Los antidisturbios españoles, ¿son duros o blandos?

El papel de los antidisturbios de la Policía Nacional vuelve a estar en entredicho tras los últimos incidentes registrados en Madrid. Tras la Marcha por la Dignidad, medio centenar de agentes tuvieron que recibir atención médica. Las agresiones fueron presenciadas por observadores de la OSCE, presentes en la capital para comprobar la dureza de la actuación policial. Pero, ¿son realmente duros los antidisturbios españoles? ¿Y comparado con sus equivalentes europeos?

Agentes de la UIP en la manifestación del sábado.
Agentes de la UIP en la manifestación del sábado.

En los últimos incidentes registrados tras las manifestaciones del 22-M, así como tras la protesta denominada ‘Cerco a la Monarquía’, se ha vuelto a poner en cuestión el papel de los antidisturbios. Hay quien acusa a los agentes de la UIP de “actuaciones desmesuradas”. Los antidisturbios se defienden.

Muy duros, según los manifestantes

El papel de los antidisturbios en manifestaciones siempre fue muy polémico. Pero la situación se agravó tras sus actuaciones durante las protestas del 15-M. Según el promotor de una de las ‘asambleas ciudadanas’ que se organizaron aquellos días, “su imagen de cuerpo duro se reforzó gracias a las redes sociales y a la facilidad para grabar y difundir vídeos en cuestión de segundos. Quedó acreditado que en muchas ocasiones se les va de las manos” asegura este activista, que también es miembro de una plataforma pro derechos humanos. “Sin duda, la policía antidisturbios española es una de las más duras de toda Europa, si tenemos en cuenta la cantidad de denuncias que se presentan contra sus miembros, un número muy superior a otros países. Recientemente, un chico perdió un testículo por un pelotazo, y en cada manifestación en la que actúan se registran decenas de partes médicos por lesión. Y lo peor es que se dan casos en que son los propios agentes los que provocan su respuesta posterior, insultando o retando a los manifestantes a ‘liarla’” asegura.

Demoledor informe anmistia Internacional

Uno de los mayores reveses que recibió el colectivo policial de la UIP fue la publicación de un informe de Amnistía Internacional un año después de las manifestaciones del 15-M. Un informe que se les ha echado en cara en múltiples ocasiones.

En él se documentaban casos de uso excesivo de la fuerza, empleo indebido de armas “menos letales”, obstrucción del acceso a asistencia médica y detención arbitraria en varios países.

“En muchos casos”, decía el informe, “los agentes han golpeado reiteradamente con porras a manifestantes pacíficos, incluso en la cabeza y el cuello, causándoles lesiones graves”.

Los antidisturbios se defienden:

Tras la última manifestación del 22-M, el colectivo de agentes de la UIP pidió la dimisión de los mandos que estaban al frente del operativo policial. Les acusaban de haberlesvendido” ante los violentos, movilizando apenas un centenar de agentes de los 1.700 que había ese día en el Paseo de la Castellana. Argumentan que la presencia de observadores de la OSCE para comprobar su actuación fue utilizada por el Gobierno para reforzar su tesis del aumento de violencia en las calles, permitiendo así tomar medidas en principio impopulares como el desvío de las manifestaciones a zonas periféricas de las ciudades.

El Gobierno está buscando un muerto” dicen los antidisturbios. Defienden que su trabajo “es el que es”, y que cuando se les da luz verde para actuar “es porque está en juego la seguridad de la ciudadanía”. Un representante sindical de la policía, que trabaja a diario con agentes de la UIP explica que “no puede juzgarse la actuación policial de 16 horas de operativo por un vídeo subido a Youtube de tres minutos. Falta todo el contexto. Ese agente que persigue a un joven, lo reduce y le pone las esposas con la rodilla en su cabeza, quizás haya sido agredido minutos antes por una piedra lanzada por ese individuo. Pero en la tele siempre vende más la violencia policial”.

Situación límite de los agentes

Los agentes de la UIP se sienten indefensos. Los recortes, que “muchos dicen que defendemos”, les afectan por igual. “En los últimos años, los antidisturbios han tenido que comprar material a cargo de su propio bolsillo. No se reponen botas, guantes… y la única solución es adquirirlos en una tienda de equipamiento policial” asegura.

Destacan, además, que la UIP es un grupo “con altísima presión psicológica. Hay muchos agentes que están en tratamiento psiquiátrico por estrés. La exigencia es mucho mayor que en otras unidades policiales”.

Una de las decisiones que más les ha molestado es la iniciativa de Interior de colocarles el número de identificación en el chaleco. En su momento protestaron contra lo que consideraban una medida “humillante”, según las asociaciones. Consideran que se está criminalizando su trabajo y que puede ser utilizada para poner en riesgo la seguridad jurídica de los agentes. “Esto choca directamente con la indefensión que sufrimos por parte de los jueces. Tras el 22-M, un detenido fue acusado de intento de homicidio, y el juez rebajó a lesiones. Los manifestantes le habían quitado el casco, que luego exhibieron como un trofeo, y el acusado corrió hacia él para lanzarle una piedra a la cabeza. Gracias a dios falló, sino, no lo cuenta”.

Una mirada a Europa:

En Europa también existe el debate sobre la proporcionalidad de la fuerza aplicada por los agentes antidisturbios. Sin embargo “el debate es mucho más sosegado que en España” afirma un representante sindical policial español. Según explica, durante encuentros de organizaciones policiales desarrollados en otros países de Europa, sus colegas le han trasmitido su “incredulidad” por el tratamiento que recibe el colectivo por parte de la prensa. “En países como el Reino Unido, Alemania o Francia, donde también pueden verse imágenes de duras actuaciones policiales para disolver manifestaciones, no se cuestiona la autoridad o motivación de los agentes. No es la postura mayoritaria” explica.

Este representante policial explica que “si en España se produjesen imágenes como las de los antidisturbios alemanes repeliendo a los anti sistema que tratan de para un tren con residuos nucleares, la población pediría la disolución de la UIP” asegura.

Lo cierto es que en otros países, como en Grecia o Rumanía, este tipo de cuerpos policiales también están en entredicho. En el Grecia, por ejemplo, algunas actuaciones de los antidisturbios con motivo de las revueltas por los recortes del gobierno supusieron la dimisión de buena parte de los mandos policiales.

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