¿Hay una conspiración internacional contra España?

-         “El problema para la Eurozona no es Grecia, es España”, afirmó uno de los economistas más seguidos del mundo, el Nóbel Paul Krugman, la semana pasada. El “gurú” económico N. Roubini, por su parte, coincidió en su vaticinio apocalíptico. Por si esto fuera poco, Zapatero se sentó en Davos junto a los “malos alumnos” de la UE, Grecia y Letonia, y el Gobierno español tuvo que soportar oír cosas como que “España no es Alemania”, en boca del mismísimo director del BCE, J.-C. Trichet, e incluso la insistencia, por parte del comisario Joaquín Almunia, de que España y Grecia son los flancos débiles del euro. El Financial Times, diario de las elites económicas europeas, ha afirmado en España se está gestando “un drama potencialmente más grande” que en Grecia.

-         Tales comentarios no han hecho sino sumarse a la lluvia de críticas y desdenes recibida por el Gobierno español desde primeros de enero de este año, a cargo de medios como CNN, The Economist, Wall Street Journal, Le Monde, La Stampa, Il Giornale e incluso puntales de la izquierda como Libération.

-         Según los analistas, estas opiniones han situado a España en el ojo del huracán de la zozobra. Así, la economía española merece desconfianza porque merecen desconfianza la trayectoria y las medidas de un Gobierno que no hace los deberes, de modo que España ha perdido credibilidad y se ve como un enorme riesgo potencial, por lo que puede recibir la hostilidad de los especuladores bursátiles a modo de “test” de la solidez de la economía española como flanco débil de la eurozona.

-         Con todo, un hombre respetado a izquierda y derecha como José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, afirma que España no tiene “ningún riesgo de insolvencia, y tiene una deuda pública de las más bajas de la zona euro”, al tiempo que insiste en el mensaje de que las reformas están en marcha y estamos en el camino de la recuperación, tras haber pasado lo peor de la crisis. No obstante, el propio Campa ha reconocido que, pese a no haber razones objetivas, “los mercados se mueven también por factores subjetivos”, y cunde el temor de que la “semana negra” no sea sino el principio.

-         Como fuere, en la comparación con Grecia, según ha puesto de manifiesto Valentí Puig, sí ha habido una cierta injusticia al no tener en cuenta las distintas trayectorias de ambos países: en tanto Grecia ha manipulado sistemáticamente sus estadísticas económicas y ha hecho caso omiso a las medidas dictadas desde Bruselas, España –que partía de una situación muy difícil- ha tenido una ejecutoria ejemplar y, por momentos, casi heroica, además de rigurosa.

-         Aun así, surge la pregunta de si España es demasiado grande para quebrar. Lo preguntaba The Independent, afirmando que “sus finanzas nacionales están en tal estado de desorden que están sometiendo a una grandísima tensión la unidad de la eurozona y están contribuyendo a desestabilizar la recuperación mundial”.

-         Uno de los rasgos que mayor desconfianza merecen a los analistas es precisamente la opción de Zapatero de la “salida social de la crisis”: no goza de credibilidad el mensaje de que se puede salir de ella sin recortar el gasto.

-         El prestigioso rotativo milanés Il Corriere della Sera ve así lo más crítico de la crisis española: “en España se han endeudado los más pobres, que no tienen nada para ahorrar y pueden arrastrar los acreedores a la insolvencia. Los dos grandes bancos, el Santander y el BBVA, siguen siendo sólidos porque el Banco de España les ha permitido, gracias a un régimen fiscal inteligente, acumular grandes reservas. Pero las cajas de ahorro están con el agua al cuello. En su conjunto el sistema financiero español está en dificultad como el británico. Lo mismo ocurre para las empresas, las más endeudadas del mundo”.

-         Ante esta situación de la opinión pública mundial, el Gobierno ha reaccionado de diversas maneras. Una ha sido la de José Blanco, quien, en Expansión, se quejaba de las visiones “apocalípticas” sobre la economía española y avisaba de que “España es víctima de una conspiración centrada en destruir la posición económica del país y, a partir de ahí, el euro”, cosa que mereció el reproche de “paranoico” por un periódico actualmente tan crítico del Gobierno como el Financial Times. Blanco aseguraba, asimismo que la campaña contra España consistía en una serie de “maniobras un tanto turbias” por parte de unos especuladores que “ven que salimos de la crisis y no quieren que se regule mejor para poder seguir haciendo de las suyas”. “Nada de lo que está ocurriendo”, concluía Blanco, “incluyendo los editoriales de algunos medios extranjeros (…) es fruto de la casualidad o inocente, responde a unos intereses particulares”.

-         El vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, por su parte, también ha subido a la palestra para insistir en que, pese a las críticas, “España sí tiene una política económica”.

-         Con todo, han sido la ministra de Economía, Elena Salgado, y su secretario de Estado, José Manuel Campa, quienes han ido a mantener reuniones a Londres con analistas, inversores y periodistas para transmitirles calma a propósito de las finanzas españolas. Esto ha merecido críticas, ¿qué hace la vicepresidenta del Gobierno de una de las diez mayores economías del mundo desplazándose a la redacción de un periódico, en vez de ir a su despacho los propios analistas, como mucho? Salgado y Campa no han dejado de arremeter en público contra “los magos del corto plazo” que se estarían aprovechando de la crisis española como en tiempos otros especuladores se aprovecharon de la argentina o la británica.

-         Aun así, la evaluación de la “conspiración internacional” se ha detenido por momentos: el propio Financial Times alabó la seriedad de las medidas presentadas en su redacción por Elena Salgado.