¿Ha cambiado a los españoles la experiencia del confinamiento durante tres meses?

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Por culpa del Covid-19 los españoles han estado sometidos a un confinamiento que ha durado más de 90 días. La cultura mediterránea, caracterizada por el contacto físico, la cercanía y la vida en la calle, se vio interrumpida por un virus hasta ahora desconocido que viajó desde China hasta Europa. 

La mayor parte del globo se ha visto forzado a recluirse para evitar la expansión de la pandemia, pero España ha sido uno de los países más afectados. Las medidas de confinamiento han sido de las más restrictivas en el mundo, cambiando la forma de vivir inevitablemente. 

¿Qué cambios trajo el confinamiento?

La población se volvió dependiente de un internet que ya había comenzado a absorberlos hacía tiempo. Se volvió la principal herramienta para resolver  necesidades: el 62% de los españoles aumentaron sus compras online según un estudio de Cetelem. 

Familias y amigos sustituyeron el contacto físico por las famosas videollamadas cuyo tráfico se duplicó en España según datos del gestor de tráfico de redes De-Cix. Los balcones que antaño eran usados para fumar de vez en cuando, se volvieron el centro de la vida pública, el ágora de cada vecindario, aunque no todos tenían la suerte de tener uno. 

El contacto físico fue relegado por el distanciamiento social, los típicos dos besos son anacrónicos hoy. Desaparecieron el fútbol, la vida en la calle y los viajes, pero no nuestro trabajo que por fin dio el salto a ser telemático. Sin olvidar a los muchos profesionales que se sacrificaron para ir a primera línea porque, lamentablemente, sus quehaceres no podían realizarse a distancia, como los sanitarios, personal de limpieza y de supermercados que, aunque siempre fueron invisibles, ahora sabemos que son imprescindibles. 

¿Cómo ha cambiado el confinamiento a los españoles?

Desde un punto de vista psicológico Lidia G. Asensi, psicóloga sanitaria en el Centro Cepsim, expone que la percepción sobre estos profesionales ha cambiado gracias a la pandemia vivida: “En la sociedad actual, se adopta una posición muy clasista con respecto a las personas y el tipo de actividad que desempeña. Se valora a las personas por el tipo de profesión que tienen, llegando incluso a desvalorizarlas. Sin embargo, esta situación nos ha acercado a entender el valor que todo tipo de actividad tiene: Por supuesto necesitamos médicos, pero también trabajadores en los supermercados así como en los servicios de limpieza”.

También, confirma que han cambiado las relaciones sociales como las entendemos, pero considera que será algo temporal: “Es posible que surja cierta desconfianza y miedo a la hora de quedar con nuestros amigos de toda la vida o nuestros familiares. Estos a su vez están en contacto con otras redes, por lo que puede surgirnos la duda del riesgo de contagio. Además, en España, por nuestra cultura, somos personas más afectivas y cercanas que en otros países. Esta conducta, por el momento, es algo que no podemos poner en marcha, algo que nos resultará incómodo y frío al encontrarnos y despedirnos de nuestros seres queridos".

Un cambio significativo en la vida de muchos españoles, aunque no todos, ha sido el miedo que han desarrollado a situaciones que antes eran completamente naturales. Las malas experiencias vividas durante estos meses han hecho que las visitas a familiares, los abrazos o las actividades de ocio puedan causar pavor por miedo a un contagio. 

“En primer lugar, es importante normalizar que haya personas que tengan miedo a salir a la calle. La situación vivida ha generado en los seres humanos un gran impacto. Muchas personas han tenido vivencias complicadas durante estos meses: pérdidas de familiares, han padecido ellos mismos la enfermedad, personas que son de riesgo y la sobreinformación son variables que pueden generar miedo a las personas a la hora de retomar sus vidas. Entrar en contacto con situaciones que puedan generar un contagio les generará una gran ansiedad, la cual les resultará muy complicado gestionar” asegura Asensi. 

Respecto a los cambios que hemos sufrido, la psicóloga explica que es difícil hablar de forma general, cada persona ha vivido situaciones muy distintas en función del contacto que hayan tenido ellos o su familia con la enfermedad, el nivel adquisitivo, el dónde y con quién se hayan confinado…

Aunque, sí pueden hablarse de cambios que pueden ser más comunes: Habrá personas que continúen con su modo de vida previo al confinamiento, en cambio otras personas si han llevado a cabo cambios en su modo de vida, con los que se ha dado cuenta que no se encontraban cómodos. Dentro de los cambios que hemos podido experimentar, es posible que nos hayamos dado cuenta de cosas como:

- La necesidad de parar. Dejar de lado el piloto automático en el que nos encontramos en nuestro día a día.

- También nos hemos dado cuenta de que podemos perder cosas que considerábamos básicas, que jamás pensamos que podíamos perder como, dar un paseo, hacer deporte, viajar, estar con nuestros amigos y familiares, darnos un abrazo etc.

- Que es importante tener tiempo para uno mismo.

- Dejar de lado compromisos constantes que nos surgen.

También existen personas que se han “cambiado de bando”: “Es posible que haya personas que ahora estén saliendo más y realizando más ocio, por la posibilidad de que haya un nuevo confinamiento tras el verano. En cambio, habrá otras personas que se han dado cuenta que les gusta disfrutar de estar en casa y son rutinas que de momento no están dispuestos a perder” confirma la profesional.

Internet, que antes propiciaba que las personas se desconectaran de sus seres queridos, fue indispensable durante aquellos meses para no perder contacto con ellos. Por eso, la forma en la que internet influía en nuestras relaciones sociales ha hecho un movimiento pendular: “Internet y las videollamadas nos han permitido estar cerca de las personas a las que no podíamos ver ni abrazar" sentencia la psicóloga.

Algo más ha cambiado con respecto a nosotros y la red. A parte de utilizarla para mantener los vínculos con nuestros seres queridos más que antes, y comprar, también hemos descubierto y potenciado más posibilidades: “Bajo mi punto de vista, nos hemos dado cuenta de que podemos acceder a todo lo que nos propongamos a través de un clic. No necesitamos movernos de casa para ir a clase de yoga, un restaurante, a un curso, a clase de inglés, hacer la compra e ir al trabajo, entre otras muchas cosas” relata Asensi. 

Por último, el famoso teletrabajo: "Estos meses se ha comprobado cómo trabajar desde casa es algo muy positivo" afirma.

"Nos ha permitido ver que hay formas diferentes de acudir a nuestro puesto de trabajo, en la que no necesitamos la supervisión constante y en la que nosotros mismos podemos gestionar la forma y el horario de trabajo. Es posible que haya un antes y un después en relación a la forma de trabajar estipulada. Y por supuesto puede ser un gran paso para tener más presente en las empresas la lucha por la conciliación familiar" continúa. 

Por su parte, el sociólogo Antonio Izquierdo Escribano recalca la imposibilidad de generalizar con la situación: “No se puede generalizar las respuestas para todas las generaciones y que hay evidencia para contestar que, hasta hoy, no cabe ser optimista respecto de lo aprendido”. 

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