¿Debo tener miedo a la ley de eutanasia?

Eutanasia.

La eutanasia entrará en vigor en España dentro de tres meses. La nueva legislación fue aprobada este jueves, día 18, por el Congreso de los Diputados con 202 votos a favor frente a los 141 en contra del PP y Vox.

Mientras que los diputados partidarios afirmaron que la ley se trata “de un derecho y no una obligación” y de un “ejemplo de empatía legislativa”, sus detractores sostienen que es “un atentado contra la vida humana” y un “chantaje” al cuerpo sanitario. También afirman que “el deseo de morir desaparece cuando las personas son tratadas adecuadamente”. Al margen de cuestiones ideológicas, ¿qué opinan los expertos?

Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá y vocal del Comité de Bioética de España, señala que la ley, en síntesis, regula “la posibilidad de que a una persona que no desee vivir se le aplique un medio para acabar con su vida: una inyección o un brebaje, por ejemplo. Son válidos los motivos físicos y los psicológicos. Basta con que el paciente decida que quiere morir porque considere que su vida no tiene sentido para que se le aplique la eutanasia, que consiste en que un doctor o un sanitario acabe, mediante su acción directa, con la vida de una persona en cuestión”.

En los entornos médicos, señala el catedrático Jouve, la nueva ley causa gran rechazo. El Comité de Bioética de España emitió un informe en septiembre sobre “los inconvenientes” de esta ley. El documento recoge que “no existe el llamado Derecho a la Muerte. Nadie tiene derecho a morir, porque es un hecho natural por el que todos pasaremos. En todo caso existe el Derecho a la Vida, porque la vida es un bien que precisa de protección jurídica”, prosigue el profesor.

El malestar por este tipo de leyes ha llegado hasta la Asociación Médica Mundial, dado que, indica Jouve, “el código deontológico de los médicos, en cualquier lugar del planeta, señala que no se ha de dar la muerte a ningún paciente. La nueva Ley española sobre Eutanasia ignora estas voces y también ignora la demanda de desarrollar los cuidados paliativos, en los que estamos en la cola de toda Europa. Hoy en día existen medios perfectamente válidos para eliminar el sufrimiento en el tramo final de la vida para que un paciente fallezca sin dolor”.

España, quinto país del mundo

Con respecto a la comisión de garantías que controla el proceso por el que cada paciente decide morir, el catedrático emérito explica como se desarrolla el proceso: “Toda persona que decida morir lo tendrá que explicitar por escrito. Una delegación de expertos lo valorará y, si le dan el visto bueno, el acto de la eutanasia se realizará sin mayor dilacción”.

Lo controvertido de esta nueva legislación queda en evidencia cuando Italia, Francia, Portugal o Reino Unido, “países tan democráticos como España”, han rechazado una ley como la española. Jouve señala que España es el quinto país del mundo en aprobar una ley similar. “Solo los países del Benelux, el estado de Oregón, en EE. UU. y Colombia tienen una legislación parecida. Algunos más, como los países nórdicos, tienen el suicidio asistido, que consiste en que te receten un fármaco que produce un efecto letal, pero no la eutanasia, que es acabar activamente con la vida del paciente”, concluye.

Marcos Gómez Sancho, presidente de honor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, considera que habría que analizar primero la pertinencia o no de la nueva ley: “La mayoría de las personas reclaman cuidados paliativos al final de sus vidas, y, en cambio, a esta legislación paliativa no se le ha dado carácter preferente. Y la situación en España es catastrófica; en el ranking de cuidados paliativos, estamos en el puesto 31 de un total de 49 países, solo por delante de las repúblicas balcánicas y de la antigua URSS”.

El médico considera que, si no hay mejoras sociosanitarias ni acceso a los cuidados paliativos, “estamos creando el caldo de cultivo para eutanasia”. Como ejemplo, el Dr. Marcos señala una cifra: 75.000 personas mueren en España con síntomas intensos, “antes de tiempo”, porque no tienen acceso a este servicio de paliativos.

Déficits en la Sanidad española

“La mayoría de los pacientes quieren disponer de recursos para paliar los dolores, esto es lo prioritario”, afirma el doctor Gómez en una línea argumental que coincide con el catedrático Jouve para, acto seguido, aportar más cifras: “Faltan 70.700 plazas de cuidados sociosanitarios; 160 españoles mueren cada día esperando la ayuda de la dependencia que han solicitado, y solo el 6% de los pacientes que sufren esclerosis lateral amiotrófica (ELA) pueden pagarse los 40.000 euros al año que cuesta la atención a esta enfermedad en una clínica privada”.

El déficit, a juicio del doctor Gómez, no solo es de dotación presupuestaria, sino que empieza antes, en la propia formación de los futuros médicos. “El Plan Bolonia”, recuerda, “establece que la asignatura de cuidados paliativos ha de tener un carácter obligatorio en las facultades de Medicina y, en España, de 42 facultades solo se imparte en siete”.

Más escandaloso, para el doctor, es que nuestro país sea el único de Europa donde la profesión sanitaria no tiene la titulación especializada de Cuidados Paliativos. “Buena enseñanza, red asistencial y plazas sanitarias; estas son las tres asignaturas pendientes de la Sanidad española”, asevera.

Por su parte, Federico de Montalvo, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Comillas-ICADE, presidente del Comité de Bioética de España y miembro del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO, detecta en la nueva ley “conceptos ambiguos”, fundamentalmente dos: “En primer lugar, no están convenientemente separados los conceptos de auxilio al suicidio asistido (casi todos los países que han planteado la cuestión ha optado por esta vía) del modelo de eutanasia, que es el que se ha impuesto aquí, y, en segundo lugar, tampoco se distingue el concepto de persistencia de discapacidad del concepto de persistencia de sufrimiento”. 

Por ello, el profesor Montalvo considera que, con la aprobación de esta nueva ley, España “dará un salto al vacío enorme, dado que en casi ningún país se ha aprobado este modelo de eutanasia”. El experto en Derecho lamenta igualmente las prisas –“ningún Estado lo ha tramitado tan rápido, en tres meses, cuando lo normal es un año”- y que no se haya consultado a expertos, “el Comité de Bioética de España”, por la comisión del Congreso.

No cumple los estándares europeos

En cuanto al resultado final de la ley, Federico de Montalvo detecta que “no cumple con la figura de evaluación a posteriori que la propia Unión Europea desde 2015 exige a toda nueva legislación de estas características”. Como ejemplo en positivo, el experto en Derecho señala la Ley sobre el Final de la Vida de la Asamblea de Madrid, “que sí establece sus propios mecanismos y cláusulas de control; véase su revisión periódica cada dos años, para así evitar un uso indebido”.  

A la hora de situarla dentro del marco constitucional, el profesor Montalvo cree que esta la nueva ley “está pensada para satisfacer el interés del individuo, pero no el interés social. Tiene, por tanto, un carácter marcadamente liberal; y no olvidemos que vivimos en un Estado Social de Derecho. No resulta casual que, en Portugal, el Partido Comunista luso haya votado dos veces en contra de un proyecto de ley de eutanasia similar al español”.

El Doctor Gómez concluye que “el pasado jueves fue un día triste; una mala fecha para España”, y el profesor Montalvo lamenta que, al optar por un modelo similar al belga, “el más extremo a nivel mundial”, la aplicación de la ley pueda tomar un efecto práctico de “pendiente resbaladiza; es decir, que al final la eutanasia quede justificada porque consiga un beneficio social y económico”. Por su parte, el Catedrático Nicolás Jouve señala que “al no existir una normativa desarrollada sobre los principales puntos de la nueva ley, muy fácilmente podremos llegar a la situación de Holanda, donde, en la práctica, la eutanasia se aplica a los pacientes sin petición expresa”.

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