Los jóvenes españoles: ¿Mileurismo? ¿Generación desengaño? ¿Ni estudian ni trabajan?

Algo pasa con la juventud española para que merezca la atención de analistas nacionales e internacionales.

-          En España, uno de cada tres menores de veinticinco años está en paro. El 53% de las personas entre dieciocho y treinta y cinco años vive con sus padres. En la misma franja de edad, el 54% afirma no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. Según el informe Eurydice, de la Unión Europea, sólo el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo acorde con sus estudios.

-          Con todo, más del 80% de los jóvenes españoles declaran sentirse satisfechos con su vida.

-          ¿Qué les pasa a los jóvenes españoles? La publicación norteamericana Time les ha dedicado un artículo –“Generación Desengaño”- en el que se pasa revista a la juventud española. Los problemas fundamentales: la vivienda, directamente relacionada con el empleo; una cultura de consumo alimentada por un nivel de vida hasta ahora nunca conocido y que contrasta con su capacidad adquisitiva; la falta de relación entre la formación recibida y el empleo al que se aspira. Aún más: la inexistencia de puestos de trabajo y, cuando existen, la precariedad de los mismos.

-          Así, la “generación desengaño” es una generación que ve peligrar la idea general de que cada generación vive mejor que la generación de sus padres. Es una generación de “ambiciones frustradas”.

-          En El País, José Luis Barbería se pregunta si no ha surgido “una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar”, que ha encontrado que los jóvenes de las clases medias hallan dificultades para desarrollar proyectos vitales de futuro, que la vocación profesional ha desaparecido y que la preparación no encuentra recompensa.

-          Un dato que con frecuencia deja de subrayarse es el pragmatismo de los jóvenes españoles. Sólo el uno por ciento de ellos colabora con una ONG.

-          A esto hay que sumarle otro rasgo: lo que los sociólogos llaman “presentismo”, es decir, la mezcla de la sensación subjetiva de falta de perspectivas añadida a la prolongación de la juventud y la postergación del ingreso en la edad adulta. Predomina el “aquí y ahora”. También se arriesga menos, se compromete menos porque los resultados son inciertos. “Como el riesgo de frustración es grande, prefieren no descartar nada y definirse poco", explica Eduardo Bericat en El País.

-          Crítico del mileurismo como “ideología o comunidad de lamentos”, Valentí Puig afirma que es un estado transitorio, por duro que sea, y muy similar a los esfuerzos realizados por cada generación: “períodos de aprendizaje sin contraprestación económica, el vía crucis de las horas extra o los noviazgos interminables”.

-          Puig señala que “la familia en España absorbió (…) el paro, en un momento en que los fatalistas lo daban todo por inútil”. Si se menoscaba la familia, quedan menos resistencias y hay más intemperie.

-          Puig observa que “el mileurismo es consecuencia paradójica del crecimiento y a la vez de una cierta catalapesia social”, al tiempo que incide en cómo una sociedad española tan capaz de cambios y adaptaciones “no es lo suficientemente fluida y carece de la necesaria movilidad interna”, en referencia a la escasa movilidad geográfica por motivos de trabajo.

-          Al tiempo, el escritor advierte del peligro de caer en una “estética del mileurismo en lugar de apostar por el crecimiento económico y el esfuerzo personal”, sí como de que se prometan subvenciones “en lugar de abrir puertas”. En su traslación política, no se puede segmentar al electorado dirigiendo supuestas prebendas a un sector de la población que es tremendamente diverso entre sí. “Un partido político que se haga rehén de grupos de intereses segmentados a la larga se menoscaba a sí mismo al perder la condición de portavoz de intereses generales”.

-          En definitiva, según el autor de “Moderantismo”, “unos mileuristas pronto se comerán el mundo, otros optarán por compartir el trabajo con la vida privada, otros no triunfarán. Nada está escrito. Los individuos forjan su propio destino”.