¿Esta epidemia de gripe no se va acabar nunca?

Niña enferma de gripe.
Niña enferma de gripe.

Cada años al invierno le acompaña una temporada intensa en la que el virus de la gripe se extiende por toda España, y todos los años se elaboran planes desde las consejerías de Sanidad de cada comunidad autónoma para reducir el impacto de este virus, tanto a nivel epidemiológico como a nivel de atención hospitalaria.

 La temporada de gripe en nuestro país suele abarcar desde el mes de noviembre hasta marzo. Por ello, a finales de octubre, comienza la campaña de vacunación entre los grupos de riesgo: mayores de 60 años, personas que padecen enfermedades crónicas, embarazadas y el personal sanitario.

Esta fase de prevención mediante antivirales revista una gran importancia. La vacuna ejerce de barrera frente a la entrada de un virus con la capacidad de mutar rápidamente que le permite extenderse por la población con mayor facilidad y obliga a las personas que se encuentren entre los grupos de riesgo a vacunarse cada año. No vale la misma vacuna que el año anterior.

Desarrollo de la pandemia de gripe

La intensidad con la que la gripe actúa varía dependiendo de diversos factores. No obstante, hay ciertas pautas que suelen repetirse: por ejemplo, que el mes con mayor incidencia del virus suele ser el de enero. Precisamente, en esta temporada 2018-2019, los picos más altos de gripe a nivel nacional se registraron en el primer mes del año.

Fue en la segunda semana de enero cuando comenzó la onda epidémica del virus- según el informe del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España-, decretando en diez comunidades autónomas el nivel de difusión epidémico. Para la tercera semana, ya se extendía prácticamente a casi la totalidad del territorio nacional. Y en la última semana de enero se alcanzó el pico anual.

Los grupos por edad más afectados son los niños de entre 0 y 4 años y las personas mayores de 65, siendo estas últimas los que más cantidad de cuidados sanitarios han requerido, representando el 57% del total de casos graves hospitalizados por gripe.

Medios para hacer frente al virus

Esto supone un esfuerzo extra para todos los profesionales sanitarios, conscientes plenamente de que se trata de un problema que se repite cada año. Las administraciones autonómicas, también lo saben, y para ello elaboran un Plan de Contingencia (Galicia), un plan de Alta Frecuentación (Andalucía) o un Plan de Invierno (Madrid), entre otros.

Aunque operen con nombres distintos, todos persiguen el mismo objetivo: hacer frente al aumento de la demanda en centros hospitalarios y de atención primaria, a través de la contratación de personal extra o aumentando el número de camas disponibles en los hospitales en los que se prevé un mayor ingreso de pacientes. Aún así, el mejor remedio contra el virus sigue siendo la vacuna.

Pero igualmente las urgencias y los centros de salud se saturan. No deja de ser un "parche", a juicio de varios sindicatos sanitarios, y no resulta extraño encontrarse con salas de espera abarrotadas ni con profesionales de la salud que no dan abasto.

 

Este problema que se repite cada otoño-invierno se debe primordialmente a un ratio entre sanitarios disponibles y un aumento de pacientes que excede incluso hasta las capacidades estructurales de los propios centros, como las camas o las salas de pruebas específicas.

Desde los sindicatos hacen hincapié en esto porque hace visible un "problema de fondo", el de la falta de médicos y enfermeros, pero que no es "puntual" sino que sucede durante "todo el año".

Las altas temperaturas, un factor clave

La actual epidemia de gripe en España se resiste a desaparecer. Y esto se debe principalmente al clima, tal y como asegura un informe de CIGNA.

Aunque la gripe se desarrolle en entornos fríos y secos con la llegada del invierno, el aumento de las temperaturas que experimenta el país es un factor determinante, porque condiciona un comportamiento social que favorece la persistencia del virus. Con mayores temperaturas diurnas y nocturnas la población siente predisposición por salir a la calle, incluso estando enferma, lo que por ende facilita el contagio y la consecuente expansión de la gripe.

Si a esto se le añade que no se siguen los consejos básicos de prevención como utilizar pañuelos de usar y tirar, lavarse las manos constantemente o no hacer vida en la calle hasta pasadas 24 horas desde la última fiebre, se obtiene un marco bastante amplio de por qué España aún no se ha curado del virus de la gripe.

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