¿Nos dan comida ‘envenenada’?

Carne de caballo en productos supuestamente elaborados a base de ternera, tartas infectadas con bacterias fecales 'e-coli', la misma que hace dos años causó una grave imagen a España al hallarse en cargamentos de pepino enviados a España. Ante todos estos incidentes, muchos consumidores se preguntan: ¿funcionan los mecanismos de seguridad? ¿cómo es posible que llegue hasta los hogares comida 'envenenada'?

--¿Comemos veneno?: para la periodista francesa la periodista francesa Marie-Monique Robin, una de las mayores expertas en el mundo en agroalimentación, considera que buena parte de los productos que consumimos son perjudiciales para la salud. En gran parte, no por su constitución, sino por los procesos de transformación. “La salida al mercado de miles de productos de consumo corriente cuya fabricación o transformación se basa en unos procesos químicos cuya toxicidad está muy mal evaluada” asegura esta experta. Muchos de esos químicos que ingerimos a diario están lejos de lo que se conoce como IDAIngesta Diaria Admisible-, pero poco a poco se van acumulando en el cuerpo, y que pueden llegar a perturbar el funcionamiento hormonal del cuerpo. Ejemplo de estos tóxicos son el ‘bisfenol A’ hallado en el plástico de biberones.

--Alimentos ‘bio’: muchos consumidores, asustados por las cada vez más habituales crisis alimentarias, han decidido ‘refugiarse’ en los productos de certificación ecológica, elaborados con técnicas mucho más sostenibles para el medio ambiente, sin uso de tóxicos en su producción, con la contrapartida de ser productos sensiblemente más caros. Pero ni siquiera estos productos ‘bio’ superan los test. “De todas las alarmas alimentarias que registra la Unión Europea hay más –proporcionalmente- que provienen de estas explotaciones ecológicas que en las demás” asegura José Miguel Muneta, profesor de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia. Este debate se ha puesto de actualidad en Alemania, donde se ha acusado a cientos de empresas de la Baja Sajonia de no respetar las condiciones animales para que sus huevos sean considerados ‘bio’, sin embargo, el precio de venta al público era muy superior al de los huevos convencionales. Además, desde las asociaciones de consumidores aseguran que esta certificación permite el uso de sustancias nocivas durante la producción como el cobre o el azufre.

--Transgénicos: España es el país europeo que más cantidad de productos transgénicos cultiva. Estos alimentos han sido genéticamente modificados en laboratorios para hacerlos más grandes, más vistosos y más fáciles de producir. Sin embargo, están bajo la lupa de las agencias de Sanidad Alimentaria tras numerosos estudios –no concluyentes- de que pueden estar detrás de apariciones de nuevas alergias, de tumores e incluso de generar resistencias a los antibióticos.

--Plaguicidas: una de las materias que más preocupan a los expertos en materia de seguridad alimenticia es el uso de plaguicidas tóxicos en la agricultura. Muchos de esos productos químicos llegan a los hogares, y en caso de que no se limpien bien los productos pueden resultar muy peligrosos para la salud. “Existen controles –regulados por la Unión Europea- para inspeccionar los equipos de aplicación de plaguicidas en todas las plantaciones de verduras y legumbres industriales”, indican desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, pero estos se realizan cada cinco años. Muy poca frecuencia, según las asociaciones de consumidores. En 2020, la Unión Europea establecerá estos controles cada tres años.

 

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