¿Es necesario reducir el número de ministerios en el Gobierno?

Pedro Sánchez (Foto: Pool Moncloa/Fernando Calvo).
Pedro Sánchez

En la última reforma ministerial de Pedro Sánchez ha habido múltiples entradas y salidas, pero mantiene récords con 22 ministerios y sólo las vicepresidencias pasan de cuatro a tres. Con respecto al dígito de carteras ministeriales, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha considerado recientemente que no se trataría de una cuestión del número, sino de que el "Gobierno esté bien coordinado". Además, Zapatero ha apuntado que un Gobierno de coalición "normalmente" tiene más ministros y que en este caso "no es fácil reducir" el número de ministerios. Para dilucidar si esa cifra de altos cargos es elevada, o no, Confidencial Digital ha conversado con dos expertos en la materia.

Para Fernando Simón Yarza, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Navarra, este número de ministros resulta excesivo. “Surge la duda sobre si esta cifra obedece a funciones de gestión pública o bien a otras, de corte propagandístico; con lo que, de ser así, se estaría generando una distorsión en la acción gubernativa, dado que los fines propagandísticos —en el terreno de la política— inevitablemente conllevan división y confrontación”, señala el profesor Simón.

El experto en Derecho Constitucional considera que este número, asimismo, puede conllevar otra limitación: la excesiva y elevada heterogeneidad de perfiles en el consejo de ministros, que podría dificultar el proceso de toma de decisiones. Para Simón Yarza, “si los ministros no son elegidos por su capacidad objetiva, por una necesidad clara y definida, sino por fines propagandísticos o para cumplir una serie de pactos y equilibrios internos, de partido político, en la práctica resultará muy difícil converger por consenso racional en la toma de decisiones”. El elevado número de ministros, para el profesor, también supone una carga por el alto gasto público que supone para las arcas del Estado.

Excesiva división y demasiada rotación 

Por su parte, Carlos Vidal, catedrático de Derecho Constitucional de la UNED, considera que el número de 22 ministros, además de objetivamente elevado, genera una excesiva compartimentación de las funciones. “Por ejemplo, no tiene demasiado sentido separar Consumo de Sanidad, que tradicionalmente estaban unidos, o que el ministerio de Universidades esté separado del ministerio de Ciencia e Innovación”, reflexiona el catedrático, que no encuentra beneficios en este nivel de dispersión.

Para Vidal, la última remodelación ministerial pone de manifiesto un defecto típico de la Administración pública española: “el cese de demasiados altos cargos cada vez que hay un cambio en la estructura del gobierno, incluso dentro del mismo partido, ya no digamos cuando se produce una alternancia política entre PSOE y PP, o viceversa. En Italia o en Alemania los cambios se producen en el primer y el segundo nivel de la Administración Pública, pero a partir del tercero —es decir, director general— las personas permanecen en sus puestos. Lo que sucede en el caso concreto español genera una inestabilidad dentro de la Administración que imposibilita el sano continuismo de muchas políticas”.

En cualquier caso, el catedrático Vidal considera que el número de 22 ministros es a todas luces excesivo. “Pensemos que cada vez que se nombra a un nuevo ministro, a este le acompañan, como mínimo, un secretario general técnico y un subsecretario, más un gabinete que suele estar conformado por siete u ocho asesores. Cuantos más ministros, mas cargos subalternos, que les acompañan en cascada, con el consiguiente engrosamiento de la estructura administrativa del Estado”.

 

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