan a un público más amplio que con los locales físicos, disponen de un nuevo canal de distribución complementario a los actuales, se introducen en el mundo digital sin grandes costes y desprenden de gastos fijos como el alquiler del local, el interiorismo o los sueldos de los camareros”.

Aunque señala que también tiene algunas inconvenientes: “La pérdida de contacto directo con el cliente. Además, la competencia es más directa y se elimina la comunicación tradicional para pasar solo a la comunicación en línea, mediante la presencia y la reputación en redes sociales, webs y plataformas de delivery”.

Una encuesta de Deliveroo revela que “el 81% de los restaurantes tiene previsto invertir en servicios de entrega a domicilio para convertirla en un pilar de su negocio en este 2021”. Pero la comida a domicilio también es algo más naturalizado entre los consumidores. Un informe de Bain & Company, señala que “más del 60% de los consumidores espera mantener o aumentar el uso de plataformas de comida a domicilio cuando acabe la pandemia”.

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