¿Es Twitter un peligro?

Logo de Twitter.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha abandonado Twitter para —en sus propias palabras— “hacer buena política”. No es la única; actores y periodistas ya han prescindido de las redes sociales. ¿Cómo influye Twitter en la manera de hacer política? ¿Polarizan más el discurso? ¿Favorece la política-espectáculo? ¿Conllevan las redes sociales un peligro para la democracia y los procesos electorales? Confidencial Digital ha hablado con expertos en la materia para aclarar la cuestión.  

Rafa Rubio, Profesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid y experto en Tecnología, Comunicación y Democracia, constata primero una realidad: “las redes sociales son un elemento más de la imagen de cualquier político; permiten llegar rápido y posicionarte. Son un elemento de instantaneidad y de recortar tiempos para vivirlo todo a tiempo real. Al mismo tiempo, facilitan que una noticia llegue a todo el mundo, medios incluidos, por supuesto”.

Esta misma situación genera, para Rafa Rubio, su reverso: la propia dinámica de los tiempos obliga a un posicionamiento continuo, “simple y llanamente, meten prisa, y no siempre es bueno”, observa el profesor. Además, prosigue, “hay determinados debates que pertenecen a la esfera privada porque, de mantenerse ahí, en privado, servirían para ir a lo esencial; a las ideas. Pero si el debate se hace en público, por ejemplo, en las redes, todo se polariza y acaba desvirtuándose rápido la naturaleza del diálogo”.

En el centro de la opinión pública 

Si el medio es el mensaje, en el caso de Twitter —textos públicos, cortos, con fuerte componente visual—, todo conduce, advierte Rubio, “más hacia el espectáculo que hacia la reflexión. Y no incide en cualquier lugar, sino en el corazón de la opinión pública, que es una de las bases de la democracia deliberativa contemporánea. Twitter es un elemento más del ecosistema informativo y opinativo, y no pocas veces, de hecho, lo altera”.

Por su parte, Fernando Checa, experto redes sociales y marketing on-line, así como profesor e investigador en diversas universidades públicas y privadas españolas, latinoamericanas y europeas, incluida la UNIR, echa la vista atrás y señala que “Twitter, en cinco o seis años, ha cambiado la forma de comunicar. Para muchos usuarios parece difícil utilizarlo sin caer en la agresividad o el insulto. Y no parece el mejor ámbito para realizar un debate político, donde —al menos en teoría— tendría que primar la sensatez, los tiempos y la reflexión. Twitter es todo lo contrario: breve e inmediato. Si influye en la política, es de forma peligrosa”.

Así es como se acaba generando, en palabras del profesor Checa, el efecto 'cámara de eco'. “Cada usuario tiende a estar con gente que comparte su misma opinión; ello refuerza los propios posicionamientos; así, cuando se parte para hablar con otros, ya se sale desde una posición polarizada; la polarización a veces incluso se alimenta con perfiles falsos, que directamente se dedican a injertar agresividad y replicar mensajes fake a gran escala”.

Sociedad tuitera y sociedad real

Para no caer en el alarmismo, Fernando Checa pone pie en pared. “Tampoco hagamos Twitter más grande de lo que es. En España habrá —como mucho— cinco millones de usuarios de esta red social, y somos 47 millones de ciudadanos. A final parecería que todo el mundo está hablando todo el rato de política y futbol. Y no; la sociedad, afortunadamente, es algo mucho más complejo”.

La misma diferencia entre sociedad real y sociedad twittera es la que permite al profesor de la UNIR contemplar un horizonte de futuro para la democracia: “la democracia va más allá de las peleas y divisiones que generan 280 caracteres amplificados por cuentas programadas. Pero si continuamos prestando atención a ciertos mensajes de odio, no ocultemos que podría haber dificultades”.

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